Capitulo 1 parte I

3.5K 221 8
                                    

~15 DE MARZO~

Miré el gran edificio frente a mi impresionada para leer en la entrada el gran nombre de él: C&C Enterprise.

Sí, pasados unos días de aquel encuentro extraño con aquel desconocido, decidí acercarme a la dirección de la tarjeta para comprobar con mis propios ojos que no me habían engañado.

-Bueno, Sabrina... Ahora o nunca. -Me dije a mi misma antes de entrar al edificio para quedarme más fascinada aún. Esto era tan grande por dentro como por fuera.

-Perdona, ¿busca algo?

-¿Eh? Digo sí. -Dije saliendo de mis pensamientos para acercarme a la chica que me había hablado desde el mostrador. -Conocí a un tipo en el hos... -La mujer tras el mostrador alzó las cejas interrogativa con cada de "¿vas a contarme tu vida?" -Busco a un tal... ¿Ramón Castle?

-¿Raymond Castle? –Corrigió ella mirándome mal.

-¡Si, eso! ¿Puedo verlo?

-Se necesita tener cita para ver al señor Castle.

-¿Cita? –Suspiré. –¿De verdad me vé con cara de tener que esperar por una "cita" ahora que estoy aquí? ¡Ni que fuera a ver a mi ginecóloga! –Grité poniéndome nerviosa mientras que por el rabillo del ojo veía como el guardia de seguridad se acercaba a nosotras.

-¿Algún problema?

-Ningunito, bonito. Puedes volver a dirigirte a tu puesto.

-¿Disculpe?

-Disculpado. –Dije sonriendole inocentemente. –¿Puedo ver ahora al Raymond Castle ese o qué?

-Debe acompañarme a la salida, señorita...

-¡No me toques! –Volví a gritar en cuanto ví que sus intenciones fueron echarme a la fuerza. –No se le ocurra tocarme...

-¿Qué está pasando aquí?
Preguntó de repente un hombre trajeado con un maletín en las manos acercándose a nosotros. ¿De donde había salido?

-Disculpe el escándalo, señor Castle. Enseguida ech...
¡¿Señor Castle?!

-¡Eres tú! –Me aparté rápidamente del gorila para acercarme a él. –Un amigo tuyo me dijo que podías darme un trabajo. –Metí la mano en el bolsillo trasero de mi pantalón para sacar la tarjeta. –Me entregó esta tarjeta el otro día.

-Oh, te esperaba unos días antes, pero está bien. –Dejó de mirarme para hacerlo ahora con la secretaria y el guardia. –Está bien, chicos. Yo me encargo a partir de aquí.

-¿Está seguro, señor? –Preguntó la rubia sorprendida. Jódete, zorra.

-Por supuesto. Que tengáis buena mañana. –Dijo antes de hacerme un movimiento con la cabeza para que lo siguiera hacia el ascensor.

-Oye... Siento que nos hayamos conocido así, pero es que esa chinchosa no quería de...

-¿Chinchosa?

-Sí, por no usar un descalificativo más feo.
–Raymond soltó una risita apoyándose en la pared del espejo. –Me gusta su actitud...

-¡Ay, que tonta! Sabrina, me llamo Sabrina Hamilton.

-De acuerdo, señorita Hamilton. Sígame por aquí.
–Dijo una vez que el ascensor había abierto sus puertas en la planta que Raymond había apretado anteriormente. –No acostumbro a hacer entrevistas personalmente, pero haré una excepción con usted.

-Contigo. Tratame de tú, por favor.

-De acuerdo. –Respondió tomando asiento una vez que habíamos pasado a su despacho dejando que me sentara en uno de los sillones que habían frente a él. –Entonces dime, Sabrina. ¿Cual fue tu último empleo ejercido?

-Dependienta en una floristería. –Raymond alzó las cejas mientras que yo me encogia de hombros.

-¿Y a qué se debe este cambio?

-A que no quería trabajar siempre en una floristería cuando mis padres se han gastado bien su dinero en pagarme la carrera de marketing. O sea, no es que esté despreciando ese puesto ni mucho menos, es un trabajo honrado como cualquier otro, pero...

-Quieres aspirar a un puesto en una empresa más grande. –Me interrumpió resumiendo brevemente lo que quería decir.

-En realidad me da igual el puesto de trabajo que ejerza. Este, por ejemplo, no lo estaba buscando, pero si me acepta, bienvenido sea.

-Ya veo...

«¿Tenías que ser tan sincera?

Pues claro, la sinceridad ante todo, consciencia.

Después de que Raymond siguiera haciéndome preguntas solamente profesionales, dió por finalizada ésta pequeña “entrevista” poniéndose de pie.

-Bueno, creo que todo esto ya es suficiente para notificarte que a partir de la semana que viene eres formalmente empleada de C&C Enterprise.

-¡¿De verdad?!

-Por supuesto, Sabrina. Aún tendré que mirar en que planta estarás asignada, pero para eso te llamarán de recursos humanos. Que por cierto, tendrás que pasar por allí para rellenar una hoja de datos.

-¡Genial, muchas gracias! Había perdido toda la esperanza de encontrar un trabajo después de las tantas entrevistas que he hecho. ¡Gracias de nuevo!

-No las des. Después de todo, si mi amigo te sugirió que pasaras por aquí, era por algo ¿no? Y déjame decirte que no me he decepcionado.

-Mmm... Y espero que no lo hagas. Por cierto...

-¿Si?

-¿Tienen aquí alguna normativa especial para las mujeres embarazadas?

-¿Qué?

Lazos De SangreWhere stories live. Discover now