Capítulo 4_ Dos cara a cara

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"Con gran hastío Sal se cubría las orejas con el saco de mugre al que tenía la desgracia de llamar almohada. Durante dos horas y media todo se le hizo un mundo; el sonido de la gotera incesante que seguía vigente desde hace dos días le golpeaba en el cerebro como un pequeño martillo, los gritos que no cesaban, se seguían oyendo desde la distancia pero por el eco le llegaban casi como si estuvieran ahí al lado, las peleas entre presos, el viento contra las grietas que le gruñían y murmuraban, los pensamientos, los recuerdos, la depresión, la ansiedad, la pena, Ash, Todd, Neil, Larry.

_ Sal Fisher._ Una voz caló como un relámpago, segando el torbellino de tormentos que le removían la mente. Al incorporarse y mirar en esa dirección, descubrió que era uno de los guardias, quien abrió la celda con un tintineo de llaves_ Vamos. Tienes psicólogo hoy.

El silencio se posó en su cabeza cuando lo escuchó... Solo una palabra se coló en el mar blanco que tenía por mente justo entonces, como si fuera la respuesta a todos sus problemas... Lunes. Sal había pasado el fin de semana encerrado en la celda, obviando cualquier contacto con seres humanos y, sobretodo, intentando no pensar en todo lo que hizo, en todo lo que le atormenta desde hace mucho tiempo.

Con pesadez, el gran hombre peli azul se levanto, dejando curvada la espalda, sin poder evitar soltar un ligero suspiro opacado por la resquebrajada prótesis... Antes de que pudiera decir palabra, el guardia ya le había puesto unos grilletes oxidados.
Sally no dijo nada al respecto.

_ Camina._ Ordenó el musculado hombre, quien le empujaba con una porra algo pegajosa con un líquido que parecía ser... Rojo._ No me hagas repetirlo.

Y no hizo falta. Sal avanzó en dirección a la gran sala que había en el fondo del largo pasillo... Debía pasar por varias celdas de presos peligrosos pues su celda era la más alejada de dicha estancia. Todos los reclusos le lanzaban piropos o se reían de él cuando le veían pasar... Alguno incluso le felicitaba por su delito... Apretando los puños y los dientes, Sal hacía lo imposible por no entrar al trapo... La porra tenía su nombre y, si hacía cualquier movimiento, por pequeño que fuera, su cabeza acabaría teñida de rojo en vez de azul.

...

_ Ah, Sal... Me alegra que estés aquí._ Le recibió Enon con calidez_ Siento avisártelo así pero... Pasado mañana tendrás una rueda de prensa.

_ ¿Qué?

_ Tu juicio está a la vuelta de la esquina así que quieren tomarte declaración... No será muy largo, créeme. Dales lo que quieren y te dejarán en paz._ Sentándose en la butaca, Enon le ofreció tomar asiento_ No te preocupes, Sal, me tendrás ahí en todo momento... Pero por ahora no pienses mucho en ello. Ven, vamos a continuar donde lo dejamos..._ Obedeciendo, Sally se sentó en la silla, que le recibió con un chirrido, como si se fuera a partir en cualquier momento_ Dime, ¿Has recordado algo importante que quieras contarme?

El lugar se inundó de silencio... En el tiempo en que Sal se quitó la máscara el musculado guardia de seguridad ya se había marchado.

Tras dejar la máscara en la mesa, el chico de desfigurado rostro se decidió, por fin, a hablar.

_ Si... Creo que sé que debería contarle hoy.

_ Pues adelante... Te escucho.

Y nada más escuchar eso, Sal inició su relato."

...

El fin de semana se me había hecho eterno. No hacía más que pensar en lo que habíamos hablado Todd y yo.

A través de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora