16: Tarde intranquila

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Eliot llegó donde Micaela, Marco y Miguel estaban ahí. Se disculpó por la demora pero le dijeron que ellos habían llegado no hacía mucho también.

Micaela lo miraba sonriente, él la vio y le sonrió.

—Hola. ¿Quieres pan con pollo? Yo preparé.

—Sí —dijo Marco—, le dijimos que si no tiene éxito con la carrera por lo menos puede vender pan con pollo.

—¡Oye!

Eliot rió.

—Deben estar muy buenos.

Micaela se emocionó. Él tomó uno y lo comió, hizo una expresión de asombro y cogió dos más. Se fue al sofá y sacó su laptop. Micaela volvió contenta a su computadora.

En la madrugada, Marco estaba dormido en el suelo y Miguel también, recostado en la mesa. Micaela salió de su pc y se sentó en el sofá junto a Eliot.

—¿Cómo vas? —preguntó ella.

—Bien, ya me falta poco.

—Yo ya acabé. —Él sonrió. Suspiró— Mañana es la entrega de esto... Qué rápido pasó, conocerte me cambió la vida —se sintió melancólica, él también cambió un poco su expresión—. La última noche de trabajo juntos ¿eh?

—...Sí, qué rápido fue... Oye, gracias.

—¿Por qué?

—Tú también me cambiaste.

—Fue un placer ayudarte a volver a ser el mismo, además yo soy la que debe agradecer, gracias a ti el mundo me abrió sus misterios. Ha sido maravilloso.

—Sí pues —sonrió—. Ha sido genial, nunca hubiera imaginado hace unos años que todo esto iba a pasarme.

—No estés melancólico. Tus amigos siguen a tu lado. Sé que extrañas a Jadi, pero recuerda que pronto volverá, tienes mucha suerte de tener esos dones, poder hacer lo que quieras... y poder traerla.

—Sí —su semblante se tornó triste—. Quizá nada de esto debería ser posible, quizá no debería poder traerla... es algo injusto si lo piensas bien...

—¿Ah? ¿Por qué?

—Hay tantas personas que darían lo que fuera por poder curar a algún ser querido enfermo... Madres queriendo salvar a sus hijos. Quisiera no ser el único con estos dones, ojalá hubieran más personas...

—Las hay, ¿recuerdas lo que dijo el arcángel?

—Sí, pero... siguen siendo muy pocos, y no todos se dedican a ayudar.

—Poco a poco irán aumentando, descuida. Este mundo está en proceso de formación, tú sigue adelante con lo que haces, tienes el derecho y deber de traerla de vuelta y además también has curado a muchos.

—Y lo seguiré haciendo, todos merecen un poco de ayuda.

Micaela se recostó en su hombro.

—Eres muy bueno, sigue así.

La miró, ella también lo miraba, y le mostraba una leve y dulce sonrisa. Él miró sus labios por unos segundos, bajó la vista y se alejó, volteando a mirar la pantalla de su laptop. Micaela se puso de pie.

—¿Te traigo algo, agua o quizá otro pan?

—Sí, por favor, algo de agua estaría bien.

Fue a la cocina, y se detuvo a pensar mientras buscaba un vaso. ¿Le había parecido o él había mirado sus labios? ¿Habría pensado en besarla por un segundo? No, no podía ser. Al contrario, tal vez se retiró por estar muy cerca.

Dos historiasWhere stories live. Discover now