Capítulo 22

1.6K 57 43
                                    

Estaba en mi casa, delante de mi cama viendo el montón de ropa que había sobre ella. Había repasado uno por uno todos los modelitos que podría ponerme esa noche y ninguno era apropiado. Eran o demasiado atrevidos, o demasiado simples, demasiado elegantes, demasiado vistos...demasiado. Suspiré y volví a echarle un vistazo a mi armario, prácticamente vacío. Moví las perchas como si de allí fuese a aparecer el conjunto perfecto por arte de magia. Nada. Ahí no había nada que me convenciera. Vamos Julia, ponte cualquier cosa y sal de casa de una vez. Miré de nuevo el montón de ropa que había encima de mi cama. No. Me estaba empezando a desesperar y a todo eso solo había una solución. Cogí el teléfono y busqué entre mis contactos el número de Sabela. El teléfono sonó varias veces hasta que oí su voz al otro lado del teléfono.

—¿Julia?— preguntó ella.

—Sabela, estoy en crisis.— dije dándole la espalda a el montón de ropa que no había conseguido convencerme.

—¿Qué ha pasado?— dijo ella empezando a preocuparse.

—Voy a ir a una cena super importante esta noche y no tengo nada que ponerme.— dije suspirando, desesperada, Sabela era mi última opción, sino, tendría que elegir algo de lo que había encima de mi cama, que ya había empezado a arrugarse. Sabela se rió al otro lado del teléfono como si la situación le hiciese especial gracia.

—Llamo a Marilia y en un cuarto de hora estamos allí.—

—Díos, gracias.— dije antes de que colgase y empezara a recoger de nuevo toda la ropa que había esparcida por mi casa.

Iba a ser una noche curiosa esa. Iba a ir a una cena en la que tendría que sentarme en la misma mesa que mi ex y el tío con el que tenía algo que no habíamos definido aún. ¿Que podría salir mal?. La noche anterior lo había hablado con Carlos, más bien había hablado yo mientras él evadía el tema con una evasiva tras otra. Habíamos quedado en que no le diríamos nada a Javi, que cenaríamos y que cada uno se iría a su casa. Esa última parte no le hizo mucha gracia a Carlos que asintió a regañadientes. Tenía toda la cena planeada, lo que haría y los temas de conversación que evitaría a toda costa. Pero sobre todo tenía que evitar a Carlos, evitar quedarme a solas con él o mirarle demasiado a los ojos, incluso a sus labios o no podría evitar besarle.

El timbre de mi casa sonó y corrí a acudir a la llamada. Eran Marilia y Sabela que subían entre risas cargadas de bolsas.

—No sabéis la falta que me hacéis— dije abriendoles la puerta y dejándoles pasar.

—Creo que hemos traido lo que necesitas Julita.— dijo Marilia que había sido la primera en entrar.

—Esperemos que sea suficiente.— dijo Sabela alzando las bolsas que tenía en la mano y entrando a mi habitación. Las dos dejaron sus bolsas sobre mi cama y empezaron a sacar de ellas toda la ropa que había dentro, tendiéndola sobre mi cama. Dentro de una de ellas había un vestido blanco precioso que me enamoró nada mas verlo. Era un vestido corto aunque no demasiado como para preocuparme por si había alguna zona de mi cuerpo que se veía demasiado. No tenía escote lo que lo hacía mucho más cómodo para mí. Lo cogí y me metí en el cuarto de baño para vestirme.

—¿Por qué no has llamado a Dave? El sabe mucho más de esto, podría haberte traido uno de los conjuntos de su oficina.— dijo Marilia gritándome desde mi habitación.

—Dave hace demasiadas preguntas.— dije asomándome por la puerta del baño dirigiéndoles una mirada advirtiendo que no daría más explicaciones de las necesarias sobre esa noche.

—Vamos Julia, ¿Ni siquiera vas a decirnos donde vas?— dijo Sabela.

—Es una cena de empresa con Carlos y Javi.—dije aún desde el baño.

Limbo de cristalWhere stories live. Discover now