Dulce caramelo.

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Cada final que escribí, fue acompañado de una lágrima que hipócritamente juraba ser feliz, pero, dentro de mí sabía que no era así.

Camino cada mañana, buscándolo y perdiéndome bajo la lluvia, que hace brillar tanto la selva de concreto en la que vivo, pero, me juré que por siempre te buscaría.

Cada tarde, me tranquilizo hablándome de ti, para no olvidar que aunque te hayas ido y que quizá todo árbol ahora muere en tu ausencia, no dejaba de sentir el acelerado palpitar cada que tu nombre salía de un cualquiera.

Dentro de mí, pretendo que aún estás en mí, tomados de la mano, disfrutando el pasajero verano sin que ninguna sorpresiva tormenta venga.

Hoy hace una década, que al anochecer lloré una lágrima al río por tu ausencia, siendo que no eras tú quien estaba en búsqueda, era yo quien me perdía, sobre todo después de que cada noche acabase.

Mi mundo sin ti, cambia, desde el norte al sur, destrozando todo y dejándome en la más absoluta ruina, pero, yo sólo fui la estación anual que tuviste que sufrir.

Te amo, a sabiendas de la anchura de la palabra, pero, algo podrido está dentro de mí. Ya siento como cada lustro y bienio que va pasando me deja olvidado, encerrado, siendo que yo imploro por mi turno para ser feliz, no sirve. Dios al parecer se aburrió de mí.

Quizá alguna vez llegue a quererte, luego sólo a gustarme, y luego ser completamente exterminado de mi ser, ¿O es que pido mucho?

Todos aman a los ganadores, y nadie me ama, a pesar de ser tan pasajero y divertido, pero, nadie aprecia los inviernos.

Miro mi rostro en el espejo, veo cada arruga que hay, cada secuela que quedó, y no me perdono, me olvido, me olvidó.

El viento sopla con fuerza, y la lluvia cae con más de ella, la que me hizo falta para ser aquel chiquillo que siempre quiso más.

Necesito esa felicidad que en mi rostro se dibujaba al hablarte, dame de esa sensación al mirarme, bríndame más años a tu lado sin ser más que la nada, quiero del palpitar que pertenece a otra persona, déjame todo lo que eres, y celebraré con tal de ser alguien que pudo tener la dicha de a ti amarte. ¡Olvídame, y tendré en mente que crucé por la tuya! Y el tiempo se acabó, y no me diste más que una mirada, desapareciendo de mis latidos, visión, y vida.

Todo lo que no fuimos. [TERMINADA]Where stories live. Discover now