Capítulo 30

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Narra Pablo.

Abro la puerta de casa y la primera en recibirme es Elisa.

Elisa: ¡Tito! -salta sobre mí y la cojo en brazos-

Río por su reacción y la abrazo.

Pablo: Mi pequeña... Te he echado tanto de menos... -beso su cabeza-

Mi sobrina mira a Ari y ésta le sonríe.

Elisa: ¿Y tú quién eres? -pregunta curiosa- Eres muy guapa -sonríe-

Ari: Tú también eres muy guapa -toca su mano- Soy Ari y soy... -interrumpo-

Pablo: Tu tita, ella es tu tita -le digo sonriente-

Elisa: ¿En serio? ¡Qué guay! -dice feliz-

Mamá: ¿Pero bueno qué es todo este alboroto? -entra al salón- ¡Hijo mío! -exclama al verme- ¡Pero, qué alegría tenerte aquí!

Elisa salta de mis brazos para ir al jardín.

Pablo: Mamá, te he echado mucho de menos -beso su mejilla y la abrazo-

Mamá: Y yo a ti -vuelvo a abrazarla- Pero bueno, tú eres Ari, ¿verdad? La mujer que cuidó de mi hijo en Los Ángeles cuando tuvo aquel accidente.

Vaya... No me puedo creer que sí se haya acordado de ella, esto sí que no lo esperaba. Sinceramente, pensé que no lo haría.

Ari: Encantada de volver a verla -le da dos besos-

Mamá: El placer es mío, créeme -sonríe- Pero, no me trates de usted, creo que somos de la familia -le guiña un ojo y ambas ríen-

Sí, mi madre acaba de descubrir que no somos sólo amigos y parece que va bien la cosa porque mi madre la adora.

Pablo: Vamos con todos y allí hacemos el resto de presentaciones -interrumpo en su conversación-

Ambas aceptan y vamos al jardín con el resto.

Aprieto la mano de mi novia y me mira sonriente.

Pablo: Todo irá bien -le susurro-

Ella no dice nada, sólo asiente levemente y mete un mechón detrás de su oreja.

Casilda: ¡Pablito! -exclama alegre cuando entramos en el jardín-

Nos abrazamos y saludamos al resto.

Ari se presenta al resto de mi familia. Mis sobrinos ya la aman y no han estado ni una hora con ella, no me quiero ni imaginar lo felices que se pondrán cuando les digamos que tendrán un primo nuevo o una prima nueva.

Pablo: Bueno, además de venir a veros... Venimos a daros una noticia que nos hace muy felices -cojo su mano-

Me mira nerviosa y con la mirada le pregunto si lo digo yo o lo dice ella.

Ari: Dilo amor -me alienta y aprieta mi mano-

Pablo: ¡Vamos a ser papás! -digo con esta felicidad que tengo en mi cuerpo-

El silencio se adueña del jardín. Ari me mira nerviosa y preocupada, yo le sonrío como diciéndole que todo estará bien.

Pablo: Sé que sólo papá y mamá conocían a Ari y que ninguno de vosotros sabía de nuestra relación pero, lo importante es que nosotros nos amamos y estamos felices de ser padres -les digo sincero-

Salva: ¡Voy a ser tío de nuevo! ¡Enhorabuena chicos! -nos abraza- Me habéis hecho muy feliz.

Ari: Gracias Salva -le sonríe-

El resto de la familia reacciona y todos se acercan a nosotros para darnos su enhorabuena.

Papá: Cuando os vi juntos en aquel hospital de Los Ángeles hace años, supe que lo vuestro era algo más que una simple amistad -pone su mano en mi hombro- Y ahora mirad, estáis juntos y me vais a hacer abuelo. Sabía que no me equivocaba con vosotros dos -abraza a Ari- Gracias por hacer feliz a mi hijo, no hay más que ver como le brillan los ojos cuando está contigo.

Ari: Yo amo a tu hijo, él lo sabe -le sonríe-

Papá: Está más cerca de los treinta que de los quince pero, es mi niño pequeño, cuídalo.

Ari: Lo haré.

Pablo: ¡Oye que sigo aquí! Sabéis que me muero de vergüenza con estas cosas... -ella me mira y me abraza-

Papá: No hay quien te entienda hijo mío, de verdad -ríe- Cantar ante miles de personas no te da vergüenza pero, que tu padre y tu novia digan lo que sienten por ti, sí que te da vergüenza.

Ambos ríen y he de decir que tienen razón.

[...]

La espero en la puerta del baño.

Pablo: Ven -tomo su mano cuando sale- Quiero enseñarte algo.

Caminamos por el pasillo hasta llegar a la puerta de una habitación, mi habitación.

Pablo: Y este era mi pequeño rincón cuando era un adolescente -le digo al abrir la puerta-

La miro y está sonriente. Camina por la habitación observando todo a su paso.

Ari: Está increíble -se sienta en la cama-

Pablo: No han tocado nada desde que me independicé -me siento a su lado- Bueno, más o menos porque paso aquí más tiempo que en mi casa propia -río y ella conmigo-

Ari: ¿A cuántas chicas metiste en esta cama? -pregunta riendo- Tranquilo amor, era una broma, no hace falta que me lo digas.

Pablo: Te mentiría si te dijera que has sido la única en mi vida o que jamás entró nadie en esta cama -cojo su mano- Lo que sí te puedo decir y es verdad, es que ninguna ha sido tan especial como tú.

Se apoya en mi hombro y acaricia mi brazo.

Ari: Gracias por hacerme partícipe de esto, por enseñarme tu adolescencia, por contarme todas estas cosas... Te amo -besa dulcemente mis labios-

Pablo: Quiero compartir el resto de mi vida contigo -dejo un tierno beso en su mano- Eres mi reina y te amo.

Ari: Y aquí dentro llevo a tu principito o princesita -dice tocando su vientre-

Pablo: Sólo hace unas semanas desde que nos enteramos y ya me muero por verle la cara a nuestro bebé -sonríe-

Ari: Yo también -vuelve a poner su cabeza en mi hombro-

Pablo: Y respecto a los nombres... Creo que mi familia no ha sido la mejor ayuda porque ha habido un empate entre Arya y Olivia.

Ari: Creo que habrá que desempatar con mi familia -dice riendo- El único claro ganador hasta el momento es Lucas.

Pablo: Ajá -acaricio su pelo- Hasta el momento es el elegido.

Ari: Bueno, cuando volvamos a Madrid, lo resolvemos.

Asiento feliz y la beso.

Pablo: ¿Sabes? Me hace muy feliz estar aquí en mi casa en Málaga contigo, con mi familia, en mi habitación de siempre y, sobre todo, me hace muy feliz estar hablando del bebé que viene en camino.

Ari: A mí también me hace muy feliz, te amo.

Pablo: Yo también.

Ahora es ella quien me besa para después abrazarme.

Me hace sentir paz y calma en cada abrazo.

Vamos a volvernos eternos. Where stories live. Discover now