ᶰᵒᵛᶤᵒ ᵖᵒʳ კΙ ᵈíᵃˢ - ᶜʰᵒᶤ ᵇᵉᵒᵐᵍʸᵘ

ᵈíᵃ ՁΙ

-Bien, tenemos un gran problema -Beomgyu negó-. Si tanto miedo le tienes a los aviones no debimos comprar los boletos.

-¡N-no, yo quiero ir a Disney! -se abrazó al brazo del castaño-. Subamos ya, antes de que me dé una crisis...

Beomgyu se sentía malo: se quería echar a reír. ¡Pero es que se veía tan tierna! Y más ahora que trataba de hacerse la valiente.

-No te preocupes, yo te protejo -pasó su brazo por uno de sus hombros mientras tomaban asiento en sus respectivos sitios.

Kyuhee se sonrojó, aún no se acostumbraba a ciertas cosas...

-¡Tierra! -exclamó casi besando el suelo.

Las largas horas de vuelo habían valido la pena.

-Y eso que casi vomitas -Beomgyu rió-. Y tres veces.

Era como un mundo nuevo para la pelinegra, quien jamás había salido de su país natal. Las calles, los edificios... era un toque nuevo.

-Me gusta -murmuró.

-Y todavía no has visto nada -tomó su mano-. Vayamos a dejar nuestras maletas al hotel, después te enseñaré el lugar. Seré tu guía personal -dijo elevando su mentón en signo de orgullo.

Kyuhee rió.

La habitación era demasiado linda, al menos eso pensaba Kyuhee. Incluso tenían balcón...

-¿Dormiremos juntos? -preguntó ella al ver que solo había una cama.

Beomgyu se sonrojó.

-No pienses mal, como compramos los boletos ayer solo quedó esta habitación -rascó su nuca en nerviosismo-. Igual no dormiré en la cama, traje mis cosas para estar cómodo en la sala.

Kyuhee quería reprochar, mas su novio lucía incómodo. Prefirió dejarlo así.

-¿Y vamos? -cuestionó emocionada.

Él rió y tomó su mano.

-¡AHHHHHHHHHHHHHH! -gritó.

Beomgyu se tapó el rostro, las personas los estaban mirando. O sea, él suponía que Kyuhee estaría emocionada, siempre quiso estar allí. Pero eso era otro nivel.

-Si gritas así te quedarás sin voz para los demás juegos -trató de calmarla.

-¡Pero mira, Mickey Mouse! -señaló como una niña.

-No te puedes agitar tanto, recuerda -tomó sus hombros-, te hará daño.

La pelinegra puchereó y se obligó a tranquilizarse.

-¿Mejor? -ella asintió-. Muy bien. Ahora sí, vayamos con el ratón.

Ese día sería maravilloso.

Pasaron de juego en juego. Por primera vez, Kyuhee sintió adrenalina y emoción en grande. Desde las tasas giratorias a la montaña rusa más grande, todo fue perfecto. Ahora estaban en el hotel, alistándose para dormir. Kyuhee se bañó primero y ya cambiada se dedicó a ver por el balcón.

Las aves volaban... ella lo haría pronto, pero para no volver.

-Diez días -murmuró-, moriré en solo diez días...

Quiso llorar, en serio quiso hacerlo, mas se aguantó las lágrimas, pues había cumplido uno de sus mayores sueños. ¡Había ido a Disney! Sonrió ante el recuerdo de todo lo que hicieron.

Y el día ya acababa.

-¿Qué ves? -Beomgyu apareció ya cambiado y con una pequeña toalla colgando de sus hombros.

-Nada, pensaba -sonrió, Beomgyu le devolvió el gesto-. Estamos aquí, es lo mejor que me ha pasado. Claro, después de que aceptaras salir conmigo aunque sea mentira.

El castaño se sintió mal por eso.

"Mentira"; bufó. Iba a protestar, sin embargo un estallido les hizo sobresaltarse.

Era tan hermoso...

Beomgyu llevó su mirada unos segundos a la de Kyuhee y la vio tan brillante que pensó que no había ser más bonito en el mundo. Tomó su mano y ella lo miró sin comprender. El mayor se fue acercando al punto de chocar sus labios con los ajenos; era un movimiento suave, sus labios mezclándose y el castaño mordiendo suavemente el belfo inferior de la pelinegra.

Se separaron cuando el espectáculo de luces acabó; sus mejillas realmente rojas.

-Vayamos a dormir -propuso para salvarse de la situación incómoda.

Ella se sentó en la cama y vio cómo Beomgyu tomaba unas mantas y una almohada dispuesto a irse.

-Espera -lo detuvo-. Yo... -roja a más no poder, palmeó el costado de su cama.

Beomgyu obedeció.

-Duerme aquí -dijo ella-, en serio, no hay problema.

El mayor sonrió.

Cuánto amaba esa sonrisa.

Ambos se recostaron mirándose el uno al otro. Y se volvieron a acercar, la mano de Beomgyu en su mejilla y la de Kyuhee en su pecho.

Otro beso inició. Unos minutos después, con la respiración algo agitada y su corazón latiendo a más no poder se acurrucó contra su novio. Todo era perfecto.

Tan cálido...

Ella durmió cómoda, mas él no podía dejar de pensar, mientras acariciaba sus suaves cabellos, que esa ocasión no se volvería a repetir.

Kyuhee pronto tendría que partir.

Lamento todo, antes no actualicé por tareas, pero esta vez no. A mi abuelo le dio un infarto ayer. En serio lo siento.

Todo iba tan bien, Wonderland, el Q&A, Miroh...
Y mi mamá me lo contó.

Está en cuidados intensivos, mañana nos dirán qué hacer con él.

- d e s i r e -