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La poca cordura de Josh se acabó cuando Tyler decidió que era bueno tocar su entrada frente a él, mientras manejaba, mala idea.

Aparcó el coche, era una carretera desierta, no pasaban autos.

Sus manos tocaron la cintura, bajaron a los bien formado muslos  del omega.

—Alfa, por favor—. Cuando Josh escuchó eso, decidió que era suficiente, metió dos dedos a la entrada del omega.

Tyler gimió.

—Oh, alfa —. Josh quiso emterrase en él hasta que lo haga llorar como una puta.

Pero intentó no hacerlo.

Intentó.

Nunca había perdido su cordura más rápido, pero ahora su lengua estaba succionando la rosada entrada de Tyler, ahora Tyler estaba llorando, placer, placer era lo único que sentía Tyler, se inclinó más a el rostro de su alfa. El alfa decidió que era suficiente, sus dedos, tres de ellos, entraron sin previo aviso, el omega gimió.

Inevitablemente, ahora estaban en su habitación, en el baño, josh penetraba a Tyler sin piedad, tan duro que el omega estaba más que extasiado, la forma en que el nudo crece hace que el alfa no se mueva, Tyler haga una mueca de dolor, por que, vamos, el nudo era grande.

Cuando intentaron comer algo, terminaron con Tyler siendo follado en la isla de la cocina, cuando intentaron tomar agua, terminaron con Tyler a cuatro en el suelo, con Josh enzima penetrandolo duramente.

Estaba profundamente dormido sobre el pecho del alfa, era malditamente cómodo, era perfecto.

El celular de Josh sonó, fue una canción, fueron solo dos veces las que sonó, él contestó de mala gana.

—¿Qué quieres?—. La pregunta fue tosca, nada de cuidado, una voz chillante de una chica, sonó al otro lado.

Su celo había terminado.

Tyler, que escuchaba todo, mientras se hacia el dormido, se sorprendió, enojó, cuando la chica dijo que era su omega, y más cuando Josh le dijo que se dejara de tonterías, vaya hijo de puta, a Tyler nunca le gustó que las personas se dieran el lujo de jugar con otras.

Se levantó tan rápido como pudo, rápidamente se arrepintió, un dolor en la cadera lo hizo casi llorar.

El alfa lo miró confundido.

Buscó su ropa, mierda, no estaba, enredó la sabana tirada en el suelo.

—Omega, ¿Que hac...

— Callate, callate la maldita boca, a esa omega no le gusta que jueguen, alfa de cuarta, pero claro, como nadie ha jugado contigo—. La voz de Tyler se entrecorta.

El alfa en el pecho de Josh gruñe en desaprobación hacia Josh.

El alfa se levanta, camina al omega, le da sólo un beso, y habla.

—Esa omega tiene alfa, Ty, ella es hermosa, pero no tanto como tú, mi omega, ella lo dice de broma siempre —.

Ese día, Josh, bendijo el misterio del amor.

     

Lazo. La teoría del Lazo según Tyler JosephWhere stories live. Discover now