16- Salida

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Luego de aquel día, nos encontrábamos a menudo para que nuestras hijas jugaran y un día, Yui invitó a Eugeo y Selka al cine, ellos aceptaron gustosos y ahora estábamos saliendo de la sala de proyección.

-La princesa era muy linda- Yui saltaba emocionada.

-Sí y el príncipe también- Selka reía, en esas semanas estaba más habladora y enérgica…creo que estar tanto con Yui le contagió el ánimo.

-Pero papá es mas lindo ¿cierto?- Eugeo carga a Selka.

-Sí, tú eres el más lindo- Su hija lo besa en la mejilla y lo abraza. En ese momento mi niña los miraba con un poco de tristeza, sabía que ella quería hacer aquello con su padre, cosa que Eugeo también notó.

-Yui ¿Tú también crees que soy lindo?- la carga en su otro brazo.

-Sí, eres un lindo papá- besa su mejilla y lo abraza, Selka se une también, se veían muy tiernos.

-Aún podemos ir por helado ¿quieren?- sugiero.

-¡Sí!- los tres dicen al unísono.
Vamos hasta una heladería cerca y luego de acabar sus helados, las pequeñas van a los juegos, desde nuestra mesa las mirábamos.

-Asuna…- reconocí la voz de la persona que me llamó y volteo.

-Kazuto- digo seria.

-¿Kazuto Kirigaya?- Eugeo lo mira sorprendido.

-¿Eugeo? ¡Amigo!- sonríen y se saludan.

-¿Cómo te va? Hace años que no sé de ti-

-Pues bien ¿y tú?…- se notaba su molestia.

-Igual bien y veo que se conocen- el rubio nos mira, yo solo quería que Kirito se fuera.

-Sí, fuimos novios y trató de hacerme creer que su hija era mía- dice el chico como si nada.

-Eso no es cierto- lo miro molesta -y te dije que no quería volver a verte-

-No voy a dejar que te burles de mi amigo también- me mira con desprecio -Si estás interesado en ella, te recomiendo que te alejes, no vale la pena estar con este tipo de…mujer- decía a Eugeo con mucha seguridad,  yo quería golpearlo y que mi amigo no creyera tales cosas.

-¿Tú fuiste el novio que dejó que la echaran a la calle cuando estaba por tener a su bebé?- Eugeo lo mira serio y Kirito no dice nada -Así la bebé no fuera tuya…¿qué tipo de hombre permite que una mujer que está por dar a luz esté sola en la calle y sin tener a dónde ir?- mira fijo a su amigo.

-¿También te metió a su cama? ¿Por eso la defiendes?- nos mira burlón.

-No, Asuna es una mujer que merece respeto- niega -Me apena ver la persona en la que te has convertido y lástima por la pequeña Yui…solo un ciego no se daría cuenta que la niña es idéntica a ti- suspira -ahora te pido que te vayas, no querrás que tu hija escuche como insultas a su madre- señala los juegos donde estaban las niñas.

Kirito mira por unos segundos a Yui y luego se va sin decir nada.

-Yo…lo que él dijo no es cierto- sollozo -Yui es su hija y yo jamás lo engañé-

-Tranquila, te creo- el rubio me abraza -sé que no mientes…solo ese idiota no ve que tu pequeña es prácticamente una copia de él- nos separamos y saca un pañuelo con el que limpia mis lágrimas -ahora debes calmarte para que Yui no te vea llorar o se pondrá muy triste- sonríe.

-Gracias- sonrío también -eres un chico muy lindo-

-Lo sé- bromea y luego las niñas regresan.

-¿Podemos comer otro helado?- Selka y Yui hacen puchero.

-No, ya comieron mucho dulce y luego les dolerá el estómago- niego.

-Pero mami…-

-Asuna tiene razón, además ya casi es hora de cenar y deben comer- Eugeo me apoya.

-Yui dice que cocina muy rico- Selka se acerca a mí algo nerviosa -¿Puede hacer la cena en nuestra casa? La comida de papá no es tan buena-

-¡Ey! Me has roto el corazón- Eugeo finge llorar y las niñas ríen.

-Háblame de tú, dime Asuna- sonrío -y con mucho gusto cocinaré para ustedes-

-Sí, gracias- la pequeña me abraza y luego va con Yui.

-No tienes que hacerlo si estás ocupada-

-No hay problema, mañana es fin de semana y Yui no tiene escuela-
Salimos de la heladería y Eugeo nos lleva a su departamento, estaba decorado muy bonito y era cálido.

-Bueno…yo cocinaré, pero necesitaré ayudantes ¿quiénes podrán ser?- finjo buscar a alguien.

-¡Yo!- las niñas saltan y dicen a la vez.

-Tendré unas muy lindas ayudantes- vamos a la cocina y empezamos a preparar la comida, ellas siempre lejos del fuego y utensilios peligrosos.

-Eres increíble- Eugeo sonríe desde el marco de la puerta.

-¿Qué hace ahí parado, señor? Debe ayudar y poner la mesa- digo en tono autoritario.

-Como diga, general- hace un gesto militar y va al comedor, nosotras solo reímos.

Lo que un día fueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora