Capítulo 1:

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Bueno, la perspectiva de ésta novela siempre será dese el punto de vista de Minho... Comenzamos.

Pasear por los pasillos del instituto a las 7:30 de la mañana, era ya una rutina para mi. Ser de los tipos rudos y que no les importa nada ya que por un incidente, toda tú vida tranquila se va por el desagüe. Por ser engañado... Sólo ser engañado, me tacharon como al chico que debes temer. Creo que la infidelidad es lo más asqueroso y cruel que puede haber en la vida, y todo eso me tocó pasar. Sólo por ver a mí chica con mi mejor amigo, mi vida cambió drásticamente.
Todos los días, llegaba al salón e iba a mi asiento, me quedaba ahí hasta que llegara el maestro, miraba por la ventana y veía como llegaban todos acompañados de sus amistades, y siempre preguntándome sí algún día mi vida volverá a ser la de antes. Me sentía sólo,  pero eso no me molestaba, sólo me dejaba... Débil, pero era demasiado orgulloso como para dejar que los demás vieran que me asustada estar sólo, y éste era mi último año y ya no tendría que venir más a éste instituto. En ése aspecto me sentía satisfecho.
Cuando sentí llegar al profesor, mis pensamientos se fueron y por inercia me puse de pié y todos saludamos.
Hoy el maestro nos dijo que una estudiante con una situación especial llegaba. Otra persona más que me temerá, decía para mis adentros,  yo miré a la ventana, pero era extraño, sentía curiosidad por conocer a la chica nueva. Giré mi cabeza al frente para poder verla... Su cabello, su piel, sus labios y sus... Ojos... Sus ojos tenían un color un poco irregular, algo así como un celeste pero claro, tan claro que cualquiera podría decir que eran lentillas, podías perderte energía esos hermosos y extraños ojos.
El maestro la presentó como __ (tn) proveniente de __(tp), venia aqui por cuestiones de trabajo de su padre. El maestro seguía hablando, yo sólo la veía a ella. Algo en ella me provocaba un alivio, el tenerla cerca me hacía llenar esa soledad que tanto me dejaba débil, como sí ella tuviera eso que siempre me ha faltado... El maestro la hizo sentarse junto a mi, ya que como no tenía amigos, me sentaba sólo. Ella asistió y avanzó. Paso que ella daba, se sostenía de alguna mesa... Ella, era ciega. Sin pensarlo dos.veces, me puse de pie  y la ayudé. Todos me quedaron viendo, no esperaban a que yo actuara de ese modo, pero eso no me importó.
Al dejarla junto a mí puesto, ella me sonrio, pero no alejada su.vista de enfrente.

- Eres muy lindo, gracias...

-No hay de que...- dije sin dejar de verla, y mi sonrisa no se iba... Definitivamente ella sería la que me dará la felicidad que tanto he estado buscado.

Holita, soy nueva en esto... Pronto subiré otro capítulo.

Siempre a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora