one - corvus corax

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no:el - hot issue 화제인물 (feat. ihwak, bad_lee)

Sentado en uno de los vagones de metro, de cara hacia una ventana en la que puede ver su reflejo, Wong KunHang nota que está sonriendo sin razón aparente. El clima, aunque algo húmedo, está extremadamente agradable: es más que suficiente para ponerle de buen humor. Le recuerda a su ciudad natal. Deslizándose silenciosamente sobre las vías, cuenta los minutos hasta que deba bajarse. Por lo menos quedan unos siete u ocho, en los que permanecerá prácticamente a solas.

Cruza los dedos. Espera que su buen humor sea capaz de hacerle frente a lo que le espera.

Se restriega los ojos, vuelve a mirarse en el reflejo y se acomoda un par de cabellos detrás de la oreja izquierda. No es como si su trabajo en sí le disgustara, no. Por algo es por lo que continúa realizándolo, pese a ser sacrificado, difícil y de alto compromiso, tanto así que no conoce a otra persona que lleve tanto tiempo en el rubro sin flaquear. Aunque no es como si fuera un trabajo común, se recuerda a sí mismo.

El vagón se detiene en una de las estaciones de su largo recorrido. Sale, asciende a la superficie, y solo le toma un par de cuadras de caminata para ver cara a cara al motivo que le pone tan nervioso en cada oportunidad que es llamado por el mismo número telefónico, con una frecuencia de una o dos veces por semana.

—Señor Wong —sonríe respetuosamente y saluda a quien le abre la reja, permitiéndole así entrar al antejardín de una casa de dimensiones claramente superiores a las del resto. El hombre no le sonríe de vuelta—. Sube, está teniendo otra de sus "crisis". Ese malcriado...

—¿Crisis? —se atreve a preguntar, internándose en el vestíbulo que ha recorrido infinidad de veces antes—. ¿No ha comido?

—En todo el día —reafirma, con su voz grave característica. De ceño fruncido, no devuelve la mirada en ningún momento. Aquella aspereza no lo sorprende en lo más mínimo, pero sigue incomodándolo tal como siempre—. La última vez tuve que llamar a urgencias, fue un embrollo. Me hizo gastar un dineral simplemente porque "no podía" pasar bocado. Me avergüenza lo malcriado que está.

Traga saliva y se esfuerza por no dejar de sonreír. Rápidamente logra escapar de la imposición de asentir robóticamente a la que es sometido por el padre de la persona a la que visita, sin falta, semana tras semana. La frecuencia con la que asiste varía bajo un solo parámetro, y no se trata del dinero con el que le pagan.

Todo recae en cuán estable se encuentre Xiao DeJun.

—Uno, dos, tres —toca al mismo tiempo con su puño en la puerta correspondiente, ubicada al final del pasillo del segundo piso. Nada—. Estoy acá.

Recuesta entonces la espalda contra una de las paredes laterales del pasillo y mira su reloj de pulsera para comprobar la hora. Entonces, lleva el rostro hacia el cielo.

Se pregunta cuánto se demorará esta vez. Recuerda los inicios, los primeros casi tres meses esperando afuera de la misma puerta, durante toda la tarde y comienzo de la noche, solo para encontrarse con el silencio como único indicador de que las cosas no serían fáciles. Acostumbrado a ello, tuvo que apaciguar en más de una oportunidad al padre de DeJun diciéndole que era algo totalmente esperable. Después de todo, entrar en el espacio personal de un hikikomori no es trabajo fácil.

Niega. Tampoco tendría por qué saberlo, aún es una epidemia controlada. Los hikikomori solían ser problema del país ubicado al otro lado del pacífico, en Japón, lugar de una cultura y lenguaje totalmente diferentes a los de China. Sin embargo, con la globalización avanzando a pasos agigantados, y el poder de la era digital abarcándolo todo, solo había sido cuestión de tiempo para que comenzaran a aparecer más y más casos en otros países; países que, en muchas oportunidades, ni siquiera habían escuchado del término como tal. Lo único que les unía era una coincidencia indudable de síntomas, propios únicamente de los hikikomori: un aislamiento social a menor o mayor grado, la ausencia de redes de apoyo, el encerrarse en su cuarto por periodos de meses o incluso años, la pérdida total de funcionalidad como individuo.

Así se había trasladado el problema a China, hasta afectar inclusive su ciudad de actual residencia: Shanghái. Con un problema por delante, y sin un peso en el bolsillo debido a su traslado desde Macao hasta el corazón de Shanghái, dos años atrás no había sido difícil transformarse en lo que hasta el día de hoy desempeña: en términos simples no es más que un acompañante a tiempo completo de hikikomori, haciendo uso de las palabras y de su sonrisa para engatusarles, lento pero seguro, para que salgan de su encierro y se reintegren a la sociedad. Pese a no tener ningún tipo de formación especial ni truco bajo la manga, hasta ahora un puñado de casos exitosos lo avalan.

Y cuando la puerta finalmente se abre, veintitrés minutos después de que ha anunciado su presencia —un tiempo récord—, sabe que Xiao DeJun será el próximo en unirse a esa lista.

—DeJun, ho...

Su voz decae de inmediato. Desde la pequeña abertura no es capaz de ver rastro alguno de quien acaba de abrirle la puerta. Ingresa con cuidado, cerrando detrás de sí. Dentro de la oscuridad permanente que envuelve a la habitación de DeJun, perturbada únicamente por la luz de la computadora encendida las veinticuatro horas del día, cree distinguir una figura en el rincón más alejado, hacia la derecha del cuarto rectangular. Es una figura tan pequeña, tan delgada, que el corazón se le encoge.

Casi parece un pequeño cuervo escondido entre su propio plumaje.

Hendery...

Su voz se alza por primera vez, pronunciando el sobrenombre estándar por el que le conocen sus clientes. Algo en el temblor de su voz le hace presentir que las cosas penden en un hilo.

Y es su voz, nuevamente temblorosa, la encargada de cortarlo de raíz.

—Hendery, necesito que no vengas más.




———

corvus corax:​ especie de ave paseriforme de la familia Corvidae, también denominado "cuervo común".

Espero les haya gustado el primer capítulo de esta historia (en la que llevo trabajando ya un buen tiempo). El XiaoDery es una de mis pairings favoritas, así que estoy súper feliz de poder hacer y compartir esto <3

¡Nos vemos pronto!

Outbreak // XiaoDery - WayVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora