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Podría mentir y decir que el tipo de relación que llevamos me es suficiente. Pero hace mucho dejé de desear sólo tu cuerpo.

Necesitaba tus manos sobre mí, así como necesitaba oír tu voz, ver esa tan poco común sonrisa tuya, necesitaba ver más detalles, retratarte antes de perderte.

A veces pienso.

Pienso en cómo hubiera sido nuestra historia en otras circunstancias. Nos habríamos conocido en la universidad como dos personas normales, tal vez alquilado un piso, adoptado un gato…

Y nos hubiéramos mudado a Nueva Zelanda al terminar la universidad…

Tu madre habría llorado al verte partir y habrías jurado visitarla todos los años, yo te tomaría de la mano mientras el avión despega y…

O tal vez nos hubiéramos conocido en nuestra infancia, y nuestra única preocupación habría sido convencer a nuestros padres de ponernos en el mismo colegio. Un amor puro, inocente, donde tomo tu mano para ir al parque a ver el tiempo pasar.

Estaremos en la bahía de un país desconocido con gente que no luce para nada como nosotros a ver el atardecer, los edificios contrastarán con la luz del sol, tú sonríes.

Todo está bien, nadie va tras nosotros, bebemos una taza de café mientras observamos el detonar de fuegos artificiales en la Opera House, unas buenas vacaciones después de un año largo de trabajar sin descanso.

Ries al tomar la foto, esta vez estamos en Singapur, es nuestra luna de miel y estamos junto a la estatua de la bahía, hay muchos turistas a nuestro alrededor, pero yo sólo puedo verte a ti.

Vamos al jardín botánico, respiras profundo. Te recuerda al lugar que ahora llamamos hogar. Tomas mi mano y besas justo donde pusiste un anillo meses atrás.

Ahora corres, no estoy muy seguro de donde estamos, parece Rusia o Turquía. Traes algo en tus manos y me toma unos 10 segundos darme cuenta que es una flor. Hace frío y traigo puesto uno de tus guantes.

Luego recuerdo donde estamos, es Baku, donde debemos estar por trabajo por un tiempo. El viento aquí es terrible. Extraño el clima de Nueva Zelanda, y aquí la comida no es muy buena.

Pero caminamos tranquilos, a veces sin tomarnos de la mano por no llamar la atención en este lugar desconocido. No suenan ráfagas, solo las voces de las personas en un idioma que aún no logro comprender del todo, no hay esquema de seguridad, no llevas un arma en el bolsillo, no hay anillos de oro en tus dedos a excepción del de nuestra boda (y aquel es de plata), ¿de verdad está sucediendo todo esto?, ¿dónde quedaron los fajos de billetes?, ¿ los carros de millones de dólares?, ¿las grandes mansiones? Debo recordarme que todo está bien, estamos bien y es lo único que importa.

Volvemos tranquilos al pequeño apartamento de alquiler (con pinta de no haber sido remodelado desde la unión soviética) y puedes abrazarme hasta que mi mente se apague teniendo la certeza de que te veré al amanecer.

Ni la mayor riqueza del mundo importa cuando volvemos a casa en un vuelo de clase económica y estás contándome sobre la primera vez que subiste a un avión mientras acaricias mi mano allí donde dejaste un anillo ahora años atrás.

Ni la mayor riqueza importa cuando al verte a los ojos no encuentro nada más que bondad, cuando una sonrisa decora tu rostro cada dos por tres y siempre estás ahí, a mi lado y sin soltar mi mano, a mi lado y sin planes de desaparecer en la madrugada, a mi lado y sin que nuestras vidas corran peligro todos los días. Es hermoso, es una vida hermosa en este paraíso.

Auckland no es una ciudad muy grande, la vida parece ir en cámara lenta a este lado del mundo, pero de alguna forma ya han pasado 5 años desde que nos mudamos aquí y uno desde que llenamos aquel formato de adopción.

God Knows I Tried▪ChanbaekWhere stories live. Discover now