8.-

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El estadounidense despierta alrededor de las once de la mañana, en la mesita de noche ya no están sus lentes, o su libro...

Pero si hay una charola con un plato con huevo estrellado, queso y nopales, tortillas echas a mano, una jarra con jugo de manzana y una pequeña olla de barro con café adentro.

Cuando le da un sorbo al café percibe la canela, azúcar morena y vainilla, suelta un suspiro, es delicioso.

— Hola, guapo.

— México. — Responde despues de asentir. El aludido mira a otro lado, sus ojos se siguen viendo rojos.

— Capicci... — Susurra el laino. Y la organización recuerda su promesa.

El más joven come el huevo, sal rosa en este y el nopal. Es delicioso, pero... falta algo.

— Te quedó rico. — Comenta, el mexicano evita su mirada.

— Entonces... — Empieza a hablar el latino. — ¿Quieres ir a la playa?

El menor lo mira sorprendido. Una vez le habían contando que su pareja solía alejarse de todo y todos para irse a la costa junto con sus mascotas.

— S-Si. — Contesta sorprendido.— ¿Por cuánto tiempo sería? — Pregunta, buscando su celular para llamar a su secretaria y pedirle que cancele o mueva cuantas juntas y reuniones pueda.

— Una semana. — Responde.

— Si, si, claro, um-

— Te recomiendo hacer una maleta.

— Oh, fuck, cierto...

●●●●

México se encuentra recargado en el auto, deslizando su dedo por la pantalla del celular, su rostro se ve serio.

Lee una y otra vez los mensajes de Chihuahua, con una mano acariciando al perro calvo a su lado, una mezcla de Xoloescuincle y Gran Danés, un collar con una placa de huesito con el nombre "Fluffington" y el número personal de país y un paliacate azul rodean su cuello.

En el auto está Paco, un chihuahua estúpidamente agresivo ladrando a todo lo que ve, sus ojos mirando a diferentes direcciones.

"Lo siento mamá".

Pero ambos saben que un "Lo siento", no lo arregla.

— ¡Hola, lindo! — Lo saluda la representación de logo del mundo, una sonrisa suave en su rostro, sus mejillas sonrojadas.

México sonríe, una calidez inundando su corazón al ver al más alto, usando pantalones de mezclilla negros, una camisa de vestir blanca, una sudadera y zapatos de cuero.

Se ve bien. Se ve estúpidamente bien, sobre todo cuando el mexicano compara como se ve ahora a su apariencia de cuando lo encontró en el baño°.

— Hola, guapo. — Responde, por algún motivo orgulloso.

Ayuda al menor a acomodar la maleta, mete a Paco y a Fluffington y revisan tener todo por última vez... cuando escuchan un tintineo.

Cuddles |OnuMex|.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora