Parte 32.

10.7K 826 45
                                    

Aceves es mejor estar preparado, que estar cegado.

Cegado por la vana creencia de que todo irá bien. Y es que, nada iba bien. Sí por lo menos me hubiera desligado totalmente de Amîr, entonces si hubiera podido tener mayor certeza de que todo iría bien.

Pero no fue así...

Esa misma tarde, cuando recibí la llamada de Javier. Sentí que el mundo se paralizó por completo y que mi cabeza seguía trabajando a toda máquina. Pensando en qué podía hacer.

Y aunque sabía la respuesta, no quería hacerlo.

Me negaba a hacerlo...

Así que luego de escuchar unas cuantas cosas, no lo soporté más y colgué la llamada.

No me importó nada. Solo quería salir de ese lugar antes de sentir que me estaba quedando sin aire. Qué mi mundo se venía hacía abajo... Antes, de que hiciera una locura.

Pero la locura no la haría ahí, la haría afuera.

Lo único que hice fue tomar el poco dinero que tenía ahorrado y salir a la calle. Escuché que alguien venía gritando mi nombre y lo imprudente que era salir a la calle a esas horas de la noche y más, sola. Pero poco me importaba eso.

Necesitaba salir de ahí lo antes posible.

Así que lo primero que hice al estar fuera de la residencia, fue subirme en el primer taxi que encontré. Le indique que me llevará a otro lado y así lo hizo. Cuando me dijo que ya llevaba más de cien dólares, sí hacíamos la conversión... O no sé si yo lo estaba haciendo mal, le dije que parará. Cargaba dinero, pero no mucho para pagar una cantidad exorbitante.

Lo primero que vi fue la calle iluminada, lo cual la hacía ver hermosa. Varios locales de panaderías, que solo ocasionaron un poco de náuseas en mí. Luego, observé un local que a simple vista llamaba mucho la atención.

Decía:

"Noches Brillantes".

Así que no lo dude ni por un segundo cuando comencé a avanzar hacia ese lugar. Cuando entré, observé a varias personas dentro. En especial a dos grupos de hombres bebiendo y viendo un partido de fútbol. Pero poco me importaba eso. Caminé hacia la barra y me senté en uno de los bancos. Apoyé mis brazos en la barra y observé la iluminación bien distribuida que estaba por todo el local. Habían cuadros coloridos y algunos cuadros donde se veían a personas posando para la foto.

Volví la vista al frente y sonreí al pensar que este local podría hacer de mi noche más brillante. Un joven, que debía ser más grande que yo, estaba del otro lado de la barra y me observó detenidamente antes de acercarse a dónde estaba. No dijo nada y, cuando supe lo que querían saber, respondí con un simple:

-Un refresco, por favor-él sonrió de lado antes de asentir e ir por mí refresco. Tampoco era como que fuera a beber. Claro que no. Estaba embarazada y mi hijo no tenía la culpa de nada, así que lo que menos quería era hacerle daño.

Tapé mi cara con mis manos y solté varios suspiros de frustración. De verdad necesitaba desahogarme y pronto. Oh me volvería loca por completo.

Poco a poco el local fue llenándose más y más. Así que el bullicio era cada vez más notorio, como el hecho de que el calor había aumentado aquí mucho más que antes. El aire acondicionado parecía dar todo de sí y, aún así, seguía haciendo demasiado calor.

Cuando estaba absorta en mis pensamientos e iba por mi segundo refresco, sentí que alguien se había sentado de mi lado derecho. Ni siquiera me digne en girar y ver de quién se trataba. Ya tenía muchos asuntos en mi cabeza como para estar al pendiente de otra cosa más en ese momento. La escuché pedir una especie de bebida fuerte, no podría estar segura ya que no conocía mucho de bebidas. La única vez que bebí fue con mi padre, y eso ya era mucho decir. Nunca me consideré una mujer bebedora o que necesitara licor para mitigar mis penas. Pero admito que en estos momentos lo deseaba, pero no le haría daño a mi hijo.

Pasión Árabe #1 [Completa]Where stories live. Discover now