Quisiera que este amor se muera.

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Para pensar sobre ti, me tuve que convertir en el final del día, en el atardecer que por tanto tiempo para mí, significó no más que la muerte.

Elijo amarte, elijo perderme en la espesura del nocturno bosque, ahora otoñal, para que tu nombre en mis pensamientos quede grabado en perpetuidad, con tal de poder decir una y mil barbaridades llamadas ilusiones, inspiradas en ti.

Ya no quedan días en los que no te piense, ya no quedan tardes en las cuales siquiera pueda morir en crueles exageraciones. Es momento, ya comienza, mi corazón recobra su latir desesperado, nuevamente posee un amor que jura en silencio hacia tu persona, y sin saber de ti, lo que hace que como llama en el viento, se mueva intranquilo en cada noche que tus pensamientos llegan. Ojalá tener poder y control sobre lo que ocurre en los labios que callan lo que sienten al cerrar y abrir los ojos.

He sido asesino de cada situación que prometió algo más que lo que obtuve. Me convertí en mi vida, tan gris y azul, tan poco agraciado, sin reír, sin decir, sólo hablando en murmullos nocturnos que jamás escucharías.

La esperanza me hizo creer, así como quien cree en algún dios, en ti, y heme aquí. Por algo de tiempo, no hubo motivo para llorar, ya que sólo el mirar me fue suficiente para que en cada noche te sintiera como si fueras un león que convirtió esta dulce ilusión temporal en polvo y nada más.

El otoño empezó, y con él, tu partida, lo cual me hizo matar un sueño más, porque ya no quiero sumirme en más sueños, que terminan desembocando en vientos que alejaron todo rastro de creencia y sueño respecto a ti.

Ahora, como un tonto, espero encontrar el amor, ya no en ti, y a la vez, de ti, porque sólo los tontos tienen suerte, pero, este tonto será la excepción a la regla.

Toda agua de cada río en salada se convirtió, y en este sueño se secó, así como yo, mirando este ocaso, resignado a que la vida me trague, pecando de gula.

Entra conmigo en media noche, y ahógate en cada sorbo de agua salada, añorando libertad mirando al mar inalcanzable, para decirte y decirme que ya acabó, que ya murió, que ya no más, más aún así, terco yo, me rehúso a dejar de vivir esta ilusión que me dice que no debe de ser.

Quiero todo, y a la noche más, y te amo, y te lo repito, ya que entraremos a mi sueño, y nos sumergiremos en una somnolencia que nos comerá, hasta que la vida misma haga que estemos tan muertos como este sueño que, al fin, dejando de pretender, dejará de ser por la eternidad, llamémoslo siguiente dormir, o que, simplemente, como lo que representó lo que sentí, es su turno de morir.

Todo lo que no fuimos. [TERMINADA]Where stories live. Discover now