Razón #19 - Un Toque a Café y Chocolate Amargo

1.2K 193 50
                                    


El ambiente que los rodeaba era abrumador, cargado de una energía tan electrizante que casi parecía visualizar las vibrantes chispas danzar en medio de los dos cuerpos que continuaban sumergidos en el lago, rozándose de forma involuntaria mientras la búsqueda del colgante procedía. Dirigió apenas un vistazo a la joven que en total silencio arrastraba sus extremidades dentro de las frías profundidades, manteniendo su azulina mirada concentrada en su labor. Apartó la extrema atención que le proporcionaba sin siquiera evitarlo, haciendo esfuerzos sobrehumanos para hacer desaparecer el suspiro que estuvo por escapar de sus labios al sentirle cerca.

Tras concluir con la corta conversación de hace algunos minutos ninguno optó por extenderla más de lo requerido, atormentando su cabeza con la infinidad de posibilidades que giraban una contra la otra hasta dejarlo en un camino sin retorno. Sacó a empujones el aglomerado aire que golpeaba sus pulmones queriendo encontrar la mejor manera de borrar las anteriores palabras de Dion, no obstante, estaba convencido que ya era demasiado tarde para reparar el caos que impactaba contra su alma con la fuerza de un destructivo huracán.

—¿Jason?

Escuchó pronunciar su nombre unos metros en la distancia, enfocando apenas a una imponente figura vestida de negro que le observaba desde la orilla con el semblante claramente contrariado. Marck respiraba con tosquedad evidenciando la ardua carrera que había empleado para localizarle. Su gigantesco amigo había ido en su búsqueda, siendo por primera vez consciente del tiempo que había utilizado desde el incidente con aquel maleante.

Sus sentidos restantes parecieron reconectarse con todo lo que les rodeaba, alcanzando a percibir el ardor de la piel que había sido expuesta a los rayos de la mañana, la desagradable sensación del agua semi pantanosa que ahora impregnaba sus ropas hasta los inicios de su cadera y por supuesto, el presente dolor de los números cortes que se extendían lacerantes sobre los pliegues de su piel. El arrebato de adrenalina se había esfumado dándole la bienvenida a una cruda realidad. Se giró a contemplar a su jovial acompañante encontrándole de pie e igualando sus condiciones con respecto a su apariencia. Contuvo las risas, sin duda alguna sus atuendos tendrían que ser depositados en el vertedero de basura más cercano.

—Estás herida —afirmó Jason alcanzando a tomar la mano que Dion trataba de esconder en el bolsillo derecho de su pantalón deportivo.

—No es importante, estaré bien —le aseguró la ojiazul intentando restarle importancia y fallando miserablemente cuando Jason capturara su miembro para analizarlo con detalle.

Un largo corte se extendía sobre la palma de su mano supurando en débiles riachuelos carmesí que se mezclaban con la asquerosa humedad verdosa que ambos aún tenían encima. Contuvo una maldición sintiéndose más culpable conforme transcurrían los minutos, la lesión era de cuidado.

—No es tu culpa, así que olvídate de esas ideas —mencionó Dion con una dulce expresión que logró apaciguar sus malestares al intuir el remordimiento que se figuraba en sus facciones.

La yema de sus dedos rozó con delicadez la zona cubierta por la bandita adhesiva de color azul, provocando que los retumbantes latidos lo estremecieran ante una acción tan inofensiva.

—Me gusta verte sonreír —admitió ella sin apartar aquel par de espectaculares ojos de los suyos, haciendo referencia a la boba mueca de felicidad que se trazaba en su rostro.

Conocer esa información lo sobresaltó, ¿en realidad lo hacía?, ¿por qué su cuerpo reaccionaba en automático cuando estaba a su lado? No pudo seguir entrelazando sus ideas por mucho más, Dion había deslizado su sutil caricia por una de sus mejillas, diciéndole con voz consoladora que su amigo le llamaba desde el extremo opuesto del lago.

47 Razones para Amarte (Libro 1 Saga Razones) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora