Can

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Louis tiro de las mantas por decima vez en el día.

La frustración creció en su interior mientras observaba el revoltijo de sabanas y almohadas sin forma alguna. Su embarazo casi llegaba a su fin y por más que lo intentara no lograba hacer un nido lo suficientemente cómodo y seguro para su cachorro y él.

En un intento de sentir un poco de consuelo, tomo su suéter e inhaló con fuerza. El aroma de su alfa era tenue, apenas se percibía debido al tiempo en que la prenda no había sido utilizado por su dueño. Solo recordarlo dolía, porque aún no podía olvidarlo. Soltó un quejido y de manera inconsciente llamo a su alfa. Casi rio cuando se dio cuenta de su error. Su alfa no iba a acudir a su llamado.

Su alfa estaba muerto. 

Había sido un accidente o eso era lo que le habían contado. Un conductor ebrio lo arrollo mientras caminaba a casa. Louis recibió una llamada a las ocho, cuando preparaba sus famosas galletas de vainilla. Lo que él policía al teléfono le conto fue suficiente para abandonar la masa en el horno apagado. Corrió lo más rápido que pudo, pero no llego a tiempo. Sólo pudo escuchar sus últimas palabras antes de morir.

Una semana después de sepultarlo se dio cuenta que estaba esperando un bebé. El destino ni siquiera le concedió la oportunidad de decirle que serían padres.

El omega aparto las mantas del rincón y se dejó caer contra la pared hasta llegar al duro suelo. Llevo sus manos a su barriga y la acaricio con pequeños círculos.

— Mami lamenta no poder hacer un nido para ti. Lo siento, bebé.

Como respuesta su cachorro le dio un suave golpe. Louis suspiro.

Ahora estaba solo con un niño en el vientre y sin un alfa que pudiera fabricarle un nido. Aunque ése no era su peor problema. Lo peor eran las deudas, aquellas que no lo dejaban dormir por la noche y que lo habían llevado a alquilar una de las tantas habitaciones de su casa. Llevaba seis meses poniendo en renta la habitación extra de su hogar y aún no había una persona interesado en ella. Añadía cosas nuevas cada día con la esperanza de que alguien quisiera alquilarla, había llegado a poner desayuno y lavandería gratis, pero nadie había acudido.

Hasta ese día.

Un cantarín sonido le indico que alguien llamaba a su puerta. Se levantó del suelo con esfuerzo y tomo el pomo de la puerta. Casi se hecho hacía atrás al sentir el fuerte aroma a alfa golpeando sus fosas nasales, había pasado un largo tiempo desde la última vez que estuvo tan cerca de uno.

— Hola— saludo una voz profunda—Vine por lo del anuncio.

Louis parpadeo y miro una mano grande arrugar el pedazo de papel que días atrás repartió por toda la ciudad con la esperanza de encontrar un huésped. Ahora por fin tenía su deseado inquilino, pero no era lo que esperaba.

— Oh claro…—Louis se paró de puntas para intentar ver más allá del hombro del alfa. Sus labios se fruncieron al no encontrar nada—¿Tú omega viene contigo?

— No tengo omega, pero vengo con mi guitarra.

Él alfa lo había dicho con la intención de hacerlo reír, pero no pudo sacarle ninguna sonrisa.

Louis hizo una mueca de disgusto.

Cuando había visualizado a su nuevo inquilino lo imaginó como un omega o un beta. Talvez un pareja recién enlazada, pero dentro de sus estándares no se encontraba un alfa. Mucho menos uno joven y guapo como el que estaba frente a él.

Nido ❁ Larry (Omegaverse)Where stories live. Discover now