Parte siete

921 104 9
                                    


Kyungsoo




Era extraño sentirme tan tranquilo cuando acababa de besarme dos veces con Kai, uno de mis captores.

Al principio lo había hecho con la intención de ganármelo aún más y poder tener a alguien que me diera estabilidad dentro de este oscuro, sucio y apestoso lugar. Pero sus besos me hicieron cambiar de opinión, los labios de Kai sabían tan bien como aparentaban y su tacto gentil y tierno a mi cuerpo mientras me acercaba a él terminaba por derretirme. Sin duda uno de los mejores besos de mi vida... Y había sido con un hombre, y para rematar, con una de las personas involucradas en mi secuestro.

Me quedé sentado en la cama cuando Kai se hubo marchado de nuevo. La sonrisa boba no desaparecía de mis labios desde que las lágrimas habían dejado de caer, y ahora cada vez que pensaba en el de tez morena mi corazón respondía con extremada fuerza, agolpándome las mejillas con sangre extra.

Oh, por Dios... Síndrome de Estocolmo, yo había oído hablar algo de eso. Me parece que lo había visto en la televisión junto a BaekHyun una noche en que no teníamos nada bueno que hacer en mi departamento. Recuerdo incluso que Baek estaba muy impactado por aquel reportaje y por las personas que testificaban en prueba... Esa noche me había repetido hasta el cansancio que no le cabía en la cabeza cómo se podían enamorar de gente que les estaba haciendo tanto daño.

Solo ahora comprendo que BaekHyun no tiene idea de nada. Seguramente si estuviera al tanto de lo complejos que están siendo mis sentimientos ahora mismo, me enviaría al mejor psicólogo de la ciudad para que me hiciera un lavado de cerebro o algo parecido.

Aunque esto estaba lejos de centrarse en el cerebro, más bien era un órgano más importante el involucrado.

Bueno, hay otra cosa cierta en esto. Los expertos mencionaban que la persona que padecía de aquel síndrome no estaba al tanto de ello, es decir, que era imposible que yo estuviera bajo esa enfermedad, porque me estaba prácticamente auto diagnosticando.

Eso me hizo sentir más aliviado... Por un lado. No es que sentirme de esta manera por Kai me dejara muy tranquilo de todas maneras, pero tener a alguien "importante" dentro de este sitio hacía que sintiera más ganas de sobrellevarlo todo. Por Kai me estaba haciendo fuerte. No quería verlo dañado de nuevo, no después de las cicatrices que se cargaba en el cuerpo por mi culpa.

"Siempre será lo más importante..."

Diablos, y esa maldita frase no dejaba de repercutir en mi memoria. Kai tenía a alguien que era malditamente especial en su vida, y al que quizás trataba igual o mejor que a mí. Hice un puchero al imaginarlo abrazando o besando a otra persona, y la idea me resultaba patéticamente dolorosa.

De seguro el moreno estaba acostumbrado a tratar de esta manera a sus "encargos" y era una manera de lograr que le obedeciéramos en todo, y diablos que lo había logrado. Se estaba ganando ciegamente mi confianza desde que se enfrentó a Kris por mí.

—Aquí está tu comida, Kyung... Cómela toda, ya sabes. No me iré de aquí hasta que el plato esté vacío. — Me sobresalté al oírlo entrar.

Traía esa hermosa sonrisa blanca consigo. Se acercó a mí y dejó la bandeja sobre la cama, para mi sorpresa, un plato repleto de Ramen reposaba exquisitamente invitándome a comerlo.

—¿Y esto? — Le dije incrédulo, mirándolo a él y a la comida alternadamente.

—Sé que quizás no es lo que te hubiera gustado comer después de probar la asquerosa comida de Xiumin... — Hizo una mueca. — Pero en vista de que yo tampoco sé cocinar, me decidí por algo rápido y sencillo. Espero que no esté incomible...

Kai, la celda y Kyungsoo [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora