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Alya y Nino se encontraban en la casa de la morena, ambos se encontraban viendo un maraton de la serie favorita de Nino, aprovechando que era viernes, ambos sabian que al día siguiente tendrian que ponerse a cocinar, sin embargo una loca idea llegó a la cabeza de Alya.

 -¿No crees que lo que nos dijeron Marinette y Adrien parecia mentira?, digo, no estoy acusando a nuestros amigos de mentirosos o algo así, es solo que me parece muy sosopechoso que tan derrepente Adrien se diera cuenta de los sentimientos por Marinette, y es aun mas extraño que Marinette se armara de valor y se declarara casualmente el mismo día- dijo la chica en una pose reflexiva 

-No lo se nena, quizás quieran reservar sus detalles para ellos, por lo menos ahora estan juntos, no tiene caso darle muchas vueltas al asunto- dijo el chico mientras abrasava a su novia dispuesto a besarla fracasando al instante gracias al brusco movimiento de la chica 

-yo se que hay algo más allí, esos dos se traen algo, esconden un secreto, y juro que lo descubrire o dejo de llamarme Alya Cessaire- dijo la chica de lentes totalmente emocionada por una nueva noticia o secreto que descubrir, su novio no podia evitar pensar que su novia estaba un poco loca aunque asi la amaba, una de las cualidades que mas le gustaban de Alya era esa energia que demostraba ante un nuevo desafio y esa pasion que tenia por las cosas que le gustaban, tal vez aveces exageraba y formaba teorias locas o sin sentido, pero el estaba para apoyarla, despues de todo el solo queria ayudarla, queria acompañar a Alya en todos sus desafios así fueran los mas locos, porque simplemente la amaba...

Muy lejos de la casa de la casa de Alya se encontraba un rubio que recíen salia de su clase de esgrima acompañado de una azabache de ojos cafes, en cuanto ambos ingresaron al vestuario kagami noto la gran sonrrisa del rubio, era sorprendente las diferentes emociones que tenia ese chico y por eso lo amaba, ella lo queria ayudar a superarse así mismo, estaba satisfecha con su practica de esgrima de hoy, pues aunque esta vez Adrien le gano todo el tiempo, la chica no podia estar más feliz, ese rubio era al unico que le permitia ganarle, porque el era el chico perfecto, su chico perfecto y no permitiría que nadie se lo quitara, ninguna de las dos locas de Chloe o Lila, ni mucho menos la indescisa Marinette,  ella era Kagami Tsurini, una ganadora y lucharia por el corazón de Adrien.

-Kagami, no creeras lo que me paso hoy- la chica miro al rubio, esperando que le dijera el motivo de su sonrisa, mientras su corazón palpitaba rapidamente - Por fin di una estocada correcta- dijo Adrien con una gran sonrisa

Ella sabia perfectamente a que se referia, por fin Marinette había decidido y se había decidido por su chico, esas simples palabras le clavaron mil sables en el corazón, aunque todavía tenia una pizca de esperanza de que no fuera así- No diste una, diste muchas el día de hoy, qien diria que en verdad me podrias vencer- dijo ella, esperando que se refiriera a su clase y no a Marinette, tratando de guardar sus sentimientos atravez de esa mascara de hielo que siempre usaba, no quería escuchar lo inevitable aunque no estaba dentro de sus opciones el huir.

-No me refiero a eso- dijo el rubio- Marinette y yo somos novios

Esas simples palabras rompieron su duro corazón en dos, no podía ser, tenía ganas de expresar por primera vez sus sentimientos, de mostrarse fragil, pero no podía asi que usando su mascara hizó una sonrisa y se limitó a decir las palabras mas dificiles hasta el momento, que al pronunciar cada silaba sentia una espina en su lengua- me alegro mucho por ustedes, espero que sean muy felices, ya era hora- acontinuación salieron del vestuario y la chica pensaba que lo más duro ya habia pasado, pero fue aun mas duro el ver como la otra azabache esperaba a su rubio y lo tomaba entre sus brazos para luego besarlo, ella queria sostener entre sus brazos a adrien y no debía de ser Marinette, si habia sido dificil felicitar a su amado por estar con otra chica, felicitar a la amada de su amado y saludarla le habán terminado de clavar la daga, una vez dentro de su carro por fin se pudo quitar la fría mascara...

RappelerWhere stories live. Discover now