Diferencias

1.9K 126 174
                                    

El día 20 de diciembre estaba cerca. Con ello los nervios de irse a pasar unas navidades inolvidables. Hermione se encontraba sentada en su escritorio, dándole vueltas a su pluma. A pesar de suponer tener todo claro y en orden lo cierto era que su cerebro era un manojo de incongruencias.
Nada tenía sentido últimamente, nada alrededor de Malfoy o Krum lo tenía. Ante todo el primero le llevaba de cabeza y el segundo había causado más problemas de lo que a la chica le habría gustado.

Todavía no comprendía el comportamiento tan biopolar del slytherin. Supo de antemano que ya se había cansado de ella. De ese tira y afloja, de ese juego que jamás debió empezar. Zarandeó la cabeza en cuanto comenzó a recordar todos los besos que se habían dado. Si aquello solo había sido un juego que Merlín bajase y le diese un par de bofetadas. Porque pudo jurar ver la preocupación en el chico cuando estaban en la enfermería, podía casi oler el miedo que desprendía el rubio ¿Para.... qué? ¿Para decirle que todo había sido un juego?

Cerró los ojos y se masajeó las sienes con pesadez. No entendía absolutamente nada respecto a su entorno. Y tampoco tenía ni fuerzas ni ganas para tratar de entenderlo. Cuando volvió a mirar su reloj de pulsera muggle pudo ver que las horas habían pasado y la jornada estaba cerca de tocar su fin.
Suspiró sabiendo que la última ronda nocturna se acercaba peligrosamente, era justo un día antes de irse a Aspen y Hermione quiso desaparecer allí mismo. Lo último que le apetecía era ver al slytherin y a solas.
Pero ante todo era profesional y se debía a su trabajo. Bien, así lo haría.... Malfoy no iba a hacer que flaquee más de lo que ya lo había hecho.

A desgana salió de su departamento para comenzar a caminar lentamente hasta la biblioteca. Quería buscar respuestas a aquello que le había atacado días atrás. No se había olvidado y todo tenía un tinte demasiado lúgubre y siniestro. En cuanto llegó dejó sus pertenencias en un escritorio y encendió la lámpara que pendía mágicamente flotando en el centro del mismo. Lánguidamente se acercó hasta una enorme estantería y sacó el primer tomo que encontró sobre animales mitológicos antiguos.
Le sorprendía bastante el hecho de no saber absolutamente nada relacionado con aquel bicho. Ni ella ni absolutamente nadie del ministerio, menos él.....

A fuerzas supo que tenía algo que ver pero, lejos estaba de preguntarle absolutamente nada al rubio. En cuanto abrió las pesadas páginas se hundió completamente a la lectura.

    ✿✧═════•❁❀❁•═════✧✿

Por su lado estaba el slytherin, absorto entre miles de pensamientos. Debía dejar su mente en blanco para tratar mínimamente de mantener la cordura. Granger iba a sacarle de sus casillas y sabía que el viaje no iba a salir bien.
Las ganas de patearle la cara al búlgaro solo hacían que aumentar.
Pateó una silla mientras a malas ganas agarraba sus cosas.

—Veo que te has levantado de buen humor —habló Tom mientras aparecía por la puerta del salón.

Draco alzó la mirada para comprobar que el chico le hablaba amablemente. No tenía ganas de ser cordial con nadie pero el muchacho no iba a malas.

—Y toda la culpa la tiene tu amiguita —terminó diciendo con rabia contenida. —estoy harto

—¿Hermione? —se sorprendió —¿qué tiene ella que ver?

El rubio se despeinó el cabello y trató de tranquilizarse más necesitaba soltar todo aquello.

—Me va a volver loco joder —espetó con desdén, no sabía porqué pero se había cabreado con tan solo oír su nombre.

—¿Qué ha pasado? —preguntó ansioso.

Draco se detuvo un momento, sabiendo que quizás estaba a punto de hablar de más y no era imbécil. Tom iría a contarle todo a Granger en cuanto terminase su verborrea.

Trabajando con la SerpienteWhere stories live. Discover now