Capítulo 3

321 20 8
                                    

Narrado por Irene.

-Espérame fuera, Inés. Voy a despedirme de los del partido.

–Vale, muchas gracias Irene.

Me dirijo a la otra zona del bar, donde estaba reunido el equipo mientras Inés, por el otro lado del bar, sale a la calle.

-Bueno chicos, creo que me voy ya al hotel.
–¿Tan pronto? —Me pregunta Garzón—
-Sí, lo siento. Ha sido un día duro y estoy muy cansada. Nos vemos!

Les digo adiós levantando la mano y voy ya a la salida. Inés no está. Miro a un lado y otro y no la veo. Empiezo a andar buscándola por los alrededores mientras saco el móvil para llamarla. De repente, entro a un porche cercano y la veo ahí al fondo escondida.
Estaba sentada abrazando sus piernas y decido acercarme a ella. Me agacho poniéndome delante suya.
-Inés... Me habías asustado. Ven aquí anda, otro abrazo? —Le digo mientras le acaricio el pelo—

Levanta la cabeza, nos miramos y sonríe. Abre sus piernas y me sienta entre ellas mientras me abraza por detrás.

–Joder Irene, muchísimas gracias de verdad. Necesitaba compañía.
-No me des las gracias. —Le contesto mientras me devuelvo la sonrisa de antes—
-Oye, vamos al hotel? Hace frio y si nos quedamos más aquí, nos verán los del partido.
–Si, vamos. Está lejos de aquí?

-Que va, está unas calles más abajo. Podemos ir andando.
Nos levantamos y empezamos a caminar. Inés no dice nada y de vez en cuando gira la cabeza para mirarme. Yo empiezo a confundirme. Quiero ayudarla pero me resulta extraña esa cercanía. Ni siquiera mis amigas me miran y tratan así. "Tan mal está?" "Qué nos está pasando?" me repito a mi misma hasta llegar al hotel.
Cuando llegamos a la habitación veo que Inés no tiene muchas ganas de hablar, así que decido no presionarla.

-Toma Inés, ponte esta camiseta. Ah y duerme tú en la cama. Yo me quedo en el sofá.

–Pero y esta camiseta?? —Me dice riéndose— Vaya perroflauta estás hecha, tía!

-Perdona? —Le contesto también con una risa— Igual es que tú eres demasiado pija. Además, no tienes otra opción. O esa camiseta o la blusa y los pitillos que llevas. Tú verás que es más cómodo...

–Está bien... Pero sólo hoy, eh! Quién me ha visto y quién me ve.
-Buenas noches, Inés. —Le digo riéndome mientras me dirijo al sofá—
–Buenas noches, guapa. Gracias por la cama.

Apago la luz y me acomodo en el sofá. Todo iba bien hasta que escucho unos sollozos.
Enciendo la luz de la mesilla y voy a la cama a abrazarla. Se gira y me abraza también. Nos abrazamos.
Se separa de mí y le seco las lágrimas.

–Puedo confiar en ti?

-Si no lo hicieras ya, estarías aquí?
–Irene de verdad, prometeme que no vas a decir nada.
–Prometido.
Se queda dos minutos en silencio. No es capaz de hablar. Suspira unas cuantas veces hasta que por fin lo suelta.
–Xavi me ha dejado y le he pillado con otra.
Me lo dice así, sin pelos en la lengua.
En ese momento soy yo la que se bloquea y no sabe que decir.

-Cómo?... Joder Inés, lo siento mucho. No me esperaba esto. Estoy dispuesta a escucharte pero no te agobies. Si lo prefieres hablamos mañana.

+No me ha dicho nada antes de ir al congreso y al salir me he encontrado con su mensaje. Me decía que hacía tiempo desde que no sentía lo mismo por mí y que quería terminar la relación. Le he llamado unas cuantas veces y no me cogía el teléfono, así que he cogido el primer AVE para venir aquí. El mismo AVE que vosotros, por cierto. Perdón por haberme camuflado.

-Qué? Osea, me has tenido delante hace unas horas y no me has saludado y ahora estás en la cama de mi hotel? Te parecerá bonito...
Provoco una risa en ella mientras me da un golpe (no muy fuerte) en la pierna.
–Ay chica, lo siento, de verdad... Pero tú me perdonas, a que sí?
–Si me miras así no me queda otra...
–Jajajajaja en fin, lo dicho. Que cuando llegué a casa... Entré al salón y me lo encontré con otra. Y no te lo pierdas, joven e independentista. —Me dijo ya llorando— ¿Qué he hecho tan mal, Irene??¿Por qué no me avisó antes de que ya no le gustaba? No lo entiendo, me siento tan mal ahora mismo...

-Pero bueno... Te diría que no llores, pero no lo voy a hacer. Desahogate. Ahora y siempre que quieras. Llámame cuando lo necesites, vale? Eso para empezar.

–Gracias... Es que joder... ¿Tú piensas que soy fea, vieja y amargada?–suelta. Lo dice con una mezcla de rabia, dolor y tristeza, que se me rompe todo..
-Pero Inés, ¡Claro, que no!¡Eres maravillosa! No vuelvas a decir eso nunca más. Si él no sabe valorarte, que le den. Vales mucho más de lo que él te está haciendo creer. Ojalá todo el mundo tuviera tu fuerza y seguridad en sí misma. Quiérete como lo has hecho hasta ahora. Cómete el mundo, reina.

–No sé qué decirte ahora mismo... Necesitaba escuchar estas palabras. Gracias tía, de verdad. Eres genial. —Me dice mientras se lanza a abrazarme una vez más—
–Venga, descansa. Lo necesitas. —Le digo mientras dejo de abrazarla.—

–Vale... Pero quédate aquí en la cama, por favor. Abrázame. —Me dice al oído mientras me apartaba un mechón de pelo hacia un lado—
No sé por qué razón pero siento un escalofrío recorriendo mi cuerpo.

-Está bien, hasta mañana! —Le digo mientras nos tumbamos las dos, abrazandola yo por la espalda.—
–Buenas noches, bonita. Muchas gracias por todo, de verdad. —Me dice susurrando mientras se gira para acabar abrazadas las dos, aunque antes deja un beso en mi frente.—

Nos hace falta valorWhere stories live. Discover now