TENTACIONES II

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TENTACIONES II

Sakura estaba entre los brazos de su sensei, la tenía contra una de las paredes de su casa y besaba su cuello con determinación, sus manos estaban por todos lados, desde su espalda hasta por debajo de la falda, la tenía acorralada. Quería una explicación, y de alguna forma la estaba obteniendo, el ninja no hacía nada que ella no le permitiera, y tenía la impresión de que no era la primera vez que sucedía, por la forma en la que la tocaba definitivamente algo había pasado ente ambos, ¿Hasta dónde habían llegado?

-Lo sientes, ¿verdad? – le susurró en medio de un intenso beso.

-Sí. Esta no es la primera vez que sucede... - dedujo Sakura sin mucho esfuerzo y sin importarle averiguarlo, sólo quería que él no se detuviera.

-Todos te dijeron que cuando despertaste no recordabas nada – para su molestia dejó de besarla, pero no se apartó ni un centímetro, su cuerpo presionaba el suyo y jadeaba contra sus labios, además de verla directo a los ojos – Es cierto, ni siquiera me recordabas a mí, claro que eso no te impidió seducirme.

Sakura parpadeó un par de veces, estaba confundida y un poco sorprendida, el ninja apreció esa reacción tan inocente en ella y le ofreció una sonrisa maliciosa. Seguramente su alumna había podido imaginar cientos de escenarios distintos, pero en ninguno de ellos, ella lo seducía a él. Kakashi volvió a besar su cuello, estaba disfrutando de tenerla tan cerca de nuevo, fueron días de completa agonía y ahora que por fin obtenía la tan anhelada cura estaba aprovechándola. No había olvidado ningún detalle, cada noche recordaba su cuerpo y su calor, esa pasión mezclada con ternura, pero imaginar no había sido suficiente.

-Te esforzaste por conquistarme – le explicó entre besos mientras sus manos se deslizaban por debajo de la falda de la chica – Y aunque yo traté de resistirme, usaste métodos muy convincentes. Te vestiste para mí con un hermoso vestido sólo para atraer mi atención, fingiste estar interesada en Neji para molestarme, me pediste que ignorara que eras mi alumna para tentarme, me preguntaste qué me parecía tu cuerpo y si me gustaba, te dije que sí... - hizo una pausa para besarla en los labios mientras resistía la tentación de bajar su falda – A cambio de dejarte bajar mi máscara me diste un beso en los labios, me pediste que te enseñara a bailar y corriste a Mei descaradamente porque estabas celosa.

-¿Qué sucedió después?

-No me pude resistir a tus encantos, sucumbí como lo hago ahora. Te elegí a ti y me olvidé de las reglas, de los límites, de mi propio sentido común y mis responsabilidades – Sakura gimió antes las caricias – Me llenaste de ti... te metiste bajo mi piel con tu tierno amor, con tus delicados cuidados y miradas luminosas, con besos dulces y caricias suaves. Pasó lo que tenía que pasar...

Su alumna lo observó atentamente, tenía las mejillas sonrojadas, y aunque su mirada no era tan brillante como solía serlo, sí lo veía con cierta fascinación, como si realmente quisiera recordarlo, y una parte de ella lo hacía. Sus delicadas manos bajaron hasta el borde de su pantaloncillo y un poco más abajo. Había algo de la antigua Sakura en ella, una pizca de esa pasión casi desbordada, una pequeña parte que no recordaba para nada a Sasuke y parecía dispuesta seguir adelante, esa picardía y atrevimiento del que él había disfrutado muy a su gusto estaba emergiendo. Sus manos acariciaron su miembro por encima del pantaloncillo, eso le arrancó gemidos involuntarios, se recargó contra el cuerpo de su alumna y saboreó de ese roce tan placentero. Sakura tenía una habilidad muy especial para despertar cada uno de sus sentidos, algo que de por sí ya era placentero, lo convertía en algo glorioso y tremendamente erótico.

-Espera, Sakura... - tuvo que recurrir a la última pizca de autocontrol que le quedaba para tomar las manos de su alumna y detener esas caricias que lo volvían loco – Lo que te acabo de contar, lo que sucedió entre nosotros no es un simple recuerdo, es una advertencia... No puede volver a suceder - la jovencita lo observó sin comprender, era evidente lo que ambos querían, lo que ansiaban y sería muy fácil obtenerlo, aplacar el deseo casi incontrolable.

EN LA MEMORIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora