XXIX. Me escolta Celeste

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Ayer me entere de que Johann no se ha besado con nadie ni con Perla. En parte... no lo sé, una parte de mí se siente aliviada por eso, pero sé qué eso es sumamente ridículo. Muy ridículo. La Hada de la Oscuridad derramo sobre Johann una maldición. Y nadie me quiso decir de qué se trata esa maldición; y por alguna razón, La Hada está mandando Criaturas Mágicas que vengan a por mí. A destruirme. Y no sé porqué. ¡Yo ni siquiera la conozco! Ni siquiera sabía de su existencia. Así qué por esa razón, los trillizos Schindler me van a proteger. Se van a turnar y lo peor: Johann me cuidara por toda la noche. Me verá dormir, verá como tengo pesadillas, como me despierto asustada y sudada... y se va a reír de mí.

En estos momentos, son las diez de la mañana y es sábado, y me esta protegiendo Celeste. La verdad es que no veo que podrían hacer Anabel y Celeste. Se supone que ellas son débiles. No como Johann, y muy dentro de mí, algo me dice que el único que puede protegerme de cualquier cosa es él, Johann.

Celeste se encuentra en la terraza y ha sacado una silla de playa y tiene una portátil en sus piernas. Estoy aburrida. Me acerco a ella y miro lo que la portátil le esta mostrando. Un joven, cabello castaño y ojos marrón está explicándole... no sé qué cosa.

-¿Qué haces? - pregunto.

-Recibo clases online.- Celeste le pone pausa.

- Ah. Se supone que tienes la misma edad de Johann y siempre me pregunte ¿Por qué Anabel y tú no van a la escuela?

-Nosotras recibimos clases online. Somos débiles; es muy riesgoso salir.

-¿Cuántos años tienen? - Celeste esboza una sonrisa.

- Diecisiete... siempre tenemos diecisiete. Podemos crecer si queremos, pero preferimos estar jóvenes.

-Guau... eso es genial.

- Sí, supongo. Tiene sus ventajas y desventajas.

- ¿Por qué La Hada de La Oscuridad derramo sobre Johann una maldición? - Pregunto, con cautela. No creo que me responda pero no pierdo nada intentando.

- Tú mejor que nadie conoces a Johann, aunque creas lo contrario.- Comienza.- Él es pedante, patán, pervertido, degenerado, loco; pero hay una parte de él que no muchos ven. Él puede llegar a ser muy lindo cuando quiere. Tiene su lado bueno, aunque lo tiene muy escondido. Puede llegar a ser cariñoso, sincero, y muy sobre protector cuando quiere algo o a alguien. Él es rebelde y hace lo que quiere y cuando quiere, para él no hay limites. Pero hubo una época, en qué jugaba con las jóvenes, las usaba incluso como esclavas sexuales y luego, cuando no le servían... las mataba.

Abro los ojos como platos. ¿Esclavas sexuales? ¿Matarlas? Dios mío...

- La Hada de La Oscuridad no le gusto eso. Ella se enamoro de él pero Johann no. No la quiso y ella se resintió. Y por esa razón ella le lanzo una fuerte maldición que lo persigue por años. A veces la rompe sin importar las consecuencias. Ya sabes, es Johann.

Pensé que no me contestaría. Me equivoque.  Johann es malo, muy malo. ¿Usar a chicas y después matarlas? Es un verdadero monstruo.

- Por eso su sangre es negra.- Recuerdo su sangre.

- Sí. Pero algo sé con certeza: él jamás te haría daño.

- Sí, como no.

- Si quisiese hacerte daño, solo chasquea los dedos y te volverías ceniza. No lo hará. No se atreve. Creéme.

- ¿Por qué estás tan segura de eso?

- Lo he visto. Te diré algo pero será nuestro secreto, ¿Vale?

- Vale. Habla.

Y por alguna razón, algo dentro de mí se prepara para una buena noticia.
¡Al fin, buenas noticias! Es como tomarse un sedante y me empiezo a relajar.

- Creemos que tú podrías romper la maldición.

False InnocenceWhere stories live. Discover now