20: No volver sin ella

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Después de unas horas todos se encontraron en un parque abandonado, cerca de la casa de Eliot, que casi siempre estaba vacío. Micaela llegó unos minutos tarde como siempre, saludó a todos de lejos, y miró a Gabriel sin poder evitar sonreírle, él le guiñó el ojo.

Eliot lo notó y sonrió.

—Ya que estamos todos, creo que ya podemos ir —dijo.

—¡Sí! —exclamó María— ¡Vamos! No puedo esperar, porque encima tendré que esperarles y perderme toda la diversión. —Ditmar la corroboró.

Fueron al planeta uno y entraron al lugar en donde estaba Jadi. María se acercó a verla, no podía contener su emoción.

—Mi amiga al fin volverá…. ¡Más te vale que no falles Eliot!

Se alistaron para entrar a la dimensión espectral. María y Ditmar se sentaron cerca. Micaela cerró los ojos, algo nerviosa. Al abrirlos, ya se encontraban en el lugar y Gabriel también. Mientras tanto, Eliot aún no había pasado. Se acercó a Jadi, le acarició el rostro mirándola profundamente, se recostó a su lado y se trasladó a la dimensión.

Gabriel y Micaela lo miraron, él se mostró serio pero al verlos sonrió un poco.

—Bien, ¿estamos listos? —le preguntó su amigo.

—Sí. ¿Mica?

—Sí, creo que sí —intentó creerlo.

Ambos le sonrieron. Salieron del halo de luz y los espíritus negros se detuvieron al sentir su presencia.

—¡Vamos! ¡Vamos!

Huyeron en dirección a donde estaba Jadi, y enseguida los espíritus fueron tras ellos. Debían evitarlos lo más que podían antes de luchar.

A lo lejos apareció otra horda de espíritus que en pocos segundos ya se encontraba cerca de ellos. Eliot dirigió a sus acompañantes en otra dirección.

—Sé con poca certeza de qué direcciones están viniendo —comentó—, al menos parece que están por sectores... pero… —Los dirigió hacia otro lado— A la larga es imposible que no te atrapen.

—Tiene lógica —dijo Gabriel—. Si no, sería un sistema ineficiente ¿no?

—Ahí vienen más —avisó Micaela.

—Lo sé...

Lograron esquivarlos pero otro grupo venía a darles encuentro, Micaela volteó y vio que venían más hordas de espíritus de distintas direcciones.

—Trataremos de abrirnos paso entre ellos para avanzar. Prepárense.

Los espíritus que venían por adelante estaban a metros de distancia. Gabriel lanzó un rayo haciéndolos dispersarse. Trataron de seguir avanzando lo más rápido posible hasta que fueron alcanzados, los chicos se lanzaron a atacar. Micaela quedó en medio, un espíritu se le vino encima y ella gritó. Gabriel alejó al espíritu lanzándole una descarga.

—¿Te tocó?

—No...

Otro espíritu lo embistió por un costado, y eso hizo que Micaela soltara otro grito corto de susto. Se tapó los oídos y cerró fuerte los ojos.

¿Qué estaba haciendo? Sólo estorbaba, se suponía que había sido elegida para ayudar porque ellos no podían solos. Juntó valor y sus manos se encendieron en fuego, ese fuego especial, no físico.

—Bobos espíritus, ¡no me dan miedo! —Lanzó una ráfaga, alejándolos. Ambos muchachos quedaron algo impresionados— ¡Sí!

Siguieron adelante, luchando y abriéndose paso entre las hordas de espíritus. Ya se encontraban cerca de donde estaba Jadi, pero las hordas de espíritus se cuadruplicaron, los tres quedaron absortos viendo cómo se aproximaban.

Dos historiasWhere stories live. Discover now