capitulo 6

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No es divertido.
Como se atrevía Hayder a ignorar sus deseos, no es que ella protestara mucho
en voz alta. Fiel a su costumbre, Arabella se mantuvo tranquila mientras se sentaba
para comer en el reservado del restaurante. ¿Su única concesión al disgusto? Su labio
inferior sobresaliendo en un puchero.
Su pequeña mueca de desafío tuvo audiencia, ya que ella no estaba sentada
sola. Hayder estaba recostado en la mesa frente a ella. El maître los había sentado en
un reservado que era demasiado grande para los dos. El cual era privado también.
Íntimo, así como la vela que parpadeaba sobre la mesa y que los envolvía en un
capullo de luz cálida. Hablando de cálido… el asiento en forma de U resultó frío contra
su trasero y no hizo nada para atenuar su humor, que oscilaba entre perplejo y
enojado. Desconcertada porque, mientras ella no podía recordar la mayor parte de lo
que pasó, si recordaba que Hayder tuvo que quitarla de encima de Jim, el cerdo que le
había aclarado, con gran detalle, las cosas asquerosas que le haría cuando fuera su
compañera. Pero conocer las intenciones de Jim, no fue lo que la convirtió en una
mujer salvaje, fuera de control. No, su estallido temporal fue debido al satisfecho león frente a ella.
Jim había hecho a Hayder sangrar, nada que amenazara su vida por las heridas
recibidas, pero aún así algo en ella se rompió. ¡Cómo se atrevió Jim a hacerle daño!
Extraño, como la herida la precipitó a la acción, y sin embargo, cuando la gente la
amenazaba con violencia, ella escondía la cabeza y la tomaba. ¿Por qué no  puedo defenderme a mi misma?
Quizás su acto de hoy haría que estuviera más dispuesta a luchar.
Luché y gané. Gané, incluso si ella no tuviera ni idea de cómo lo hizo. Hayder no
parecía cuestionar el cómo. Una vez que la había arrastrado lejos, gritando y
amenazando con cortarle sus partes masculinas a Jim, Hayder la hizo girar con un
chillido exuberante.
—Le pateaste el culo, nena. Sabía que había una mujer salvaje oculta ahí. Y
apuesto a que se te abrió el apetito. —Tenía hambre, Arabella no era una chica que se
saltara las comidas, pero el intento de secuestro había dejado una cosa en claro. No era seguro salir en público y se lo señaló.
—Te dije que era peligroso salir, — lo acusó, todavía llena de adrenalina, por la
emoción de la lucha.
—Estaba allí para protegerte y a fin de cuentas, tuve que arrastrarte fuera del
tipo, estoy bastante seguro que necesitará algunos puntos de sutura, realmente sabes
cómo defenderte. — La primera. No sabía lo que se había apoderado de ella. Olió sangre, la de Hayder para ser exactos y perdió su maldita mente. Literalmente.
Y le gustó.
Pero el acto fue una aberración. No podía contar con la sorpresa y la adrenalina
para que la protegiera una vez más, y su clan anterior lo intentaría de nuevo, ella
estaba segura.
—Simplemente deberías dejar que me llevaran. Nunca van a parar. —
—Dejar que te lleven no es una opción. —
—Debido a tu promesa a Jeoff. —
—No, porque no dejaría que esos cabrones tomaran a nadie, especialmente,
teniendo en cuenta su intención de forzarte a un apareamiento. —
¿Por qué la deprimió su respuesta genérica?
—Por protegerme, sin embargo, te estás poniendo a ti mismo en peligro. —
—Bah. — Él se burló. —¿Qué peligro? —
Ella parpadeó.
—¿Estás mal de la cabeza? ¿O no recuerdas lo que acaba de suceder? Fueron a
por ti con la van, me secuestraron en la calle, luego trataron de matarte al arrojarte
fuera. Oh, y luego trataron de acuchillarte. — Ella no pudo evitar casi gritar su
respuesta, todavía en shock por sus acciones.
Una vez más, un ruido burlón se le escapó.
—Ah. ¿Llamas a eso peligro? Lo veo más como deporte. Y para que lo sepas,
incluso si se las hubieran arreglado para lanzarme fuera, no habrían llegado muy lejos.

El Orgullo es propietario de esta ciudad. No creerías en serio, que eras la única
observando, ¿verdad? Los cazadores del Orgullo nos estaban siguiendo a cada paso del camino. —¿Qué cazadores? No vi a nadie. —No se suponía que lo hicieras. —
Abandonando a los lobos inconscientes en el callejón, metió la mano en el
hueco de su brazo, corono la jugada perfecta con una serie de estornudos, y la arrastró
hasta la acera. Una vez allí, señaló y alegremente anunció,
—Ahí están Luna y Zena fingiendo ver escaparates. En aquel coche de allí, el
rojo brillante con la rubia al volante, es Stacy. Estoy bastante seguro que Melly está
sobre el tejado maldiciéndome por arruinar su diversión. Ella ama lanzarse en picada y
patearles las colas. Personalmente, creo que ella vio demasiadas películas de Batman
cuando era niña. Al menos ella dejó de llevar el maldito traje de cuero la última vez
que su leona se enredó con él. —
Con la necia interpretación de las características de su Orgullo y trucos
embarazosos,
Hayder los hizo caminar unas pocas cuadras hasta el restaurante, A Lion‘s Pride, una cadena de restaurante de carnes, propiedad de nada menos, que del alfa de Hayder.
A pesar de su débil protesta de que deberían volver al apartamento, aún más
débil, una vez que ella olió el aroma celestial de la carne asada flotando, él pronto la
metió en un reservado y le dijo al camarero,
—Tráenos tu mejor champaña. Arabella, aquí, le pateo en serio el culo a alguien, y eso es motivo de celebración. —
Ella casi gimió. Grandioso, quería celebrar un acto que probablemente volvería a golpearla cuando Jim y los otros del clan la atraparan de nuevo.
¿En que estaba pensando? Ella sabía que no debía tomar represalias. Desafiar
dolía más al final, que el breve placer de luchar.
Añade la abierta burla de Hayder por el ataque y ella no albergaba ninguna duda de que su viejo clan vendría a cazarla de nuevo. Ellos seguirían viniendo y viniendo hasta que ella volviera al seno del clan. Entonces, ellos le harían pagar antes de morir.
—Tienes esa mirada de nuevo, — anunció Hayder mientras chasqueaba los
dedos delante de sus ojos.
—¿Qué mirada? — ella masculló, mientras miraba la veta de madera pulida de
la mesa. Ningún mantel adornaba la superficie, solamente la madera pura, que
realmente no podía sostener su atención lejos del hombre frente a ella.
—Aquella mirada que dice ¡ay de mí, me he rendido! Esa no es una mirada buena. —
—¿Por qué te preocupa? —
—Porque si. —
—Porque si no es una respuesta. — Las palabras dejaron su boca, y ella no tuvo
tiempo de horrorizarse por replicar, cuando su risa se arrastró sobre ella.
—Bien, eso está un poco mejor. Deberías dejar salir ese espíritu tuyo más a
menudo. — A Arabella le encantaría dejarla salir, pero ella la había enterrado tan profundo, que dudó que ella alguna vez, lograra convencerla de ver la luz del día otra vez.
Ociosamente trazó su nombre en la superficie de la mesa, algo para mirar en lugar de él.
—Yo no te entiendo. — Ella no lo hacía. Cuán distinto era él de los hombres con los que había crecido y estaba acostumbrada. De alguna manera, él le recordaba a su
hermano, Jeoff.
Excepto que nunca quise besar a mi hermano.
—¿Pero el que no me entiendas no es lo que me hace aún más interesante?
Solamente piensa, que soy como un regalo misterioso, bebé, uno que puedes
desenvolver en cualquier momento. Preferiblemente con tus labios y dientes. —
Palabras escandalosas, pero su cuerpo fue el que mostró la reacción aún más
impactante. El coqueteo descarado provocó una reacción en cadena. No podía
ayudarse a esconder el endurecimiento de sus pezones en rígidas puntas, más de lo
que podía ocultar el calor que seguramente coloreaba sus mejillas.
—No sé cómo puedes ser tan frívolo. — O decir esas cosas sucias. Dilas de
nuevo.
—Si digo “porque si” otra vez, ¿vas a ponerte ruda conmigo? Tengo una cama con dosel y muchas corbatas. — Él guiñó un ojo.

Cuando un Beta Ruge •||Saga El Orgullo Del Leon 2 ||• [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora