Cuatro

2.9K 204 20
                                    

—Es un idiota. —Masculló saliendo del salón de artes, dejando su mochila sobre su hombro pasó lentamente por los pasillos de la preparatoria, las clases habían acabado poe lo que ya era hora de irse.

Soltó un fuerte suspiro y tocó sus sienes con ambas manos, detestaba a las personas como Hidan, con él específicamente había tenido problemas gracias a su estupidez.

—Oye, rubia. —Pasó uno de sus brazos por loa hombros de Temari, pegándola a él.

—¿Y tú qué? —Lo alejó de inmediato, arregló su chaqueta dándole una mirada de desaprobación.—No tenemos confianza como para que andes haciendo cosas como éstas, Deidara.

—Deberías ser menos amargada. —Asintió cruzándose de brazos siendo ignorado por Temari, era obvio que él y Hidan tenían una amistad o algo así, por lo que se mantendría lejos. Mientras menos hablaran mejor.—No me ignores, es de mala educa- ¡Oye, oye! ¿Qué pasa? —Los azulados ojos de Deidara vieron con cierto terror el rostro pálido de Temari, quién tenía una mano en su boca, cubriéndola.

—No es nada. —Con la otra mano se aseguró de mantener el equilibrio podándola sobre la blanca pared a su lado.—Un simple mareo, es todo.

—Un simple mareo, ah. —Alzó una ceja mirando con curiosidad.—¿Ya comiste? —Indagó.

Fue mala idea preguntarle, ya que oír esa simple palabra le causaba repulsión.

—Sí. —Mintió, no había comida nada, ya que luego de haberse desmayado prefirió no hacerlo, sí, no fue la mejor idea.—Tal vez es sólo falta de sueño. —Inhaló y exhaló repetidas veces, si Gaara la viera de esa forma de seguro la arrastraría directo hacia el hospital que estuviese más cerca. Ella no quería, detestaba los hospitales.

—Vamos, te llevo a tu casa. —Le tendió su mano para que ella la tomara, aunque fue rechazado inmediatamente.

—¡Estoy bien! Puedo irme a casa sola. —Siguió caminando, todo se había comenzado a ver borroso, pero aún así no aceptaría la ayuda de Deidara.

Deidara, que no solía ser alguien que fuera ofreciendo su ayuda por ahí y por allá -y menos si hablamos de alguien como lo era Temari- se sintió ofendido al no haber sido aceptado.

—Bien, si no quieres no voy a insistir. —Pasó ambos brazos detrás de su cabeza y se dio media vuelta para marcharse.

Temari, al ver que Deidara se había ido se sintió un poco más calmada y tranquila, ella creía que él se estaba entrometiendo demasiado, y eso no le agradaba para nada.

—Tú definitivamente eres demasiado terca, no puedes mantenerte en pié y aun así eres capaz de decir que puedes irte sola, claro.

Y ahí estaba él de nuevo... Últimamente se estaba apareciendo bastante seguido por la vida de Temari, como si fuesen paseos.

—Claro que puedo hacerlo. —Temari tenía el orgullo muy enmarcado y para nada iba a aceptar la ayuda de Shikamaru, por muy mal que se sintiera.—A ti de todas formas no te importa como esté.

—Cielos... —Susurró.—Qué problemático es todo esto... Anda, vamos. —Tomó a Temari del brazo delicadamente, guiándola con él.

—No te pases de listo conmigo. —Intentó liberarse, pero sentía que las fuerzas ya no la acompañaban. ¿Por qué justo a ella? —No me iré contigo.

—No te estoy preguntando, además sabes que si de personas tercas se trata conmigo no tienes oportunidad alguna de ganar. Y no te haré nada malo, de cualquier forma ya pasó algo entre nosotros... —La miró de reojo, viendo su expresión cambiar.-Nunca haría algo en contra tuya si no quieres que pase, a no ser que...

The father of my son┊Shikatema Where stories live. Discover now