Día 3 (II)

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En el sofá de la sala, Joaquín cerró los ojos al sentir el suave frote de los labios de José, la sensación lo embriagaba, lo excitaba y comenzó a mover sus labios para frotarlos también. José se separó un poco para decirle.

—Abre un poco la boca.

El hombre regresó sus labios a los de Joaquín, y besó el labio inferior, y luego el superior. Joaquín sentía el deseo en su estómago y empezó a acariciar el cuello de José, quién puso su mano en su cuello y le guio la cabeza para darle un beso más profundo. José pasó su lengua por los labios de Joaquín, y él vibró en sus brazos por el placer que estaba recibiendo. Joaquín también comenzó a besar cada labio de José, pasar la lengua por sus labios, hasta que ambas lenguas se frotaron, y Joaquín la movió apretando sus labios a los de José. Ambos jugueteaban con sus lenguas y sin saber cómo, cada lengua estaba en la boca del otro, moviéndose dentro de ella y frotándose una a la otra.

El chico bajó la mano, la metió dentro de la toalla de José, haciendo que se abriera por completo, dejando expuesto el duro pene del hombre, y lo agarró con su mano para disfrutar de su calor, dureza y suavidad. Al sentir la mano de Joaquín en su pene, José lanzó un suave gemido y besó con fuerza frotando su lengua a la de Joaquín, luego metió su mano dentro de la toalla, y agarró en duro y caliente pene del chico. Cada uno comenzó a masturbar al otro, y en cada beso profundo, lo apretaban, haciendo que se excitaran aún más.

El chico separó sus labios de los de José, le besó el cuello suavemente, soltando el pene de él para acariciarle su firmes pectorales, y siguió besándolo por el torso, poco a poco con besos suaves, hasta que al tener el pene frente a él, lo besó en la punta, dejando un hilo del fluido que salía del pene y sus labios, le lamió la punta, y pasó la lengua por todo el pene, una y otra vez, chupando la punta cada vez que la lengua llegaba a ella. Le escupió y lo metió en su boca, para empezar a chuparlo, de arriba abajo y de abajo arriba, cada vez más intenso, y cada vez más del pene de José dentro de su boca. De pronto, José sintió la garganta de Joaquín en la punta de su pene, el chico se lo había tragado todo y seguía chupando para darle tal placer que hizo que soltara un sonoro gemido.

Cuando Joaquín sacó el pene de su garganta y empezó a lamerlo por completo, José tomó su cara entre sus manos y la subió hasta colocarla delante de él, para pasarle toda la lengua por sus labios, y luego moverla dentro de la boca de Joaquín mientras frotaba sus labios. Siguió besándolo y se levantó del sofá, soltando sus labios con una sonrisa, con los ojos puestos en la mirada de deseo del chico. Lo tomó por las piernas y lo guio para acostarlo boca arriba en el sofá. Se arrodilló en el sofá delante de su pene y comenzó a chuparlo, lo lamió bien, lo llenó de saliva, y comenzó a chuparle la punta y masturbarlo al mismo tiempo, girando su mano cada vez que la bajaba.

Joaquín le acariciaba la cabeza, y cuando sintió su pene en la garganta de José, cerró sus manos agarrando con fuerza el cabello del hombre que se lo había tragado completo. José lo sacó de su garganta, lo agarró con una mano delante de su boca, y Joaquín comenzó a embestirlo, cogiéndolo por la boca. José lo chupaba con fuerza en cada embestida, y llegó un momento que el chico se detuvo, y José empezó a lamerlo. Metió la mano debajo de sus bolas y las levantó, y comenzó a lamerlas con cuidado, metiendo en su boca cada una de ellas, jugando con su lengua para acariciarlas. Joaquín gemía de placer, y José lo miraba complacido de ser quién lo hacía sentir de esa manera. Soltó las bolas, se levantó y le subió las piernas a Joaquín hasta doblarlas por la cadera, dejando expuesto el perineo y el ano. Lamió de nuevo las bolas, y chupo muy suavemente cada una de ellas, lamió luego la base de las bolas, y pasó su lengua por el perineo.

Joaquín se arqueó de placer, soltó un gemido fuerte, y José comenzó a lamerle el perineo por todos lados. De vez en cuando le lamía las bolas, y de vez en cuando le chupaba el pene. Siguió lamiéndole el perineo, bajo la lengua y lamió el ano. Joaquín se arqueó un poco y soltó un pequeño gemido que excitó más a José. Siguió lamiendo el ano, y comenzó a meter la lengua dentro de él, y el chico se movía buscando la lengua de José para complacerse, y él la metía lo más fuerte que podía, haciendo que Joaquín soltara un gemido. José veía las arqueadas del chico, y la cara de placer que tenía.

Escort para un retrasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora