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¿Conocéis aquello que ocurrió el 4 de julio? Si, esa fiesta norteamericana en la que se lanzan petardos y todas las calles están cubiertas de los colores de la bandera de Estados Unidos

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¿Conocéis aquello que ocurrió el 4 de julio? Si, esa fiesta norteamericana en la que se lanzan petardos y todas las calles están cubiertas de los colores de la bandera de Estados Unidos. Bueno, por si acaso sois gente poco enterada de la historia de mi país os haré un pequeño resumen…

El cuatro de julio es un día especial, todo viene por un hombre, Paul Revere que cabalgó durante toda la noche para advertir a sus compañeros de la milicia de Boston sobre el avance de las tropas británicas después de la fiesta del té.
Se comenta que ese día fue el inicio de algo grande (que se note que soy norteamericano), fue un pequeño paso para lo que sería la mejor nación de… Sí, ya paro, no soy ese tipo de Yankee.

Como iba diciendo ese es un día de comienzos, que Paul Revere llegara a tiempo en una carrera a contrarreloj era un hecho milagroso, casi divino. Es curioso que lo diga así porque me considero ateo, soy lo que la profesora Margaret de filosofía diría un empírico, vamos que si no lo veo, no lo creo y desgraciadamente para Dios, nunca lo había visto así que para mí no existía. Aunque respecto al cuatro de julio he de admitir que sí era un día de comienzos, principios, como queráis decirlo, pero lo era.

Ahora que os he dado una clase magistral de historia podemos continuar. En un cuatro de julio comenzó lo que sería una de las mayores locuras que me han pasado en la vida. Yo tendría tres o cuatro años, no lo recuerdo bien, haciendo cálculos habrán pasado como unos 13 o 14 años más o menos, no soy bueno con los números, ya me iréis conociendo mejor.

Ah sí, no nos hemos presentado, me llamo Nate Lockwood, mi nombre es importante para la historia así que no lo olvidéis. Tengo casi dieciocho años y… bueno, no os haré más spoiler.

Ese día fuimos a pasar la fiesta en nuestra casa de los Hamptons (si tengo una casa en los Hamptons) e hicimos lo que se suele hacer como tirar petardos, comer barbacoa, etc. Nada nuevo. Excepto por un pequeño colgante que arrastró el mar hacia la playa donde yo estaba paseando con mi familia.

Se encontraba medio enterrado en la arena pero emitía con un brillo especial que pese a la suciedad hizo que me fuera imposible ignorarlo.

Lo sujeté entre mis manos y lo limpié en el mar para quitarle toda la mugre que había adquirido. La cadena de oro custodiaba lo que era la piedra más bonita que he visto en mi vida, era de un color azul muy similar al de mis ojos que se combinaba con otro color, como de un verde azulado, mi hermana Blair seguro que sabe un nombre para ese color pero creo que os hacéis una idea de cómo era. Además, la joya tenía una especie de beta dorada cruzando toda su extensión y los colores se fusionaban en la piedra en la parte más central.

Si, era una pasada de colgante y ahora lo describo minuciosamente aunque de niño seguramente mi reacción fuera algo así: "WoW… bonito". Para mí ese collar fue como un regalo de las sirenas del mar.

Ahora mismo os estaréis preguntando: Nate, ¿no habías dicho que eras ateo? ¿Que no creías en cualquier cosa? Bien visto chicos, pero estoy hablando de cuando era un niño y creía en básicamente todo lo que me dijeran o viera en la tele. Es más, mi madre solía contarme historias de la más pura fantasía, siempre pensé que podría haberse hecho escritora, pero es otro tema, según fui creciendo empecé a dejar en las cosas que antes me emocionaban como dragones y héroes, supongo que como nos pasa a todos olvidamos que la magia alguna vez formó parte de nuestras vidas.

La noche en la que encontré el collar tuve un sueño horrible, es algo que recuerdo a la perfección como si lo hubiera tenido hoy mismo. En mi sueño una niña gritaba, no sabía quién era pero en un primer momento pensé que podría ser una de mis hermanas menores y el pánico me inundó. Ella hablaba a gritos, pero yo era incapaz de saber lo que decía, como si estuviera hablándome en otro idioma. Hasta que de un momento a otro comprendí lo que decía “¿Quién eres?” “Por favor, contestame, tengo miedo”. 

Su voz me caló hasta los huesos, nunca había sentido tanta desesperación y angustia, menos de una persona tan pequeña.

Dejé de oírla pero frente a mí imágenes comenzaban a formarse. Estaba situado en un campo de batalla, habían cuerpos sin vida situados a mis pies de soldados que no conocía y a lo lejos se observaba un humo que provenía de una ciudad lejana que parecía arrasada por aquellos que a los que los hombres del suelo habían intentado parar.

Oí sollozos y me giré para ver a la niña que había escuchado gritar. Se encontraba sentada en el suelo, sucia, agarrándose a sus oídos sin poder dejar de llorar, su cabello rubio se encontraba seco, enmarañado y oscurecido por el barro. Me miraba con miedo y el dolor que se apreciaba en sus ojos me quitaba el aire. En ellos vi algo familiar y sostuve el colgante que había encontrado ese día, sus ojos eran del mismo tono que la piedra casi como si hubieras sido hechos por y para ella.

La pesadilla se repitió cada noche, cada vez con un escenario diferente, con distintos hechos que me inquietaban, sentía que estaba viviendo una guerra y en algún momento pasaría algo más, que la desgracia aún no había llegado a su punto álgido. Supongo que eso puede considerarse un principio también, después de todo, aunque más que uno dulce podría considerarse como el comienzo de mi descenso hacia la locura, ¿o tal vez no?

 Supongo que eso puede considerarse un principio también, después de todo, aunque más que uno dulce podría considerarse como el comienzo de mi descenso hacia la locura, ¿o tal vez no?

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Just A Dream ©Where stories live. Discover now