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Cada día tenía menos fuerzas para levantarse de la cama y seguir viviendo. Ya no sentía la necesidad de estar de pie en el mundo luego de todo lo que George le dijo hace casi cinco meses atrás.

Le dolía el alma de sólo recordar las palabras que dijo su amado esa noche. Todas las noches despertaba llorando porque en sus sueños seguía repitiéndose ese momento, ese momento en el qué el menor rompió su corazón, como juró nunca hacerlo.

Intentaba arreglar su matrimonio con Maureen, hacia el intento por distraerse en el estudio, o con sus hijos, pero siempre terminaba llorando de alguna u otra forma. Nunca creyó que 1975 empezaría tan mal.

Esa mañana ni siquiera se molestó en levantarse de la cama, se encontraba observando el techo, intentando disfrutar de la calidez de esa cama que alguna vez fue cómplice de todo el amor que sentían el uno por el otro. Sentía que ya no tenía lágrimas que llorar, ni vida que vivir, no si estaba lejos de él.

«"Ella es Olivia." Esa frase fue la inicial para comenzar con su caos interno. "Nos conocimos hace un par de meses."»

El nudo en su garganta volvió a aparecer al recordar el inicio del pequeño discurso que tenía el amor de su vida para comenzar a destruirlo sin querer.

«"Es genial, ¿Verdad? Ella... Ella práctica el hinduísmo también." Sus ojos brillaban al hablar de ella cuando no estaba presente.»

Su corazón dolía al recordar como era que los ojos de Harrison brillaban al momento de hablar de esa muchacha, como era que sonreía y lo emocionado que se veía. Se suponía que el brillo en los ojos del menor sólo pertenecería a él hasta el día en que muriera, no a alguien más.

«"Tengo algo que decirte..." Richard ya lo había visto venir, desde que los vió bailar juntos en uno de los pasillos del Madison Square Garden, hasta cuando vió que el castaño le regalaba una rosa a Olivia. "La prensa está comenzando a hablar sobre Eric y Pattie... N-Necesito a alguien para pasar desapercibido." El mayor de ambos sabía que eso solamente fue una excusa.»

"Su corazón ya le pertenece a alguien más." Se susurró a si mismo, quitando con lentitud el anillo que compartían desde que eran jóvenes. "Algún día tenía que pasar, ¿Verdad? Nadie puede soportarte."

Lágrimas habían comenzado a caer por el borde de sus ojos, para luego terminar muertas sobre la almohada en la que su cabeza estaba descansando.

«"C-Creo que la amo." Esas simples cuatro palabras fueron suficientes para destruir por completo el mundo del ojiazul, quería llorar de la frustración, quería morir en ese instante. "Creo que me enamoré de ella sin querer."»

Debió suponerlo, desde el instante en que él llegó emocionado al Madison Square Garden para abrazarlo y llenarlo de besos para demostrarle lo mucho que lo había extrañado en las últimas semanas, pero el de ojos pardo solamente lo alejó de él cuando lo abrazó. Debió suponerlo cuando esa misma noche pudo apreciar que el anillo que compartían ya no estaba en el dedo del castaño.

«"Deberíamos darnos un tiempo... Ya sabes, para pensar las cosas." Intentó sonreír ante la idea de Harrison, pero eso no funcionó muy bien. "Tal vez debamos separarnos por un tiempo." Pero él lo menos que quería era estar alejado de su muchacho, es más, siempre lo quería más cerca. Algo obvio que era un pensamiento unilateral.»

Ya habían pasado cinco meses desde que se tomaron un tiempo. Tiempo en donde el ojiazul se lo pasaba llorando todas las noches hasta el punto de tener que parar en un hospital por deshidratación. El doctor dijo que casi moría por el descuido de su cuerpo, pero a él no le importó mucho. Lo que menos quería hacer era estar vivo.

Wait For Me. [Starrison]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora