CHAPTER 4

462 63 18
                                    

El terror había inmovilizado su cuerpo a tal punto de permitir que el intruso tomara ventaja de ello y la acorralara con el filo de la espada a punto de rebanar su cuello‚ la presencia del espectro la había dejado atónita. Sus latidos galopaban y la suavidad de la cama no le daba la comodidad necesaria‚ no mientras él estaba presente con el objetivo de acabar con su vida.

-El tiempo no te liberará más de mi venganza‚ Ádeli. -declaró la siniestra voz; la joven se había encogido en su propia cama‚ sumida en miedo y pánico‚ no encontrando escapatoria alguna ni teniendo idea de lo que él había dicho.- Ya pudiste comprobar que el pasar de los años no te ayudó a escapar sino para intensificar mi sed de venganza desde que me traicionaste y me arrebataste la vida.

La de orbes jade tan solo quedaba sumida en el temor, sin poder hacer nada más que suplicar internamente un poco de paz para ambos, sobretodo para el espectro cegado por la venganza.

-He pasado siglos tratando de localizarte‚ siglos con el anhelo de hacerte pagar por lo que has hecho‚ de poder descuartizar tu cuerpo y ver derramar tu sangre entre mis dedos. Vas a morir de la misma manera que tú lo has hecho conmigo.

Aquellas palabras le transmitieron tanto terror que la dejaron sin habla, intentando explicarse qué había ocurrido con Lancelot en su vida para que le hablara de esa manera tan rencorosa y cruel‚ tan cegado que no era capaz de hacerse entrar en razón.

-Y-yo no s-soy...

-¡Callaos‚ maldita miserable! -bramó él acercando más su espalda al cuello de la chica; Amelia estremeció en su lugar y no pudo controlar más las ganas de llorar.- No te lo perdonaré. No perdonaré lo que has hecho conmigo. No mereces soltar ni una palabra‚ maldita víbora. Y ya jamás lo harás.

Cerró sus ojos con fuerza y temor. El filo de la espada había rozado su piel‚ para luego ser atravesada por la misma tizona, mas no llegó a matarla como se debía. El arma no le había hecho nada, solo traspasaba de su cuerpo, como si no fuera nada más que una simple brisa de la noche.

El espectro quedó desconcertado, a la vez que la de orbes jades abrió sus ojos entre hesitaciones al no percibir nada.

Dejando caer el arma, miró a Amy con resquemor y alzó el puño dispuesto a golpearla cuantas veces fuera necesario; mas solamente consiguió atravesar el frágil cuerpo de la joven, en la zona del pecho.

Sin poder asumir ese problema, el fantasma negó rotundamente, con la furía aplacada en su totalidad; negándose a creer lo evidente.

Tan concentrado en el único objetivo de terminar con lo que había iniciado hace mucho tiempo; que no llegó a tomar en cuenta algo importante.

Era un fantasma.

Alguien que hace siglos ha dejado de existir; alguien que no pertenecía a ese presente; alguien insignificante entre los vivos y sin otro objetivo más que merodear eternamente el mundo que alguna vez odió su existencia en su vida pasada. Una cruel penitencia.

Se negaba a creer que su vida hubo terminado hace tiempo atrás.

¿Mereció en verdad morir?

Se dejó caer de rodillas al suelo y quejó impotente, exhalando a tal punto de soltar lágrimas de pesar, sin importar que la joven frente a él lo observara entre temerosa y acongojada.

Era humillante para él verse derrotado, tan abatido por todo, permitiendo que su orgullo caiga por los suelos: no consiguió lo que en varias décadas había ansiado ¿Qué haría ahora?

¿Qué haría ahora?

Agradecía que su visera ocultara sus ocelos carmesíes llenos de lágrimas.

-E-escuche‚ yo... Y-yo no sé q-quién ha s-sido el culpable de su-...

My helpless Rose (Original version)Where stories live. Discover now