Sala del peligro, cuchillos y peleas

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Cuando se encontraron en la cafetería, Tabitha y John fueron invitados, por la misma Storm, a la mesa de profesores para poder platicar.

Logan se encontraba sentado junto a la Dama del clima, con un gesto de malestar evidente por la presencia del pirómano y la explosiva. Pero al parecer, Storm tenía una influencia importante sobre el hombre, ya que no había saltado sobre John cuando se sentaron frente a ellos en la misma mesa.

Gracias a ese almuerzo, John se enteró que Ángel también había pasado a formar parte de los profesores del instituto. Y notó que los demás habían sido notificados de su presencia en la mansión, ya que nadie puso una expresión estupefacta cuando apareció en el lugar.

—¿Y cuál es tu don Tabitha? —curioseó Ángel.

—Oh, bueno... —Bebió un sorbo de su jugo—. Supongo que puedo mostrárselos aquí, todos son mutantes de cualquier forma. —Miró hacia los lados al hablar.

—Sé sutil —masculló John con una sonrisita.

—Siempre lo soy —replicó ella con arrogancia. Luego, hizo aparecer una pequeña bola de luz brillante entre sus dedos, para arrojarla hacia arriba, por sobre las cabezas de todos. Un segundo después, la bola de luz estalló sonoramente.

—Tranquilos, niños. —Storm se puso de pie para que no cunda el pánico en el lugar—. Fue solo una demostración, sigan comiendo.

—¿Qué tan fuertes pueden ser? —inquirió Logan. No confiaba en esos dos, quería mantenerse informado.

—Puede hacer volar un edificio con una sola de esas —respondió John, con orgullo—. Y puede crear varias. —Sonrió de lado con cierta malicia.

—Un terrorista con bombas... —comenzó, pero una mirada de Storm lo hizo detenerse en medio de la frase.

—Así que... —continuó Boom boom— ¿Jubilee y Peter regresarán mañana? —Ambos se dedicaban a viajar en busca de mutantes que necesitaran de la escuela Xavier. Ya no tenían a nadie que usara Cerebro para encontrarlos, por lo que Jubilee se dedicaba a hacer compras por el mundo, mientras enviaban a niños nuevos a la mansión.

—Sí —respondió Rogue—. Traen a un... emmm... alumno —dijo dubitativa, sin explicarse bien.

—¿Señor Fire? —una voz tímida irrumpió junto a John. Era Sesee, quien llevaba a Sandy tomada del brazo—. ¿Puedo hacerle una pregunta?

—Niñas, el señor Fire está comiendo —Bobby trató de detenerlas.

—No, está bien —aseguró John.

—En su último libro, el mutante es Mike ¿verdad? —la niña hablaba del cuarto libro de John. Eso le llamó la atención.

—¿Aún no lees el quinto? —preguntó arrugando el entrecejo. Las niñas no parecían comprender su pregunta—. ¿No se los diste? —le preguntó a Bobby.

—Esperaba que tú mismo lo hicieras. Ya tengo las copias para que todos lo tengan —le explicó. John asintió sin decirle nada más.

—Bien, sobre Mike —volvió su atención a las niñas—. Eres muy perspicaz —la alagó dándole a entender que tenía razón—. Pero sigue leyendo, con esa misma perspicacia, porque incluso puedes llegar a descubrir cuál es el don de Mike —le aconsejó en tono cómplice.

—¡Amo a Mike! —exclamó Sandy—. ¿No habrá un libro de él? —le preguntó esperanzada.

—Solo te puedo decir... que tendrás una grata sorpresa. —Le guiñó el ojo. En esa mañana había aprendido a manejar a los fans de su trabajo.

Buscando paz, en un infierno en llamas (X-men fanfic)Where stories live. Discover now