Cuando Kiseok abrió la puerta de su estudio se encontró con Sunjung al borde del llanto, con la cabeza gacha y balbuceando algunas palabras que no comprendió. Se le hizo un tanto extraña la escena, como irreal, vamos, él tenía contado con los dedos de una mano las veces que vio llorar a la menor, y todas esas veces no se comparaban a esa.
—Sun, ¿qué te pasó? —preguntó preocupado.
—Es que creo que cometí un error o no, no lo sé, ¿puedes aconsejarme? —pidió alzando la cabeza haciendo el intento de borrar sus lágrimas con sus manos.
El mayor se giró antes de dejarla pasar, justo estaba con un amigo trabajando en una canción pero éste entendió todo sólo con la expresión de Moon, sólo se despidió rápido y los dejo solos.
—Lo siento, seguro estabas en algo importante —murmuró sentándose en el sillón individual de esa sala, bien era un estudio pero que al igual que el suyo tenía una sala, cocina y un baño, alguien tranquilamente podría vivir ahí, y no es como si Kiseok no lo hubiera hecho antes.
—Sí, pero no es tan importante como ayudarte a ti —aseguró agarrando una silla para ponerse frente a ella—. ¿Qué pasó?
—Jay y yo... acabo de volver de su oficina en realidad, nosotros acabamos de tener sexo —reveló con vergüenza.
—Oh, creo entonces por donde va esto —murmuró asintiendo con la cabeza—. ¿Cómo llegaron a eso?
Sunjung cerró sus ojos y se secó las lágrimas que hicieron el intento de salir, tomó aire antes de comenzar a contarle.
—¿Qué tan seguro estas de que tu técnica funciona? —le preguntó la menor al tatuado.
—La he usado por años —respondió como si fuese suficiente.
—Es que, me hace algo de ruido, me dices que si quieres verificar que has olvidado a una persona tienes que acostarte con otra, ¿qué pasa después de eso? —inquirió indignada.
—Si siento culpa aún la quiero, si no entonces ya la superé —contesto con simplicidad.
—¿Y qué haces con la culpa?
—Nada, manejarla. —Encogió sus hombros—. Como esa persona y yo ya hemos terminado no tengo porque sentirme mal en serio, no la estoy engañado y sé que lo nuestro no volverá a pasar, así que intento convencerme a mi mismo que no tengo porqué estar mal.
—¿Alguna vez no pudiste quitarte esa culpa?
—No, siempre se va tarde o temprano, como lo que siento por esa persona, no creo que el amor sea para siempre, por lo menos no he conocido a nadie que me haga amarla de igual forma sin importar cuánto tiempo pase —contesto con dudas, ya para ese entonces no la miro a los ojos—. En broma le digo la prueba de fuego.
—¿Prueba de fuego? —repitió divertida—. Nombre tonto.
—Y la prueba es tonta —señaló riéndose.
—Sé que no quiero a Junwon de la misma forma que antes pero la idea de estar con alguien tampoco me gusta, aún cuando me pasa cruzarme con un chico que me atrae de forma física, siento que es pronto —confesó jugando con los hilos de la almohada que tenía en brazos.
—No tienes que hacerlo si no estas lista aún, ustedes estuvieron casi cuatro años juntos, es comprensible que no te sientas lista —opinó mirándola—. Normalmente mis relaciones no duran más de seis meses.
—¿Y cuándo voy a estarlo?
—Cuando llegue el día lo sabrás —relajó—. Mientras puedes ir eligiendo candidatos para tu primer touch and go después de cuatro años.
