A través de sus ojos

Capítulo 8_ El precio de la verdad

"El día de Sal amaneció bastante más tarde que de costumbre. Un hormigueo recorría sus manos y espina dorsal, todo le daba vueltas, sus ojos no podían parar en un punto fijo y, de vez en cuando, algún espasmo le hacía tener esa falsa sensación de caída justo cuando vas a coger el sueño por fin; En definitiva, Sal no podía moverse... Ni un centímetro.

Ya fuera porque su cuerpo no respondía o porque justo comenzó a recordar lo que pasó ayer que el preso 081486 comenzó a ponerse muy, muy nervioso... Y no podía hablar, solo sudar y temblar. Su cerebro gritaba y exigía respuestas, pero su cuerpo solo desprendía silencio.

_ ¿Ya te has despertado, Fisher?_ Articuló un guardia; bastante joven el chico, aunque con aspecto decidido_ Qué mala suerte... El golpe del taser te dio justo en la espina dorsal.

_ ¿T-T-Ta-Taser?

Asintiendo, el guarda cambió el peso del cuerpo en la otra pierna.

_ No te esfuerces demasiado... Tardarás un poco en volver a conseguir que te responda el cuerpo. Mañana ya podrás moverte y hablar con normalidad.

_ ¿Q-Quien... Quie-en eres?

_ Soy Félix, Félix Jones. Me han trasladado nuevo aquí_ Esbozando una breve sonrisa, volvió a relajar el rostro. Era un muchacho de unos 26 años, de cabello castaño claro y tez pálida... Sus ojos eran de una tonalidad verdosa, o al menos eso parecía intuir Sal, ya que veía algo borroso. Llevaba una bufanda roja_ Aún no sé bien, bien los motivos por los que estáis aquí, ni tampoco conozco bien a los presos, pero... No se, justo el día que llego veo como a un recluso peli azul lo derriban con una descarga eléctrica... Como comprenderás sentí curiosidad.

Sal no pudo evitar soltar una leve risa... Le dolió hacerlo, ya que el cuerpo se resintió en el minuto cero, pero aún así valió la pena.

_ S-Supong-go...

_ Tú eres Sal Fisher, ¿No?_ El aludido asintió con dificultades_ Ya veo. Estás en boca de todos por aquí... Al menos eso escucho. Como soy nuevo, nadie me hace caso ni me cuenta nada...

_ ¿N-No?

Félix negó con la cabeza y justo después miro en dirección derecha. De un suave desliz se ajustó la bufanda. Tal vez era porque la mirada de Sal estaba un poco desenfocada, realmente no le veía muy bien, ni a él, ni al entorno, pero juró que era una bufanda de un granate oscuro... Era un tono fuera de lo común.

_ Me marcho. No creo que sea buena idea que me vean por aquí...

_ B-Bie-en...

_ Nos vemos más tarde._ Y, con una sonrisa, el nuevo guarda se hubo marchado.

Justo después de su partida, un nuevo par de guardias, junto a un hombre delgaducho y con gafas, aparecieron desde la dirección contraria. Sal seguía intentando enfocar la vista mínimamente para intentar descubrir quienes eran... Obviamente sin éxito.

_ Buenas, Sal Fisher._ Comenzó el hombre, con las manos tras la espalda_ ¿Cómo se encuentra hoy?

Solo alcanzó a mirar al hombre de refilón.

_ Tomaré eso como un "Bien"._ Alcanzando un taburete que había en el punto ciego entre celda y celda, el hombre de traje se sentó ante él_ Como me informaron de que no podría asistir por su propio pie a la consulta, decidí acercarme personalmente a tomarle declaración desde aquí. Espero que no le moleste.

_ ¿Q-Que...? N-No-o... ¿Y-Y E-E-no-on?

Un silencio llenó el pasillo. Algún recluso montaba escándalo al otro lado del corredor... Y con un suspiro, el hombre cruzó las piernas, dejando las manos en el regazo.