"Dicen que a las chicas buenas les gustan los chicos malos.
¿Tú qué piensas Sakura? Sakura se ruborizó, ella era una chica buena según decían, y la imagen en su cabeza de chico malo tenía nombre y apellido.
¿Sería aquello posible?".
Ni los persona...
"Dicen que a las chicas buenas les gustan los chicos malos, ¿Tú que piensas Sakura? Sakura se ruborizó, ella era una chica buena según decían, y la imagen en su cabeza de chico malo tenía nombre y apellido, ¿Sería aquello posible?"
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Sakura se sentía extraña, frunció el ceño dudosa de una forma completamente graciosa que Shaoran de haber visto se hubiese reído, meditó un poco lo que el chico le estaba diciendo, aunque por un lado prefería mil veces creer en la presunta virginidad de Li Shaoran quien pronto llegaría a los dieciocho años. Por el otro lado, el que era un poco más realista, dudaba un poco sobre esto, quizás por la forma de ser del muchacho. Respirando profundo, se aventuró a hacer algo que para ella era la cosa más sagrada y que nunca haría en vano.
—¿Me lo juras?
Shaoran rió, pero luego dijo con toda la seriedad que su sonrisa divertida le permitía.
—Te lo juro.
Sakura guardó silencio de nuevo y luego se giró hacia él localizando dificultosamente su rostro entre la oscuridad, soltó un suspiro y aún debatiéndose en su interior con intensidad optó por dar una respuesta, probablemente la que había decidido creer.
—Si me lo juras entonces te creo, que sepas que los juramentos son sagrados para mí —advirtió, dándole al mismo tiempo a conocer al muchacho de ojos ámbares algo más acerca de ella. Shaoran asintió seriamente y luego con una sonrisa algo traviesa, medio en broma y medio en serio, soltó una pregunta.
—¿Y hasta cuando piensas ser virgen?
Sakura se ruborizó.
—¿Qué dices? —dice abochornada y entonces los labios de Shaoran se posan sobre los suyos con suavidad.
Se queda inmóvil y él le sigue dando besos consecutivos de esos que a ella le saben a ternura, sin lengua ni humedad, simplemente roces suaves con sus labios de forma casi infantil que ella no tardó en responder sigilosamente como si estuviesen haciendo alguna travesura, tal vez era así.
Sakura sacó sus manos de entre las dos cobijas que la estaban protegiendo del congelante frío de aquella noche y las guió suavemente hasta el rostro del muchacho, posándolas a ambos lados del rostro masculino, las fue subiendo desde el mentón hasta que quedaron ocultas entre el cabello de Shaoran.
La muchacha se aventuró por sí misma en la repartición de besos y esta vez fue Shaoran quien se dejó hacer tranquilamente, cerrando los párpados cuando entre besos suaves como el roce de una mariposa Sakura le beso los ojos, la frente, las mejillas, la nariz, el mentón, y aun en la oscuridad la castaña lo miró con una ternura inmensa que se transmitía de una forma rara en el aire. La chica terminó por abrazarse a él rodeándole del cuello y Shaoran la tomó por la cintura.
