C34: Alucinaciones.

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—¿Se puede saber porque tardas tanto?—cuestionó Abby entrando en la habitación.—Nish, por favor. Vámonos de aquí...si alguien viene y nos encuentra aquí vamos a meternos en un gran lío.—añadió a toda prisa.

—¡Es él...!—murmuré sin despegar mis ojos de aquel cuerpo inerte sobre la blanca camilla.

—¿Qué? ¿De qué estás hablando?—preguntó acercándose un poco a mí.

—¿Es que no lo ves?—exigí mirándola fijamente.

—Amiga, de verdad no estoy entendiéndote nada...—anunció. Señalé en dirección a la camilla, Abby parpadeó confundida y llevó su verdosa mirada hasta el chico que descansaba en ella.

—¡Es Erick...!—espeté mirándola fijamente.

Sus ojos verdes estaban fijos en el cuerpo inconsciente frente a ella pero parecía no verlo. Estaba ahí, frente a ella y ella parecía que no se daba cuenta de lo que estaba pasando.

—¿Lo...conoces?—cuestionó tontamente.

—¿Qué? ¡Por supuesto que lo conozco! ¡Tú también lo conoces!—estallé llena de euforia reprimida.

—Yo no lo he visto nunca—respondió ella encogiéndose de hombros—por Dios...que feo debe de sentirse tener tantos aparatos conectados al cuerpo ¿crees que pueda sentirlos...?—se estremeció.

—Abby—murmuré acercándome un poco a la camilla—¿De verdad no lo reconoces?—ella me miró un minuto, llevó su vista de nuevo al chico pelinegro y negó firmemente.

—¿Compartíamos alguna clase y yo no lo recuerdo?—rodé los ojos.

—Es Erick, Erick Brian Colón—me miró nuevamente pero esta vez como si me hubiese vuelto una completa demente.

—¿Er...?—asentí un poco—¡Por el amor de Dios, Nish! Él no es Erick. Este chico es pelinegro de tez blanca—negué nuevamente—tu novio tiene el cabello castaño y su piel es mucho más dorada; y si...tiene esos bonitos ojos azules que lo hacen ver como un súper modelo de revistas pero este chico claramente no es tu novio—añadió mirándome.

—¿Cabello pelirrojo? ¿Piel dorada? ¿Ojos azules...?—murmuré confundida. Ella asintió solemnemente.

—Nish, tu novio debe estar en España en este momento; este chico está en coma frente a ti ¿No crees que completamente imposible que dos personas estén en dos lugares diferentes al mismo tiempo?—suspiré y miré de nueva cuenta al chico—¿Te sientes bien?—cuestionó.—Creo que el cansancio debe estar provocando que tengas este tipo de alucinaciones...—negué de inmediato y mi corazón latió con mucha fuerza.

Caminé cinco pasos más y coloqué mi mano derecha encima de la blanca mano de aquel joven que yacía inconsciente en aquella habitación, su suave mano provocó un leve cosquilleo en la punta de mis dedos, acaricié con mi dedo su fría palma y aquella corriente eléctrica -que se hacía presente cuando Erick me tocaba- atravesó por toda mi espina dorsal, mis piernas temblaron un poco y mi corazón amenazó con estallar dentro de mi pecho.

Quizás Abigaille tuviese razón y el cansancio estaba empezando a afectar mi sistema nervioso pero estaba completamente segura que aquel chico era exactamente igual a Erick.

Además ¿qué era eso de que Abby lo miraba de una manera diferente? ¡Aquello no era normal! ¡No era normal, de ninguna manera!

¿Y si estaba volviéndome loca? ¡No! El enfermero...él también podía verlo, me había dicho que llevaba dos años en coma ¿entonces no podía ser Erick, verdad?

EL ÁNGEL GUARDIÁN|Erick B. Colón.|Completa.Where stories live. Discover now