CAPITULO 27
(Narras tú)
Después de ir cada uno a nuestras casas a dejar el equipaje nos dirigimos al hospital, donde nos encontramos todos.
-Perdonad chicos. -un hombre con bata blanca se dirigía a nosotros. -Sois demasiados así que tendréis que entrar de dos en dos a ver a Raquel.
-Está bien. ¿Entras conmigo? -me preguntó Abraham.
-Vale, sí.
Entramos despacio tratando de hacer el mínimo ruido posible y cuando entramos Raquel salía del cuarto de baño, oímos la cadena y salío con mala cara.
-Hola mi niña. -la abracé fuerte.
-Hola. -sonrió ella.
-Hola Raquel.
Abraham le dio dos besos.
-¿Como estás? -intervine.
-Bueno, ya sabéis. Sólo necesito tiempo para volver a recuperarme, estoy muy débil. -¿Y que tal vosotros las vacaciones?
-Perfectas. -Abraham. -pero os echabamos mucho de menos.
-Siento haberoslas arruinado... -bajó la mirada.
No nos las has arruinado. -sonreí. Estás bien y eso es lo que importa.
-Cierto, mejor esto a que no nos hubiesen avisado...
Raquel nos miró sonriente.
-¿Que hacías en el baño? -cambié de tema.
-Eh... nada. -Raquel se dio media vuelta.
-Raquel, ¿que estabas haciendo en el baño? No tenias buena cara al salir. -Abraham se puso serio, creo que los dos sabíamos lo que estaba pasando.
-Nada, joder.
-Raquel... no te meterás los dedos para vomitar, ¿no? -dije con un hilo de voz.
-No... -respondió ella timida.
-¡Raquel!
Abraham pegó un grito que hizo que me sobresaltara.
-Vale, ¡si! Cada vez que como algo voy al baño a vomitarlo, ya es instinto. Cada vez me veo más y más gorda. Ojalá estuviese como tu... -Raquel me miró de arriba abajo.
No tenía ningún sentido lo que decía, ella estaba delgadísima, mucho más que yo.
-Dios mío... -resopló Abraham.
Yo la miré a los ojos, le negué con la cabeza y salí de aquella habitación con lágrimas en los ojos. Al salir todos me preguntaron lo que pasaba pero no tenía palabras.
-Ven, siéntate en la sala de espera y relajate. -me ofreció Gonzalo.
Abraham salió un par de minutos más tarde que yo de ahí y se lo contó a los demás, también dijo que era mejor que no entrara nadie más, estaba enfadada consigo misma y no tenía ganas de nada. Volveríamos otro día.
-¿Estás bien? -Ane se acercó a mi.
-Lo mejor que puedo llegar a estar. -sonreí forzosamente.
-Se va a recuperar, si no es sola será con nuestra ayuda, pero lo hará. Te lo prometo.
Llegaron los demás y salimos de allí.
-Se pondrá bien ¿no? -le dije a Abraham.
-No lo se. -me rodeó con sus brazos. -Esperemos que si.
-Ella es fuerte, lo conseguirá. -le abracé con más fuerza y mirandole a los ojos.
Mantuvo su mirada en la mía y me besó. Fuimos juntos, y con su hermana, hasta casa, me despedí hasta el siguiente día. Mañana volveríamos a vernos y sucedería algo que hiciera dar a nuestras vidas un giro de ciento ochenta grados.
NOTA:
Siento no haber escrito en tanto tiempo, pero al estar de viaje apenas he podido. A partir de ahora trataré de escribir más a menudo. Gracias por leerme y votarme.
Un beso de una abrahamer más. @Oihaneee17
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