1. Cripto, el Vampiro Destripador

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El trabajo de un héroe nunca cesa, en especial cuando de su vigilia depende la sobrevivencia del mundo

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El trabajo de un héroe nunca cesa, en especial cuando de su vigilia depende la sobrevivencia del mundo. Por ello Mago Universal, maestro de las artes místicas, meditaba frente a un ojo enorme de energía azul en busca de la amenaza más reciente.

Cripto, un vampiro del siglo XIX, deambulaba por Londres. Era un aristócrata, y su traje de gala con gabardina larga lo demostraba. Con su actitud egocéntrica se creía un galán, era algo que le chocaba a James Jerom, porque de cierta manera eran iguales, hasta el mismísimo autor lo sabía. Más allá de querer regresarlo a su prisión, Mago también deseaba reafirmar su lugar en la historia.

Le parecía aún verlo escapar de la grieta que surcó el espacio en esa noche siniestra. Del pequeño orificio oscuro emergió una mano, pálida cual muerto; la otra le siguió, y entre ambas expandieron la grieta para que un cuerpo emergiera de ella. Se trataba de un hombre alto y corpulento. Su piel era tan pálida como sus manos; sus ojos, tan rojos como el evento cósmico que le dio la libertad.

Lo primero que hizo Cripto fue sacudir su traje, de esos atuendos propios del pasado, y pasarse la mano hacia atrás de su cabellera blanca para reafirmar su peinado refinado.

Como Hechicero Protector de la Tierra, la misión de Mago Universal era vigilar las dimensiones y mantener alejadas del planeta a las fuerzas sobrenaturales.

Cada seiscientos sesenta y seis años, bajo la luz fría de la luna de sangre, se abre el portal entre dos dimensiones —Venían a su mente las palabras del Doctor Universal, su antecesor, ya fallecido—. La Dimensión Oscura y la Tierra nunca están tan cercanas. Recuérdalo, James, y mantente alerta, la fecha pronto llegará y yo no estaré para proteger la pequeña fisura. Puede que alguna de las criaturas escape".

Y así fue. En cuanto Cripto pisó la Tierra, el hechicero le hizo frente. Sin embargo el vampiro traía consigo polvillo de duende, cortesía de uno de los muchos enemigos de Mago Universal en la D.O., y lo usó para dejarlo inmóvil.

—Ustedes, hechiceros, siempre interfiriendo en los asuntos que no son de su incumbencia —manifestó con acento británico, severo, aunque sin perder la elegancia—. Por suerte somos más quienes deseamos erradicar con su plaga. Esperé muchas vigilias para esto —Cerró los ojos y respiró el aroma de la ciudad—. Mi querida Londres... —Abrió los ojos con ímpetu al percibir algo extraño—, ¿qué te hicieron? —cuestionó al panear la ciudad.

Mago quiso responder, pero no logró articular palabras debido al trance.

—Tú... infeliz —dijo para James, mostrando sus colmillos filosos—. De seguro tienes algo que ver en esto —Sus ojos sangre eran escalofriantes—. Pero no importa, hallaré la manera de regresar mi amada ciudad a lo que fue.

Habían pasado dos días desde aquella advertencia, Mago lo buscaba por cielo, mar y tierra. Incluso advirtió a Vigilante, su colega —que era héroe en Krimson Hill, una ciudad cercana a Londres—, en caso de que lo avistara.

Mago Universal: Encrucijada temporalWhere stories live. Discover now