Capítulo II

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EL TERCER ESTADO

 Las horas habían pasado más rápido de lo que pensó. Su mente estuvo tan dispersa que al final de la clase de teorías clásicas no logró entender porque era que Thomas Hobbes había comparado a un tal leviathan de nueve cabezas con el Estado... Es que ¿Qué rayos tenía que ver?

Seguro no vendría en el examen

Así que, sin encontrar respuestas a sus dudas filosóficas, la hora del almuerzo había llegado con sinuosa rapidez. Tomó sus cosas y se dirigió hasta la cafetería central. Lugar donde estudiantes de todas las facultades se reunían a charlar y llenar sus estómagos después de largas horas de clases. La puerta principal se abría de par en par, dejando ver a la masa de estudiantes con sus charolas azules llevando alimentos de un lugar a otro.

Dio una rápida mirada en búsqueda de la mata de cabellos rubios que le pertenecían al chino de ojos brillantes, e ingrata fue su sorpresa al divisarlo agitando su delgado brazo en lo alto para llamar su atención hasta las mesas del fondo. Sin embargo, lo que realmente le desagrado no fue el ver a LuHan, sino que el chico no venía solo. A su lado, con su pesada mirada cernida en su ser, de cabellos negros que caían por su frente hasta topar con la pasta gruesa de sus lentes y su ceño profundamente fruncido, se encontraba la persona con la que nunca imaginó volver a toparse en la vida.

¡¿Por qué?! Por qué de todo el maldito mundo la mala suerte tenía que venir a joderlo a él ¿Qué, aparte de nacer, fue lo que hizo mal?

Justo frente a sus ojos, un problema del tamaño de la unión soviética se abría paso frente a sus narices.

Aunque su profesora de cálculo les decía que no existían los problemas, sino que eran área de oportunidad, para BaekHyun, ni los ejercicios de clase, ni al tipo que llegó de imprevisto en su plan le veía la maldita área de oportunidad por ninguno de sus lados.

Dejando de pensar en tonterías y armándose de valor para enfrentar al pequeño demonio que acompañaba a la llave de su venganza contra de TaoZi; se encaminó hasta la mesa del fondo sin permitir que su sonrisa confiada desapareciera, a pesar de los murmullos que se oían a sus espaldas pesando como kilos de rocas sobre él.

— ¡BaekHyun! ¡Que bueno que llegaste! Déjeme presentarte a ... —

Con un tono fingidamente emocionado el castaño lo interrumpió — ¡Do KyungSoo! nosotros ya nos conocemos ¿No es así Dodito? — y la sarna con la que el apodo de antaño fue mencionado definitivamente paso desapercibido para un emocionado LuHan, pero no para un molesto KyungSoo.

— Desgraciadamente es verdad. — gruño el pelinegro con fastidio, logrando que BaekHyun sonriera con placer.

— ¡Pero si eso es genial! Ahora los tres seremos amigos. Podremos ir al cine, tendremos noches de películas y malteadas... ¡Será increíble! — LuHan brincó de alegría.

Nunca se hubiera imaginado que algún día su solitaria vida se llenaría de amigos... Aunque dos no eran muchos; sí que eran suficientes.

— ¡Por supuesto! Estoy extasiado. — la voz de BaekHyun sonó emocionadamente fingida y su sonrisa falsa hizo a KyungSoo rabiar.

— LuHan ¿qué te parece si consigues algunas malteadas para celebrar? — dijo KyungSoo sin siquiera mirarlo. El rubio no le tomó importancia y asintió.

— ¡Bien! Será una de chocolate para Soosie, una de vainilla para mí y para Baekkie.... — dejando las palabras flotar por el aire, BaekHyun le aclaró la respuesta a su pregunta no formulada:

— Fresa, me gustan las fresas. — respondió el castaño.

LuHan asintió y se fue a pedir sus bebidas dejando a los dos chicos solos.

Facultad de perdedores [ChanBaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora