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Cap 2/2...

Alma...

Desde anoche que estoy en la clínica cuido el sueño de mi hija con un profundo estado de dolor, no puedo dejar de llorar desde que recibí aquella terrible noticia. El corazón de todos en la familia se destrozó, todo es tristeza y desaliento.

No se sabe todavía con claridad que fue lo que ocurrió en el apartamento, solo quedaron cenizas en ese lugar y al parecer mis nietos quedaron allí. El sitio se encuentra en investigación y lo que se puede saber es que el incendio pudo ser provocado porque las cámaras de seguridad fueron apagadas a esa hora.

Es muy difícil todo esto, eran unos niños, unos angelitos que no merecían lo que les sucedió. En momentos siento decaer, pero debo ser fuerte por mi hija, si para nosotros es tan doloroso para ella mucho más.

Tengo mucho miedo por Roberta, se ha levantado varias veces y pierde el sentido siempre al mencionar a sus hijos, pide que se los traigan, que le digan que es mentira y no sé que hacer en ese momento, solo me suelto a llorar e intento calmarla, pero no lo logro.

El doctor dijo que tenía que tratar de tranquilizarse, el estar tan alterada no le sienta bien ni a ella ni al bebé que viene en camino del cual no sabíamos nada.

Karen está en la casa con Mía, pero quedó muy asustada, no deja de preguntar por su mamá y por sus hermanos y no sabemos que decirle, ni como.

Luján se encuentra en el edificio al tanto de noticias, pero hasta ahora nada favorable.

Diego vino anoche a altas horas, pero no lo dejaron ingresar, él también estaba destrozado y se refugio en los chicos que le han servido de soporto aunque nada lo consuela.

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Diego...

Anoche estaba listo para dormir, me encontraba tan feliz que no dejaba de sonreír solo como un tonto al recordar a mis hijos felices y a ella también, pero toda esa felicidad se fue al piso cuando recibí aquella llamada.

Simplemente no podía creerlo, esto no podía estar pasándonos. Temblando busqué ropa en el armario mientras las lágrimas no me dejaban ver con claridad, el dolor en mi pecho era muy punzante. Golpeé con frustración la pared, aventé todo lo que había en la mesa, grité y grité tratando de aliviar el dolor en mi pecho pero nada lo calmaba, la desesperación se adueñó de todo mi sistema, no sabía si salir, quería corroborar con mis propios ojos de que esto era verdad, pero era un cobarde que tenía mucho miedo de encontrarme con esa cruda realidad.

Pensé en mis hijos ¡Mis niños! Busqué con desespero una fotografía y la pegué a mi corazón, la besé una y otra vez contemplando sus caritas y recordando los momentos de hoy, estaban tan felices que se me rompe el alma varias veces, me falta el aire y está sensación que me asfixia es inexplicable.

Respiré profundo para salir de la casa, necesitaba saber que pasó.

El timbre de la puerta hizo eco y escuché la voz de Miguel. Me estaba derrumbando.

Caminé hasta la entrada para abrirle y su cara me confirmó todo.

Diego: Dime que es mentira -guardaba la esperanza, apoyé mi mano en la pared para mantener el equilibrio mientras las lágrimas no dejaban de caer.

Miguel: Lo siento. -negó con su cabeza y me abrazó, en su hombro descargué mi dolor.
Volví a gritar y a llorar como si mi mundo se hubiera derrumbado y es que estaba pasando.

Lo Mejor De Mi Vida ©Where stories live. Discover now