Capítulo 28. "Un 6"

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-Amor, -dijo Mimi, cogiendo la mano de su novia a través de la mesa. Estaban sentadas juntas en la cafeteria durante el almuerzo el siguiente martes y miraba como Ana ignoraba su comida para observar fijamente a través del patio hacia Aitana que estaba sentada con Amaia y Miriam. -Esto se está poniendo ridículo, ha pasado casi una semana y aún no te has reconciliado con Aitana... Creía que habías decidido hablar con ella.

-Lo hice. -confirmó Ana, moviendo sus ojos hacia la rubia quien la miraba confundida.

-Entonces... ¿Qué ha pasado?

-Yo pasé de ella... -dijo en respuesta y su novia vio la visible irritación en su cara mientras hablaba.

-No lo entiendo...

-Desde que hablé contigo y con mi terapeuta la semana pasada he estado planeando hablar con ella... Es solo que, cada vez que lo he intentado, no puedo...

-Banana, sé que estás nerviosa sobre cómo ella reaccionará pero te prometo que Aitana estará bien. -la tranquilizaba Mimi. -Volveréis a burlaros la una de la otra en seguida, lo haréis...

-No, -interrumpió Ana para aclarar. -quiero decir, físicamente no puedo.

-Hala, -contestó Mimi entendiendo finalmente. -ya veo... -dijo, sin estar segura de qué más decir.

Ana gruñó mientras se pasaba su mano libre por el pelo y miraba de nuevo de Aitana.

-He intentado decirle "hola" en el pasillo ayer, -admitió Ana mientras se giraba para mirar a Mimi quien estaba aún observándola con interés. -todo lo que salió fueron unos sonidos atascados. -explicó Ana. -Probablemente sonase como una trastornada.

-¿Qué te ha dicho ella? -preguntó sin creer en ningún momento que Aitana fuese a pensar eso del repentino intento de comunicarse con ella después de un prolongado tiempo de alejamiento.

-Ella solo dijo "hola" ayer en el pasillo. -compartió con sus mejillas sonrojándose ligeramente avergonzada recordando la interacción de ayer. -Después me preguntó cómo había estado y si estaba mejor.

-Amor, por favor dime que la contestaste, -suplicó, inclinando su cabeza para intentar leer la cara de Ana mientras esta dejaba caer su mirada sobre la mesa y se cubría los ojos con su mano libre.

-No podía. -contestó evitando la mirada de Mimi. Movió su cabeza ligeramente de lado a lado mortificada por ese recuerdo. -Simplemente me quedé mirándola durante un minuto y después intenté hablar, pero nada salió. Nada, ni una sola palabra. Ni un simple sonido.

Mimi puso una cara amable y apretó la mano de Ana para que siguiera contándole la historia. Cuando Ana no lo hizo, Mimi pregunto: -¿Qué pasó después?

-Me preguntó si estaba bien. -dijo finalmente, levantando sus ojos para encotrarse con los de Mimi de nuevo. -Creo que ella pensó que iba a tener una convulsión o algo, no podía hablar ni hacer nada... solo me fui.. -terminó, evidentemente frustada consigo misma.

-Ana... -decía con una mezcla de entendimiento y depeción en su voz. -Lo has estado haciendo increíblemente bien durante la semana pasada.

-Lo sé, -dijo de acuerdo, y Mimi sonrió con sus palabras, agradecida de que ella estuviese empezando a darse cuenta de sus propios logros, las pequeñas victorias que había ganado. -Realmente creo que aumentar mis sesiones de terapia a dos a la semana ha marcado una diferencia.

-Creo que al aumentar el doctor tu dosis de antidepresivos también te ha ayudado. Sé que no estabas entusiasmada cuando te lo sugirieron...

-No, pero estaban en lo cierto al hacerlo, quiero decir, creo que de verdad me ha ayudado. -Se pausó por un momento antes de añadir inciertamente. -Pero, ¿tú que piensas?

Guerras y TribulacionesWhere stories live. Discover now