8.- Enhorabuena

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Narra ______Tn

Entré a mi habitación. El día había sido simplemente agotador. Sentía un hormigueo por mis piernas, energía en las yemas de los dedos y un severo nudo en el diafragma. Lo único que quería, en ese momento, era tumbarme en mi cama y soñar con absolutamente nada.

Caminé arrastrando los pies hacia mi lado de la habitación. Dejé caer mi bolso al piso e, inmediatamente, me tumbé sobre la cama. Solté un gruñido de cansancio y hartazgo.

-¿Qué tal tu clase de boxeo?- Cuestionó Yeleen, sentada sobre la planta alta de su litera.

-Menuda clase.- Respondí, mientras recordaba la estúpida excusa que puse para zafarme del desayuno al lado de Castiel y ella.

-Te noto cansada.- Observó.

-No estoy cansada, estoy muerta.-

-Los muertos no hablan.- Añadió.

-Sí hablan, pero nadie los escucha.- Repliqué.

-Interesante filosofía.- Ella soltó una pequeña carcajada. -Bueno, te dejo descansar.- Terminó.

-Qué amable.- Enuncié, justo después de una risa corta.

La única respuesta por su parte fue un encogimiento de hombros. A duras penas, levanté mi peso del colchón y lo redirigí al baño. Me puse el pijama, lavé mi rostro y mis dientes. Volví, lo más pronto posible a tirarme sobre la cama. Cerré mis ojos y poco a poco caí en un profundo sueño.

A la mañana siguiente me levanté, gracias al irritante sonido de mi alarma. Arrastrando los pies, me dirigí al cuarto de baño y me di una ducha. Al salir, me dirigí a mi armario y tomé un mono de vestir color azul marino, unas zapatillas abiertas, alacié y moldeé mi cabello, coloque unos aretes coqueta en mis orejas, acompallados de una gargantilla plateada en mi cuello.

Digamos que era un atuendo algo formal, ¿la razón?, debido a que esa mañana había una importante exposición en una galería reconocida, y Violetta, quien era una de las organizadoras, me había conseguido un empleo temporal como ambientadora musical, tocaría el piano mientras se llevaba a cabo el evento.

Tomé mi bolso, con todo lo necesario, y salí de la habitación. Cuando estaba a punto de entrar al elevador me topé con, nada más y nada menos que, Nathaniel.

-Hola...- Enuncié, algo apresurada.

-Genial, esperaba toparme contigo, justamente.- Afirmó.

-¿Enserio?- Lancé, adentrándome en el ascensor.

-Sí, estuve pensando mucho en ti.-

-¿En qué sentido?- Cuestioné, asustándome por la futura respuesta.

-Soñé contigo.- Escupió.

-¿Qué tipo de sueño?-

Él se quedó algo pensativo. -Digamos que fue algo tierno.-

-Interesante.- Las puertas se abrieron y me autoexpulsé del interior.

-Espera, ¿Vas a clase?- Nathaniel me seguía.

-No, voy al trabajo.-

-¿De nuevo a la cafetería?-

-No, iré a tocar.- Mis pasos comenzaron a acelerarse, en dirección al patio.

-Tócame esta.- Exclamó entre risas.

-Idiota.- Rodé los ojos e ignoré su comentario estúpido.

-¡Hey! No me ignores así.- Iba tras de mí.

-Lo siento, tengo prisa.- Crucé las puertas del campus y me dirigí a la parada de autobús.

PROHIBIDO/ Corazón de Melón en la Universidad- Ruta Rayan Zaidi #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora