Nos hace falta valor

Capítulo 5

Narrado por Irene:

Hace ya dos horas desde que hemos llegado a casa y sigo pensando en ella. Aprovecho que Pablo se ha ido a hacer algo de compra y llamo a Vanesa.
–Si?
–¡Vane! ¿Te pillo ocupada?
–¡Para ti siempre tendré tiempo! ¿Qué pasa, Ire?
–¿Podemos vernos un rato?
–¿En media hora en el bar de siempre?
–Ayy! Allí nos vemos. Gracias reina!
Me peino y salgo de casa. El bar no está muy lejos pero prefiero salir antes y dar una pequeña vuelta para despejarme.
Finalmente llego al lugar donde habíamos quedado y ella ya está allí. Nos abrazamos y entramos al bar. Pedimos unas cervezas y nos sentamos en una mesa.
–Bueno Irene, ¿qué te pasa?
–Pues verás... Te vas a reír, pero llevo toda la tarde rayada pensando en Arrimadas.
–¿Perdona? ¿Quién eres y qué has hecho con mi amiga?!
–Jajajajajaja tonta!!! Pues verás, te cuento... —Le digo mientras mi tono de voz se debilita— Todo empezó ayer cuando fui a un bar con los del partido y me la encontré allí sola tomando algo. Vi que no estaba bien y me acerqué. Rompió a llorar y me pidió un abrazo. Le ofrecí venirse al hotel y mientras me despedía de los del partido aprovechó para irse a un porche cercano. Ahí es donde empecé a no entender nada. Acabé sentada entre sus piernas mientras me abrazaba por la espalda y de camino al hotel había miradas que bueno... No son muy comunes entre compañeras, la verdad.
–¿Me estás diciendo que has ligado con Arrimadas? JAJAJAJAJA joder Irene!! —Dijo Vanesa riéndose de la situación—
–Ay Vane, no te rías, que esto sigue... Ya en la habitación no quise agobiarla y nos fuimos a dormir, pero rompió a llorar y bueno... Pues en resumen, que dormimos juntas!
–TÍA!!! Joder, ¿qué tienen los naranjitos o qué? Primero Malú y ahora tú...
–Eso mismo me llevo preguntando todo el día. —Le contesto mientras sonrío—
–¿Ha habido beso?
–No!! ¿Cómo voy a besarla? Yo amo a Pablo.
–¿Sí? ¿Le has contado todo esto?
–Bueno... Le dije que durmió en mi habitación.
–Ay, amiga... No sé qué sentirás hacia Pablo ahora mismo pero lo que está claro es que te has pillado por la naranjita!
–No tenía que haberte dicho nada. —Le contesto desesperada y casi enfadada—
–Ire, no te enfades. No eres la única que se ha pillado por su adversaria política. Inés estará ahora mismo igual que tú. Le gustas y lo ha dejado claro.
–Joder, Vane, lo siento. ¿De verdad lo piensas?
–Compruébalo tú misma.
–Al grano, ¿qué me estás pidiendo?
–¡Esa es mi amiga! Hacemos una cosa. Mañana en el congreso la besas y sales de dudas. —Hace una breve pausa— O mejor dicho, salís de dudas. ¿Te atreves?
–¡Estás loca! Pero me lo pienso... —Le digo con una sonrisa tímida—
A partir de aquí, la conversación continúa y se nos alarga bastante. Ni siquiera hemos mirado el reloj hasta que recibo una llamada de Pablo.
–Hola Pablo, ¿qué pasa?
–Nada, me he ido a tirar la basura y ya no estabas. Son las 11 de la noche y mañana madrugamos. Estaba preocupado, ¿todo bien?
–¿Las 11? Joder. Sí, todo bien. Estoy en el bar con Vane, pero ya nos retiramos.
–¡Dale un abrazo de mi parte! Hasta ahora.
–Adiós.
Vanesa se levantó a dejar las botellas en la barra en cuanto escuchó la hora que era. Así que en cuanto colgué, me levanté y nos fuimos de allí. Espero con ella hasta que llega su taxi. 15 minutos más tarde entro en casa.
–Hola Pablo.
–Hola cariño, ¿qué tal? ¿Cómo está Vanesa?
–Muy bien, se nos ha alargado la quedada. —Le contesto entre risas—
–Ya me he dado cuenta. —Me dice devolviéndome la sonrisa–Yo me voy a dormir ya. Buenas noches, amor.
–Buenas noches —Mientras me da un beso en la frente—
Decido ponerme cómoda y enciendo la televisión un rato hasta que tengo demasiado sueño y decido irme a dormir. "Mañana me espera un día intenso" pienso.

Al día siguiente:
Suena el despertador y estiro el brazo para apagarlo, me giro y veo a Pablo mirándome con una sonrisa, me acerco y le doy un suave beso. Él me toca la tripa con dulzura mientras yo le devuelvo la sonrisa. Me dirijo a la ducha y mientras me cae el agua pienso en la idea de Vanesa, "Madre mía Irene, es una locura. Pero quizás sea lo mejor, así se te pasa la tontería y dejas de pensar en Inés" Pienso, estando ya convencida de que lo que ha pasado ha sido momentáneo y que obviamente no me gusta la pija.
Salgo de la ducha y me termino de vestir. Pablo hace lo mismo y desayunamos.
Esperamos hasta que llegue mi madre para quedarse con los niños y vamos hacia el congreso. Ya en el coche, yo sigo pensando en lo que voy a hacer y me sale una sonrisa con sólo imaginármelo.
De repente me suena el móvil. Es un mensaje de Vanesa "Hoy besas a tu naranjita no? Ten cuidado que no te deje el pintalabios en los morros. Te quiero"
Me rio y muevo la cabeza en forma de negación. "No tiene remedio mi Vane" Pienso. Le contesto un: "La besaré pa' que me dejes en paz, pero veras que será un beso sin más. Yo también te quiero, amiga."
—¿Con quién te ríes tanto, cariño? - Me pregunta Pablo.
—Con Vane, que me está contando una cosa que le pasó esta mañana.—Le digo fingiendo una risa.
Él se ríe también y seguimos el trayecto hablando sobre la reunión.
Llegamos, saludamos a todos los del partido y cada uno se sienta en su sitio cuando de repente la veo entrar. Va preciosa, con una chaqueta naranja. Me río y pienso "Que extra". Ella me mira y me saluda con la mano tímidamente. Le devuelvo el saludo con una sonrisa y ella sonríe también.
En la reunión la veo con el móvil y decido enviarle un mensaje: "Veo que muy atenta no estás, no?"
La veo sonreír a lo lejos y una respuesta aparece en mi pantalla "Jajajaja y tú tampoco por lo que veo". Trato de disimular la sonrisa y le contesto
"¿Cómo estás Inés?"
Ella rápidamente me contesta "Mejor, gracias. Te debo una."
"No me debes nada, tranquila. ¿Nos vemos luego?" Le respondo mordiendome el labio.
"¡Claro!, ¿en la cafetería?" Me escribe rápido.
" Ok" le contesto y dejo el móvil para que nadie nos pille.
Al acabar salimos todos y en el pasillo me acerco a Pablo.
—Pablo,me voy a quedar un rato más aquí a organizar lo de la reunión de portavozas, nos vemos en casa.
–Vale, cielo, nos vemos en casa. Me da un beso en la mejilla y me dirijo hacia los despachos. Cuando le veo salir por la puerta me dirijo a la cafetería y veo a Inés sentada allí.
–¡Hola Inesis!
–Uy, que confianzas son esas? — Me contesta sonriendo con sus ojos achinados.
Ella pide un sándwich vegetal y yo me pido una hamburguesa.
—Eso, eso, alimentándote bien! —me dice en tono de burla.
–Tengo que comer por dos, reina. —Le respondo acariciandome la tripa. Me sonríe de forma tierna al ver mi gesto.
Pasamos el rato hablando de todo un poco, entre risas. Aunque en mi cabeza rondaba la idea de besarla, no veía el momento indicado para hacerlo.
De repente me saca de mis pensamientos y me dice:
–Me encantaría quedarme más, pero tengo que hacer cosas en casa.
–Sí, te entiendo, en realidad yo también.
Caminamos hacia el garaje y me mira:
—¿Te vas en taxi o en coche?
—En coche, ¿tú?
—Yo también. Era por si necesitabas chófer. —Me dice entre risas—
—¿Debería fiarme de una pija conduciendo? Seguro que eres de las que se retoca el maquillaje en mitad de la autopista.
–¿Perdona? —Dice mientras me da un golpe en el brazo y frunce el ceño— No es verdad.
–Eso habría que verlo. —Contesto riéndome—
–Cuando quieras.
Ya hemos llegado al garaje. Estamos delante de mi coche y nos despedimos.
–Bueno... Muchas gracias por todo, Irene. De verdad.
–¡Que no me des las gracias! Nos vemos otro día y me das una vuelta entonces, no?
–Pero trae seguridad. No vaya a ser que me apetezca maquillarme.
–No tienes remedio. —Contesto entre risas—
–Hasta pronto, perroflauta. —Me dice mientras me abraza—
–Adiós, naranjita!! Ten cuidado en la carretera!
No encontraba el momento y no he sido capaz de besarla, pero sabía que si no lo hacía iba a estar pensando en ello y para colmo, tendría que aguantar a Vane. Así que bueno, yo ya sé que no me gusta, que somos sólo compañeras, por lo que decido arriesgarme.
–Inés, espera!
Se gira y viene hacia mí.
–Dime Ire
Le retiro un mechón que le caía por la mejilla. Nos miramos a los ojos durante unos segundos y al final sí, corto la distancia que había entre nosotras y uno mis labios con los suyos.