DADDY °CHANJIN°

01'

Me arrepiento de haber entrado en esta empresa, llevo dos años seguido trabajando frente al mismo computador administrando y formulando archivos extra curriculares. No me prepare para esto.

Universidad de prestigio, graduado con honores y reconocimiento para estar detrás de una maldita máquina que encima no anda correctamente.

— Maldición. — Un golpe al monitor fue suficiente para que este se apagase, suspiro con frustración y me dejó caer en el respaldo de la silla de madera, haciendo una mueca de dolor cuando mi espalda choca abruptamente con la dura superficie.

— Últimamente solo escucho quejas de ti. — Jisung sarandea el lapicero en el aire, con la mirada centrada en algún punto fijo del lugar como si estuviera pensando en algo, para luego asentir y escribir en un papel ubicado encima de su escritorio.

— Quizás porque estoy algo cansado de esta mierda, Jisung ¿No lo entiendendes? ¡Merecemos más que esto! — Señalo el cuarto 4x4 que nos había tocado como oficina, apenas cabían los escritorios y nosotros, los días que llegaba dormido me chocaba con absolutamente todo.

Dos golpes en la puerta hacen que Han volteé y yo fije mi mirada allí.  Cuando Jisung voltea nuevamente a mirarme me encojo de hombros y simplemente le hago una seña de que habrá la puerta. Un poco tímido, mi pequeño amigo se acerca a la puerta, pasando sus pequeñas manos por encima de sus prendas pretendiendo que estas se vean más presentables.

Al abrir la puerta el Jefe Administrativo de Secretaria de S.I.C (Seguridad Internacional de Crimines) empresa la cual estamos trabajando, se presenta con una espléndida sonrisa que tengo que taparme los ojos para que sus blanquecinos dientes no me dejen ciego.

— Buenas tardes. — Su sonrisa no se debilita, es más parece que se fortalece más cada segundo. Jisung y yo pronunciamos un pequeño saludo y hacemos una reverencia. — Busco a Hyunjin, Hwang Hyunjin.

Trago en seco y las peores cosas pasan por mi mente, pero no me permito dudar ni verme vulnerable. Levanto mi mano y Han se corre un poco para que el señor pueda observarme con detenimiento, me encojo ante su mirada tan penetrante y calculadora, pero él solo se limita a sonreír.

— Soy yo. — Murmuró y agachó mi cabeza, mi mente está en blanco y lo único que logro pensar es porque soy tan idiota al tener la cabeza gacha.

— Acompañame. — Sentencia y se da media vuelta, comenzando a caminar por el pasillo.

— Ve princesa, allí está lo que mereces. — Susurra cuando pasó por su lado y suelta una pequeña risilla que me hacen querer golpearlo.

Me dispongo a apurar mi andar hasta igualar aquel señor, que ahora se encontraba llamando al ascensor.  La curiosidad me está matando pero prefiero mantener la bocota que tengo cerrada, por ahora.

Una vez el ascensor abre sus puertas este camina lentamente hasta adentrarse, supongo que tengo que hacer lo mismo, así que tímidamente lo imitó y me quedo a su lado a una distancia prudente.

El elevador marca el piso 19 y mi piel se eriza, un cosquilleo incómodo se instala en mi estómago y en mi cuello se empieza a acumular mi transpiración, tal es así que molesta y me hace poner más nervioso.

La curiosidad mató al gato, Hyunjin, contrólate.

A medida que íbamos subiendo algo me decía que lo que iba hacer estaba muy mal, mi manos comenzaron a sudar y mi pie ya, por inercia, comenzó a moverse solo al ritmo de una sintonía invisible.

Al diablo todo, el gato murió sabiendo, me reconforta eso.

— ¿Dónde vamos? — Luego de veinte largos segundos y casi dos pisos antes del nuestro me atrevo a hablar, y me sorprendo al darme cuenta que no había tartamudeado.

— Felicitaciones Señor Hwang, será el nuevo secretario del Señor Bang Chan.

Secretario... secretario... ¡¿Secretario?! ¡¿Y de quién?!

— Ba..Bang Ch..Chan? — Mi lengua particularmente torpe tropieza con las palabras que se dispongan a salir por mis labios.

— El mismo. — Asiente y lo mejor para ambos es dejar la conversación allí.

Suspiro con nerviosismo y limpio el sudor con mis pantalones, las puertas se abren en par, dejando ver una oficina amplia y  ordenada, parecido al salón de una enorme mansión solo que está tenía un gran escritorio de madera oscura en el centro, unos papeles y laptop muy ordenados lo adornaban, un gran sillón que ahora nos daba la espalda en el medio de este. Las enormes ventanas rodeando los bordes del lugar, dejando observar una vista maravillosa a lo que era la ciudad de Seúl y en una esquina de esta otro escritorio, no tan grande como el anterior, pero lo suficiente espacioso como para que de gusto trabajar allí.

Aunque el clima tenso era notable, todo lo demás parecía reluciente, trabajar allí daba pena si tenías que desordenar algo de aquella perfección.

— Señor Bang, le traigo a su nuevo secretario, Hwang Hyunjin.— El señor habla haciendo que vuelva de mi transe en el cual me encontraba, soñando que me encantaría que todo esto sea mío en algún futuro.

Aguarden ¿Escuché bien? Dios mío soy el secretario de Bang Chan y el mismísimo esta aquí para confirmarlo.

— Muchas gracias Kim, puedes retirarte.

El mismo sillón que nos daba la espalda ahora está frente nuestro, con uno de los hombres más bellos que vi en mi vida. Cabello rubio, piel pálida y lisa, mirada oscura y perturbadora, sus ojos combinaban con sus prendas, desde aquí se podía notar sus hombros anchos y fornidos, además de su altura exageradamente alta.

Relamo mis labios y lo muerdo, es un tic que tengo cuando estoy realmente nervioso y no se que hacer, nuestras miradas se enfrentan y algo me dicen que tengo que esquivarla, pero mi cerebro, orgulloso y suicida, me dice que la mantenga firme. Y es eso lo que hago ¿Por qué? quizás porque morir no me parece una mala opción.

Literalmente siento que me está desnudando con su mirada y cuando sonríe, mostrando sus blancos dientes, se que es mi fin.

[...]

Un Chris alto no haría nada mal a la sociedad, aunque él es perfecto como es, siento que para esta historia tiene que ser de esa manera.

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Nos leemos pronto.