Capitulo 8

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"The greatest show" - The greatest showman

Miriam estaba tirada en el sofá con las piernas sobre su madre, el helado que tenía apoyado en la barriga había comenzado a deshacerse y se manchó un par de veces la camiseta en el trayecto que hacia la cuchara hasta su boca.

-Hija, no sé si eres muy vaga o muy cerda – su madre sonreía, hacía casi un mes que no veía a sus hijos, pero ahora que empezaban las clases pasarían por allí más a menudo, no en vano tenían una casita cerca del campus.

-No sé de qué me hablas – dijo Miriam con la boca llena de helado, cuando tragó recogió las gotas que le quedaban en los labios con la lengua -, soy una perfecta señorita.

En casa de la familia siempre estaba puesto algún canal de series y películas en la televisión, desde pequeños, Agoney y Miriam habían sido educados en el mundo del arte en todas sus formas, y sus padres no podrían haber estado más felices cuando Miriam les comunicó su decisión de estudiar Bellas Artes, por otro lado, la decepción fue mayor cuando su hijo mayor les había dicho que no quería ir a la universidad, aunque por otra parte sintieron un gran alivio, era algo que nunca les habían dicho, pero desde el día en que decidieron adoptarles habían intentado tener unos ahorros para los estudios de ambos, pero por desgracia sabían que lo que habían logrado por aquel entonces no sería suficiente.

-¿Y como ves a tu hermano, cielo? – la mujer estaba siempre al tanto de las idas y venidas de su hijo, de sus relaciones amorosas y también sabía que por mucho que él se hartase intentándolo disimular, su madre sabía cuánto podía llegar a afectarle.

-Bien, momma, solo fueron un par de meses – Miriam no quería preocupar a su madre, pero ella si se daba cuenta de que su hermano se esforzaba demasiado por parecer animado o hacer la gracia, incluso pasaba demasiado tiempo con Raoul, en parte llevaba razón, no había estado saliendo mucho tiempo con Oliver, pero si había estado muchísimo tiempo colado por aquel chico.

-No sé, hija, me preocupa que no...

-¡Señora! – interrumpió Raoul desde la cocina.

-Oh, corazón, llámame Martha por favor – sonrió y se dirigió hacia la cocina, el lugar era pequeñito, pero para una persona sola era más que suficiente -. ¿Qué necesitáis por aquí?

Su hijo estaba lavando la pila de platos que se habían acumulado tras la comida y el rubio estaba haciéndole compañía. Le gustaba verle sonreír como lo estaba haciendo en aquel momento, tenía las manos llenas de espuma e intentaba limpiarse la frente, haciéndolo aún peor, fue entonces cuando vio que estaba empapado de arriba abajo.

-Oh, por los santos, Agoney, ¿qué has hecho? – se apresuró a coger un trapo del cajón superior y limpiarle las manos y la cara -. Toma, querido – le entregó el trapo a Raoul -, ayúdale mientras voy a ver si queda algo de ropa de Kenny por las habitaciones.

Raoul se acercó a Agoney y este sonrió al ver que iba a secarle por la nuca.

-A ver, chiquitín – le dijo con una media sonrisa -, que si lo que quieres es meterme mano yo te dejo eh, no hacía falta que me hicieses pillar una pulmonía -. Raoul, que aún no se terminaba de acostumbrar al carácter de Agoney, tan bromista y siempre diciendo cosas como aquellas, no sabía cómo reaccionar de otra forma que no fuese ponerse completamente rojo.

-Yo... - se mordió el labio inferior con nerviosismo y decidió apartar la mirada y seguir secándole un poco -. ¿Cómo iba a saber que por poner esa olla ahí te ibas a mojar entero? – habló tan rápido que Agoney se dio cuenta de que realmente estaba de los nervios.

-Raoul - se giró y le agarró la mano con la que sostenía el paño -, es broma, me cambio y ya está.

Raoul sonrió, el otro no le soltaba la mano y por algún extraño motivo aquello parecía un gesto mucho más íntimo de lo que debía ser, y sin duda más de lo que a él le gustaría.

fernweh | ragoneyWhere stories live. Discover now