Cap 4. Bifurcación

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En un lugar perdido del frondoso bosque de Eulana, el joven pelirrojo se encaminaba hacia su destino.

Blood se encontraba a escasos minutos de la casa de Alvin, un misterioso brujo con unos poderes sorprendentes, y que también, al parecer era pariente suyo. Para él, sin embargo, Alvin no era un ser tan fantasioso, sino simplemente una persona cercana con la que poder pasar un buen rato.

Al menos una vez por semana, el pelirrojo recorría el mismo camino hasta para brindarle un delicioso manjar y compañía. Aunque aquella vez se le había hecho una caminata más larga de lo habitual. Quizás se debiera a que tenía más ganas de llegar que nunca. El estado en el que había encontrado la cueva de Randolph lo había preocupado bastante, y si alguien podía saber qué había pasado allí, era el brujo que vivía en lo más profundo del bosque.

—¡Alvin! ¡Ya estoy aquí! —lo llamó el chico nada más cruzar el umbral de la casa de su pariente—. ...He venido a verte... —dijo apoyándose en la puerta sin aliento. Quería verlo, necesitaba encontrar alguna pista de Randolph, lo que fuera. Tenía la esperanza de que Alvin, el que nunca se equivocaba, podría saber si volverían a verse de nuevo.

Entonces, una silueta de tez blanca y unos largos y azulados cabellos, embutido en una inmaculada túnica de tonos fríos adornada con finas filigranas plateadas y símbolos y piedras diversas, abrió la puerta. Aquellos cristalinos ojos azules parecían reflejar el alma de quien fuera que tuviera delante.

—Sabía que vendrías mi querido Blood.

—¡Wow! ¡Siempre lo sabes todo Alvin! —exclamó alegre, tendiéndole la cesta; el queso y el zumo que había en su interior eran para él—. ¡Imagino que esto también lo sabrías! ¿Verdad? Eres increíble Alvin.

—Es muy amable por tu parte tomarte el tiempo de venir a visitarme —contestó el peliazul tomando el preciado obsequio y depositándolo en la mesa, para, acto seguido, invitar al pelirrojo a acompañarle y comerlo con él, como siempre. Le sirvió un par de rebanadas de pan y un vaso de zumo y se sentó frente a él—. Aunque no es por esto para lo único que has venido a verme, ¿me equivoco?

Blood no pudo evitar relamerse al ver semejante manjar, el cual no tardó ni unos segundos en llevarse a la boca. De ese modo, para cuando Alvin quiso preguntar, el joven ya tenía la boca llena.

—¡Phi! Dicgo nop —empezó a decir. Sin embargo, al darse cuenta de la expresión de Alvin, se tomó un momento para tragar y tratar de hablar con claridad—. No. Nunca te equivocas... Quería saber... —empezó a juguetear nerviosamente con sus manos tratando de encontrar la manera de explicarse—. Quería saber si voy a volver a ver a un amigo muy importante... Quiero volver a verlo ¡sea como sea! Pero eso ya lo sabes ¿no?

Alvin dio un sorbo de su zumo, pensativo. En realidad sabía perfectamente de lo que el pequeño pelirrojo le estaba hablando, pero lo dejaría explicarse para ver qué pasaba.

—¿No crees que es un poco temerario que te hagas amigo de un hombre lobo? ¿No temes que pueda comerte?

Aquel comentario lo sorprendió, haciendo que casi se atragantara con un trozo de pastel. Ya sabía que Alvin lo sabía todo, pero aun así nunca dejaba de impresionarlo.

—¡No tengo ningún miedo! No creo que me hiciese daño... Ni él, ni tú, ni nadie... Después de todo... no hay motivo para herir a otro, ¿verdad?

—La gente es muy cruel Blood —comentaba mirándole a los ojos. No quería decírselo, pero lo cierto era que conocía a ese lobo muy bien, y no había hecho cosas de las que estar orgulloso. No pensaba revelárselo. Simplemente dejaría que se entendieran entre ellos—. Pero tu amigo sigue en este bosque, solo que ha cambiado de casa.

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⏰ Last updated: Apr 20, 2019 ⏰

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