Capítulo VII.

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Jueves

Me desperté con el sonido del lago adentrándose en la casona, tenía hambre, mi estómago rugía, me moví en el lecho encontrándome con Thomas dormido de espaldas sobre la cama con una de sus manos aferrada a mi rodilla.

Me restregué el rostro, tenía la nariz tapada, era probable que tuviera fiebre, estaba enfermando ¿era posible que lo que había hecho me quitara todo el poder que poseía y por eso ahora estaba enfermando?

Volví a acomodarme en la cama más cerca del pecho de Sheby, tocaron la puerta, di un salto no estaba acostumbrada a ese tipo de sonidos, me levanté agarrando la bata de satin para correr escaleras abajo hasta la puerta, el rostro pálido de Aidan me dio un escalofrío.

– Está en labor – Adiviné dejando la puerta abierta para que entrara – atiza el fuego voy a vestirme ¿Qué haces aquí?

– Me envió por ti.

– Deberías haber enviado a otro, tu deber es estar junto a ella – Le regañé subiendo a la habitación para encontrarme con Thomas sentado en la cama – tengo que irme – Anuncié quitándome rápidamente la ropa delante de él, desnuda, abrí la maleta para comenzar a vestirme rápidamente. Lo observé, la parte alta de sus pómulos se había sonrojado – ¿no dirás nada?

– Puedo llevarte.

– Aidan en que has venido.

– En avión – Respondió sarcástico desde la primera planta, me senté en la cama para calzarme las botas.

– Te veo luego, Thomas – Anuncié agarrando mi morral para bajar corriendo las escaleras y salir de la cabaña dando un portazo.

Sostuve a Magdala por debajo de los brazos mientras permanecía de cuclillas con la falda arremangada sobre los muslos, sudaba y gemía apretando sus manos en mis piernas.

– Solo un poco más Magdala, puedo ver su cabeza – Mi hermana asintió reclinando la cabeza en mi hombro para descansar un par de segundos, su pecho subía y bajaba – ahí viene la otra contracción cariño – pujó nuevamente y pronto escuché la risa estridente de mamá Vilka acompañada del llanto del bebé – Otro varón – Anunció acercándose a dejar al recién nacido sobre el pecho de Magdala, abrí su blusa exponiendo la piel para que pudieran hacer contacto.

– Es pelirrojo – Sonreí acariciando el cabello sucio de colágeno – es hermoso.

– Dijiste que sería una niña – Sonrió besando la cabeza del bebé, un grito nuevo rasgó el aire haciendo que mi hermana tratara de sentarse nuevamente.

– Vilka – Llamé tomando al recién nacido para enrollarlo en una manta y entregárselo a la suegra de Magdala – ¿qué pasa? No puede ser la placenta – Mamá Vilka se inclinó dejando ambas manos en el interior de los muslos de mi hermana para echar un vistazo a su sexo.

– No, es otro bebé.

– ¿Qué? – La voz de Magdala sonó desesperada, acaricié su frente.

– Te dije que eran dos – Sonreí volviendo a tomarla de los brazos, el bebé comenzó a llorar.

– Tráeme a mi bebé – Dijo casi en un susurro.

– Tienes que concentrarte en esto.

– No puedo hacerlo si mi hijo está llorando porque me necesita – Recriminó apretando los dientes.

– Lucía – Llamé a una de sus cuñadas para que tomara mi lugar mientras yo iba con la suegra de mi hermana, podía escuchar a Magdala pujar – No lo vista mamá Eurídice – la interrumpí viendo al pequeño bebé – Magdala quiere tenerlo.

Vadoma [{COMPLETA}]Where stories live. Discover now