tres

1K 105 102
                                    

George estaba en la soledad de una de sus muchas habitaciones, jugando nervioso con sus manos mientras que Richard hablaba por teléfono en algún otro lugar de la casa.

Hace minutos que se sentía un poco desesperado, sentía la necesidad de contarle a Dhani lo que le estaba ocurriendo a su cuerpo.

Era algo obvio que el muchacho lo estaba notando de apoco al verlo tan agotado al final del día, o cuando en ocasiones lo encontraba tosiendo en demasía sobre un pañuelo. Esos "sólo pesqué un resfriado" el menor de los Harrison ya no se los estaba creyendo, se lo preguntaba a su madre pero ella tampoco estaba teniendo idea de lo que le estaba ocurriendo a su esposo. Por su cabeza ya estaba cruzando la cabeza de preguntárselo a su tío Richard.

Starkey se asustó un poco al encontrarlo con la cabeza tirada hacia atrás, dándose cuenta de inmediato que se encontraba llorando gracias a lo brillantes que sus mejillas estaban.

"Necesito contárselo." Fue lo único que logró articular con el pesado nudo que en su garganta se había formado hace segundos atrás. "Siento una presión en el pecho cada vez que lo veo."

Ringo acunó el rostro del menor entre sus manos, limpiando las lágrimas que bajaban por sus mejillas. Sabía muy bien que su Geo estaba desesperado, pocas veces lo había visto llorar en todo lo que llevaban compartiendo de vida, y en cada vez que vió esas gordas lágrimas callendo por sus delgadas mejillas su corazón dolía, y esta vez no era la excepción.

"¿Por qué no salimos de aquí, cielo?" Propuso el mayor, logrando que Harrison lo observara un tanto confundido. "Siento que estar encerrado mucho tiempo no es muy bueno para ti, anda salgamos a tomar aire fresco un rato."

El de mirada oscura sabía muy bien que su muchacho de ojos ultramar quería evitar cualquier tema de conversación que tuviera que ver con su enfermedad, y a decir verdad él también quería hacerlo, lo único que quería hacer era olvidarla, aunque estuviera incrustada en su cuerpo.

"Anda, niño." Dijo a propósito ese apodo, haciendo que el más alto sonriera con nostalgia. "Hoy será uno de esos muchos días de Geo y Ringo."

"Richie..." Musitó el enfermo, levantándose de la cama para poder ver de una mejor forma al hombre que tenía su mundo de cabeza desde hace tanto tiempo. "Nunca vas a olvidarme, ¿Verdad?"

Esa era una de sus grandes incógnitas, si alguien en el mundo lo recordaría luego de que hayan pasado años de su muerte, o que si Ringo lograría vivir su vida de una forma normal después de que dejara de existir. Posiblemente no estaría en paz si ese brillo especial que tienen esos profundos ojos azules dejara de estar en donde pertenece por su culpa.

Quería que ese brillo siempre estuviera ahí, sin importar si él estaba caminando sobre el mundo o no.

No quería que le ocurriera lo mismo que le ocurrió a Paul cuando le arrebataron a John de su lado hace años atrás en una fría noche de diciembre.

Algo bueno debería traer consigo la muerte, ¿No? Si es que ese paraíso del que todos hablaban existía se reencontraría con John luego de tanto tiempo.

[...]

Ambos se habían internado a uno de los muchos pequeños bosques que tenía el terreno de Friar Park, con lo suficiente para pasar una tarde ahí metido en una canasta de picnic.

Richard recargaba su espalda en un viejo sauce mientras hacía cariños en el cabello de George, ya que este había tomado la iniciativa de dejar descansar su cabeza en los muslos del mayor, con el resto de su cuerpo estirado sobre el muy bien cuidado césped.

A un par de metros más lejos que ellos descansaba un mantel de cuadros azules con un par de cosas que habían ocupado para hacer sándwiches, y un par de objetos que habían encontrado necesarios para pasar una tarde amena. Una vieja guitarra, tal vez no tan vieja como ellos, pero si era vieja. El brillante y viejo carrusel que Harrison le había obsequiado a su amado hacía muchísimos años atrás.

Wait For Me. [Starrison]Where stories live. Discover now