E X T R A 3

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#RyeoWook

Detesto su vida desde que nació, su madre, no, ni siquiera merecía ese nombre, era solo una zorra, una vil zorra.

La recuerda a la perfección, esos ojos verdosos qué irradiaban decepción cada vez que lo veían, un cabello castaño maltratado por todas la veces que lo jalo lleno de desesperación, unos labios delgados y rosados qué le gritaban improperios, un cuerpo delgado del cual sabía había nacido, un asco de mujer.

Si cerraba sus ojos podía recordar a la perfección la primera vez que alguien lo toco, tenía cuatro años, cuatro años que nadie respeto, ni siquiera aquella mujer, ni siquiera cuando llamo su nombre evito qué eso sucediera, así que aquel hombre de rostro borroso hizo lo que quiso con su inocencia.

Las cosas no cambiaron después de aquel día, cada vez que se negaba a que alguien lo tocase esa mujer era golpeada, pero él también, tanto por el maldito hombre que lo veía como si fuera un trozo de carne fresca y esa mujer desquitaba todo el abuso en su cuerpo llenando lo de moretones.

Tenía ocho cuando fue testigo de una redada en el sitio qué vivía, si bien había varias de las qué fue testigo ninguna había sido tan grande como aquella, pues el lugar prácticamente se lleno de policías.

El fue llevado a un orfanato, si bien estaba en aquel lugar lograron demostrar que era el hijo de una de esas mujeres y bueno, a los ojos de todos solo era un inocente niño.

Fue adoptado casi al año de estar ahí, volvió a la escuela como si nada, logro vivir como si nada hasta la secundaria, donde un grupo de chicos descubrieron su pequeño secreto, el hijo de una prostituta siempre lo sería.

Huyó sin mirar atrás, sin importarle dejar atrás una familia o un intento de ella, pues nunca sería el hijo que ese matrimonio se merecía.

Sólo basto una semana para ser devuelto al matrimonio y ganar una visita asegurada al psicólogo, eso sumándole un cambio de casa qué lo dejo peor que antes.

Le dejaron faltar un año más, que más daba si se graduaba a los dieciséis de la secundaria, era tan normal eso, pero su cara de niño era la que evitaba qué cualquiera se diera cuenta de la verdad que bueno, una mentira más no era nada.

- RyeoWook ¿Todo bien en la escuela? Tus calificaciones aumentaron y parece que tienes amigos, creo que pronto podríamos dejar esas sesiones semanales.

¿Se habrá dado cuenta que me folle a su marido? Uhg, era un asco en la cama, pero parece que cumplió su palabra.

- Si, yo, eso creo.

- Tranquilo, se que dijimos que las conversaciones son indispensables pero esta vez podemos no tomarle importancia.

- Claro.

- Pronto iniciarás la preparatoria, nadie sabe sobre tu madre así que no te preocupes por eso.

- Supongo.

- Estoy segura que nadie sabrá sobre ella, si le das interés a eso se darán cuenta así que deja de pensar en que sabrán quien es esa mujer, ni tú recuerdas su nombre, así que estas bien, estas a salvo.

Esas palabras lo tranquilizaron lo suficiente para entrar a ese sitio, incluso se sintió mal por la mujer al darse cuenta de que tenía razón, nadie le tomo importancia al llegar, la mayoría ni se conocían así que fue fácil socializar desde cero.

¡No soy tu mamá! -  HaeHyuk Donde viven las historias. Descúbrelo ahora