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A la mañana siguiente desperté súper tarde, eran las 11 de la mañana y yo seguía metida en la cama pensando en quién coño fue el que me besó.

Porque era mentira que yo iba a bajar y vería a todos normalmente, porque sé que uno me besó.

Sé quienes no. Sólo suposiciones, pero igual tenía que descartar.

Luego pensé en quién quería que fuera y ay bendito Victoria, deja la guachafa chica.

Me despejé de mis pensamientos en cuanto llegó un mensaje a mi celular, no era del grupo.

Shua el evangelio cambia

Vickyyyy ¿Estás despierta?



Estoy en proceso



Jejejeje

Mira, vamos a salir a hacer una vaina, llegamos en la tarde. ¿Te parece?




Fino, vayan tranquilos.

¿Van todos?




Mmm no, creo que se queda Hansol, Chan y Seungkwan.

No sé si otro se quede, es que es una vaina ladilla.

¿Quieres que te compremos algo?




Dile a Jeonghan que me compre mi nucita.



Dale 😂

Nos vemos en la tarde 😘




Chaitu 😘


Joshua ya era como mi hermano, él me jodía, yo lo jodía: hermanos.

Así que ya iba descartando que fuera él el que me besó.

Tampoco, de los que se quedaron, creo que haya sido. Seungkwan nunca, a menos de que fuese un reto, ya que a ese man no le importa nada.

No pasó mucho hasta que me tocaran la puerta, dije que pasara y vi a Hansol en pijama.

—Hi sis.

—Hello bro.

—Mira, hay arepa y juguito de parchita en la nevera. Yo ya comí, Seungkwan también y Chan igual.

—Gracias, en un rato voy.— le dije y asintió antes de irse. Pero se me prendió el bombillo luego.— HANSOOOOL.

— ¿Qué pa sopa?— dijo entrando otra vez.

—¿Sólo sé quedaron ustedes?

—Sí, bueno y los farandi.

Lo vi sin entender, él se rió.

—Mingyu y Minghao. Andan en el patio tomándose fotos.

Comprendí, se volvió a ir y luego de alejar la ladilla del cuerpo me levanté para ir a comer.

Me cepillé y bajé a la cocina, la casa era otra cuando había luz solar. Y luz normal, pues anoche sólo se fue por un rato.

Gracias dios, pero igual, maldito maduro.

Fuí a la cocina y debajo de la tapa de plástico estaba la arepa de jamón y queso. Saqué el jugo y comencé a comer mientras miraba desde dónde estaba aquel mueble del pasillo.

Verga marico, el beso me seguía comiendo el coco. Por un momento llegué a pensar que era un sueño, o que estaba borracha y me lo imaginé.

Pero no, sentí los labios, sentí cómo me tapó los ojos. No estaba loca, me besó.

La casa de los Sevenzuela -Seventeen y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora