Capitulo 48. La vista gorda

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El adiós es doloroso, pero más doloroso es saber que nada de lo que haga puede cambiar el destino

Sentados en la mesa, observo a Zafiro, quien está sentada a lado de Lior y Alexandra, para que negar que muero de celos, que mi cara refleja el mal humor que tan siquiera intento disimular, ¿Para qué? de verdad no quiero esconderlo. 

Tamirá me codea, intentando captar mi atención, a ver si consigue hacerme pasar el mal humor, pero la verdad es que simplemente quiero tomar la cabeza de Lior y reventarla contra la pared, sí, es mucha violencia, lo sé, no debería tener esa clase de pensamientos, pero es lo que me alivia, destruirlo aunque sea en mi imaginación. 

Aprieto mis puños, mientras siento mi garganta seca, Yeru simplemente no me habló luego de lo que pasó, y tampoco insistí, la verdad es que me hice de la vista gorda, porque no tenía razones para discutir con ella, no la podía reclamar como mía, aunque quisiera, pero eso no es así. Todos somos libres de tomar nuestros caminos, o de dar un abrazo a quien se nos apetezca, al fin y al cabo... ¿qué soy yo para ella? ¿Me ve como la veo yo? o simplemente soy el padre de sus hijos, ¿ Me sigue queriendo? o la perdí para siempre. 

Me paso las manos en los ojos, y suspiro de cansancio, ¿Cómo es posible que por un momento estemos súper bien y a los 5 segundos la tenga enfrente sonriendo con Lior, y no esté conmigo a mi lado?

Para mí es inconcebible la idea de tenerla lejos, ella debería estar aquí, conmigo a mi lado. De nuevo los codazos de Tamirá me traen a mirarla, y sé por su rostro que  la estoy matando con los ojos. 

—Respira muchacho—Dice sonriendo, y gracias a ello me doy cuenta que tenía aire retenido en los pulmones—Cómo tu estás celoso, ella lo está de mi, así que... deja de estresarte, te quiere, de verdad te quiere...

—Pero está con Lior—hablo mientras me sirvo un poco de agua y vuelvo a mirar a ese par—¿Por qué está ahí, y no conmigo si me quiere?

—Por que sabe que te lastimó...

—Pero me lastima más—digo colérico, cuando mi amiga coloca una mano en mi hombro y apoya su cabeza contra mi frente, esto automáticamente me tranquiliza, y sé que está pasando energía en mi cuerpo. 

Con este acto escucho las voces de sus cabeza, todas ellas suenan a murmullo y me pregunto como puede ella sobrevivir a eso tan tranquilamente. Cuando me suelta la paz se va, pero la rabia ha disminuido. 

—Gracias—Digo respirando normalmente...

Tamirá toma un trozo de pan lo lleva a la boca y sonrié de manera juguetona, cómo no lo había captado antes, ¿Debo estar agradecido o tengo que llamar su atención por manipular la situación?

—Ahora está muerta de celos bebé, me debes más que un gracias. —su voz es un hilo, y apenas la escucho, pero sabía que era necesario que no hablara tan fuerte. 

Zafiro se levanta de la mesa, y bordea a las personas que están sirviéndose algún entremés en lo que llega el plato principal que está haciendo Berenice, Etiel y Aldebarán, de reojo miro a Zafiro quien está a unas sillas de mi, y con lo ojos termina llamándome, me levanto, con el ego inflado gracias a Tamirá, a quien le doy un apretón de hombros cuando voy caminando hasta Yeru. 

—¿Podemos hablar?—pregunta apenas, me cruzo de brazos y encojo mis hombros, claro, moría por decirle que sí, pero debía de seguir el guión que me trazó Tamirá. 

Los murmullos de los comensales anuncia que llega el plato principal, así que me giro para veer a Berenice acompañada de Etiel trayendo unos platos gigantes de verduras asadas y carne. Suelto el aire, a modo de hacerle entender que estoy un poco agotado, o que simplemente las cosas no están como yo quiero, obvio, todo parte de mi actuación, al fin y al cabo, muero por hablar, tomarle de las manos, y besarla. 

Las Luces el Sol y la Luna [Libro3]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt